Capítulo 58

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Las clases pasaron con tanta lentitud que me carcomían los nervios, necesitaba resolver este lío rápidamente, antes de que este problema poco a poco destruyera los muros de mi familia, no dejaba de ver el reloj y eso solo hacía que los minutos pasaran más lento de lo normal, Bankotsu me veía con odio cada vez que cruzábamos miradas porque aún quería una explicación que no le pude dar ya que en el momento en que iba a hablar, Sara apareció allí en la puerta; Inuyasha me miraba suplicante ya que las palabras no le alcanzaban para disculparse conmigo y Sango era la única que me apoyaba porque le expliqué todo la tiempo, Miroku por su parte no hacía más que vernos a los cuatro con duda porque no entendía absolutamente nada de esto…

¡Por fin las 12! Me valieron un pepino las clases vespertinas porque cuando la campana sonó, salí disparada como una flecha junto con Inuyasha, las explicaciones para Bankotsu podía esperar, me urgía más destruir este problema desde la raíz y la única manera de lograrlo era hablando con ese hombre que se hacía llamar un buen padre para Inuyasha, Inuyasha manejo tan rápido que en menos de 25 minutos ya estábamos allí, tiré la puerta del auto y me encamine con pasos decididos a la puerta de la mansión, una criada abrió la puerta y justamente cuando me dirigía al despacho con un claro enojo en mi cara, me detuve.

¿Por qué? Simplemente porque pensé mejor las cosas, si llegaba con ese humor de perros frente al padre de Inuyasha, iba a arruinar el drama que el arme en aquella fiesta ¿Que iba a pensar si llegaba como loca a gritarle un montón de tonterías? Que era solo una niña, inmadura y caprichosa, todo lo contrario a como me mostré aquel día, sofisticada, con clase y seductora… toda una mujer, y si eso parecía, debía seguir actuando como tal; así que inhale todo el aire fresco que en ese momento se coló por los grandes ventanales al lado del despacho y justamente en ese momento Inuyasha apareció detrás de mí.

Inuyasha: ¿Estás lista?

Kagome: *Sonreí* Ahora lo estoy…

Educadamente, Inuyasha tocó la puerta de la estancia y se escuchó la voz de su padre “Adelante”, Inuyasha abrió la puerta suavemente y el hombre levantó la vista, regalándole una gran sonrisa y quitándose los lentes, por dentro quería ir y darle un puñetazo en la cara pero por fuera… tuve que dirigirle una gran sonrisa elegante.

Inu No: Adelante, puedes tomar asiento, Inuyasha, tu madre te está esperando en la sala de proyecciones de la mansión.

Inuyasha lo vio confundido, era como si Inu No quisiera deshacerse de él durante mi estancia allí, Inuyasha, frunció el ceño.

Inuyasha: Ya te dije que ella no es mi madre y además ¿Para que quiere hablar conmigo? Nunca tenemos de que hablar.

Inu No: ¿Pues hoy es un buen momento para empezar no crees?

Inuyasha: ¿Que…?

Inu No: *Roló los ojos* Solo ve, Inuyasha.

Manipulable, total y absolutamente manipulable, eso fue lo que pensé al verlo dirigirse a la puerta un poco confundido y cerrarla detrás de su espalda, volví a ver a los ojos a ese hombre con una sonrisa.

Inu No: Es una agradable sorpresa tenerla aquí señorita Higurashi, me sorprendió mucho saber que vendría a mi casa para charlar conmigo.

Kagome: No tanto como mi sorpresa al darme cuenta que usted era el socio de papá…

Inu No: Ahh eso… desde aquel día que te cruzaste conmigo en la fiesta me dio mucha curiosidad saber sobre la procedencia de su… *Soltó una risita* Asombrosa familia y su apellido… Los Higurashi.

La sonrisa pronunciada del hombre solo me hacía enfurecer por dentro, era obvio que se quería burlar de mi.

Inu No: Solo es una familia que trata de crear un pequeñísimo negocio naciendo de la basura de la cuidad *Yo fruncí el ceño* Se todo de ustedes *Se puso de pie* Se que tú padre tuvo que ahorrar desde que naciste para poder pagar sus deudas y poco a poco, en estos 18 años ha buscado la manera de crear ingresos para su pobre familia… sé que tu madre a penas terminó la escuela porque salió embarazada de ti a las 16, no son más que un par de fracasados que tratan de llegar a la cima de la nada…

Todos los chicos son igualesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora