CAPÍTULO SÉPTIMO | Momentos memorables

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Un elegante puente había sido construido en la calle Apton, era un bello lugar el cual decenas de jóvenes parejas visitaban a la media noche, para lanzar una moneda al arroyo y pedir un deseo.

Denisse era una bella joven, que junto a su novio Nick se sentó al borde del puente esperando que llegaran las doce la noche.

—¿Quién lanzará la moneda? —preguntó Nick con su encantadora sonrisa.

—¿Cara o cruz? —mostró Denisse una pequeña moneda en su mano antes de lanzarla a la suerte.

—Siempre elijo cruz —ella lanzó la moneda y al atraparla la suerte estaba de lado de Nick.

—Ahora pide un deseo y no me lo digas, es importante que no se lo digas a nadie, de lo contrario el deseo no funciona ¿entiendes? —explicó Denisse entregándole la moneda.

—Si tú lo dices —asintió antes de lanzar la moneda al arroyo.

°°°

El pastel desparramado en la pared de la cocina era el campo de una guerra entre dos colores opuestos: rojo y azul, quienes se peleaban por tener el control de la oscura habitación; en la incisiva batalla, por momentos prevalecía el azul, pero en otros el rojo era el gran vencedor. Aún con el juego de matices luminosos que luchaban por conquistarlo, el pastel ya estaba echado a perder por más que lo quisieron evitar, era irreversible. Las luces del coche de policía aparcado fuera de la casa entraban por la ventana y se tomaban las habitaciones oscuras entre aquel juego de colores azul y rojo.

Caminaban de la mano por la carretera cuando se percataron que una patrulla de policía se hallaba frente a su casa.

—¿Qué sucedió? —preguntó Denisse confundida.

—¡Por Dios! —expresó Nick con sorpresa—. Le dije a Claire que no habías llegado y luego llamé a Karla.

Jake y Will estaban afuera en el césped de la casa hablando con la policía hasta que vieron a sus padres acercarse.

—Disculpen —sonrió Will al oficial—. Creo que acaban de llegar.

—Iré a decirle a Karla y Claire que están bien —caminó Jake hacia la casa sin fijarse en el gnomo de cerámica sobre el que se paró he hizo pedazos.

—Creo que a papá no le va a gustar eso —dijo Will con desagrado.

—Le daré uno nuevo ¿cuál es el problema? —respondió Jake mientras seguía caminando hacia la puerta.

La patrulla informó que habían aparecido los ancianos durante un par de minutos, Nick le explicaba al policía lo ocurrido pidiendo disculpas. Cuando los oficiales subieron a la patrulla Karla salió corriendo a recibir a sus padres en el jardín.

—¿Estás bien? —preguntó Karla mientras abrazaba a su madre—. Estaba muy preocupada por ti.

—No pasa nada, está todo bien —contestó Denisse mientras correspondía aquel tierno abrazo—. Lamento haber provocado todo esto.

—No pude esperarte —explicó Nick cuando Karla le abrazó a él—. No podía quedarme quieto, así que salí a buscar a tu madre.

Jake y Will los esperaban en la puerta alegres de saber que nada malo había ocurrido. Nick se percató que Bob estaba destrozado así que caminó hasta allí y se agachó para tomar algunas de sus partes.

—Fue un accidente —explicó Jake yendo hasta él—. Lo lamento.

Nick dejó los pedazos de Bob allí y se puso de píe.

No me sepulten todavíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora