Capítulo 13

912 94 3
                                    

Ese día no pude regresar al salón de clases, el corazón no dejaba de latirme con fuerza, sentía su respiración en mi nuca, me sentía sucia, usada, maltratada y totalmente desdichada, me avergonzaba a mi misma verme en esa situación, Kouga solo me utilizaba para satisfacer sus necesidades, no pude escapar, no pude huir, él había cerrado la puerta con llave y nadie podía escucharnos, me humilló como niña, como mujer, fue entonces cuando me di cuenta que jamás iba a ser la misma, siempre había sido una chica alegre y optimista, pero ese solo fue el primer día en que todo se volvió oscuro para mí…

Las lágrimas no dejaban de salir de mis ojos al recordar por escenas pausadas todo lo que Kouga me hizo, me impidió la libertad, literalmente me arrancó el uniforme, le implore que se detuviera pero por más que suplicaba él no paró, me tomó por los hombros impidiéndome escapar, me beso a la fuerza con violencia y tuve que prepararme para aceptar mentalmente lo que pasaría, él no se iba a detener… él me iba a violar. Fue entonces que súbitamente se detuvo, por un momento pensé que se había arrepentido y se disculparía, pero buscó su celular en el short que anteriormente se había quitado y colocó la pantalla en mi cara haciendo una gran sonrisa de victoria. Allí se podía ver un vídeo, era verdad que el maldito había grabado nuestros encuentros durante todo este tiempo y sin mi consentimiento, yo lo mire totalmente asustada.

Kouga: Obedece o tus padres verán esto.

En un ataque repentino de furia, saqué valor de quién sabe dónde y le arranqué el teléfono de las manos para estrellarlo contra la pared, lo miré desafiante y él solo volvió a reír.

Kouga: Es obvio que tengo más copias como esa preciosa… Harás lo que yo diga si no quieres que lo enseñe…

Kagome: Aún si se los enseñaras, ellos me seguirían amando, son mis padres *Lo miré segura de mi misma*

Kouga: *Volvió a reír* ¿Entonces qué te parece enseñarselo a todo el colegio?

Kagome: Tú también tendrías problemas con los profesores.

Kouga: Pues no me importa… Soy un hombre, la que sufrirá serás tú, te verán como a una cualquiera, como una puta y a mi me verán como un héroe, alguien que logró acostarse miles de veces con la chica más “inocente” del salón.

Odiaba aceptarlo pero el maldito tenía razón, en una sociedad como esta, la mujer tenía todas las de perder, y yo… bueno, yo no soportaría una humillación como esa, era vergonzoso y además mis padres… no podía ni siquiera pensarlo.

Kouga: Seguirás siendo solo mía para siempre, te guste o no.

Y entonces no tuve opción, intente gritar, intenté huir pero nada funcionó y aún cuando hubiera podido hacerlo, estaba segura que Kouga sería capaz de humillarme públicamente en el colegio o donde él se lo propusiera, baje la mirada al suelo y empecé a llorar, en silencio y él se acercó a mí para darme un beso en la cabeza, el beso de Judas.

Kouga: Ven… te haré sentir bien…Sabes que soy el único que puedo hacerlo.

Kagome: Eres un…

Kouga: Cállate y obedece.

Obedecí… obedecí igual que lo hiciera un perro, no quería pasar por aquella humillación pero Kouga tenía todo el poder sobre mi, desde ese día tuve que acceder a todo lo que me pedía sin rechistar, sin negarme, sin decir una palabra, me sentía como un trapo sucio, me sentía una basura, jugaba tanto mentalmente conmigo que empecé a creer que si hacía todo lo que me pedía, iba a estar bien, contaminó tanto mi mente con su perversión que llegue a un momento en que ya no sentía nada, ni siquiera el dolor en mi intimidad cada vez que me penetraba sin estar lista… me sentía solo una muñeca, solo me buscaba para eso y nunca más escuche una palabra de cariño, una palabra de amor de su parte… lo único que escuchaba eran sus frases asquerosas que solo me causaban repugnancia… ¿Pero qué podía hacer?... <<Deja de llorar perra>> <<¡No niegues que te gusta maldita sea!>> <<¿Te gusta verdad? Solo yo puedo hacerte sentir eso y solo yo te lo haré toda la vida>> <<Así me gusta, que te calles esa boca y solo disfrutes>> Todas esas frases y muchas más las decía mientras utilizaba mi cuerpo para su beneficio, empecé a vivir con miedo, sus amenazas y su manera tan repulsiva de ser me causaban escalofríos, la única razón de no haber quedado embarazada fue que tomé pastillas anticonceptivas todo el tiempo y aunque fuese en desorden, no quería tener un bebé y menos de un padre tan maldito como él, mis notas empezaron a bajar, la ansiedad era todo lo que empecé a sentir, mi mente no dejaba de dar vueltas en el mismo punto… Kouga.

Todos los chicos son igualesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora