—Nick es demasiado testarudo para entender las decisiones de otros, pero se esfuerza, ni siquiera para mí es fácil asumir lo que haces. Ninguno puede culparte de lo que siente o lo que ocurra, ni siquiera él. Sé que no es el hombre perfecto, ni el más comprensivo, pero te ama y es algo que siempre envidié tener, es algo que cualquiera envidiaría: tener alguien que ame. No como la gente ama, sino alguien de verdad. Pero cuando pones al final contra algo tan real, es difícil no entrar en conflicto, es como si todo eso que era felicidad ahora se volviera en contra. Le cortas las alas. Nadie quien haya vivido algo como lo suyo quisiera darse cuenta de que termina.
Claire acababa su discurso mientras caminaban por la acera, Denisse sostenía el paraguas, aunque ni siquiera llovía esa tarde. Su paseo era frío y bastante gris, no sólo por sus palabras, sino por la soledad y el silencio que agolpaba la calle.
Dos mujeres mayores paseándose bajo el cielo gris, con sus miradas tan pérdidas en el camino que su paso era pura inercia sin rumbo fijo.
—Mientras unas historias terminan, otras apenas empiezan —sonrió Denisse, a pesar de que su mirada sumergida en tristeza.
Aquel era un absurdo intento por encontrar algo bueno a lo cual referirse, cambiar de tema, enfocarse en algo menos doloroso. Tenía el don para transformar el ambiente, pero esa vez fracasó por completo y lo supo en el silencio.
Unos pasos más adelante, casi antes de doblar en la esquina, Claire decidió aceptar el comentario de Denisse:
—No veo a Joe como el principio de algo. —Metió las manos entre sus bolsillos tratando de encontrar algo de calor—. Pienso que también es un final, sólo que algunos finales no son tristes.
—Hablas como si no hubiera vida más allá de mi muerte.
—No será un final feliz para nadie. ¿Has pensado en las orquídeas?
—En cuanto las orquídeas hay dos destinos posibles, uno es que te canses de cuidarles y entonces mueren, sólo basta con dejar de regarlas. El otro fin, es que crezcan de tal manera que no haya lugar para ellas en la casa, de una o de otra forma, las orquídeas tendrán que salir.
El recorrido culminó antes que su tertulia, por lo que se detuvieron frente a la casa de Denisse, ella cerró el paraguas y lo guardó en su bolso.
—Sé que Nick no permitiría que cerrarás las opciones —comentó Claire—. Es la clase de hombre que deja que tomes tu decisión, pero eso no significa que mantenga otras puertas abiertas.
—No es alguien que se resigne.
Denisse miró hacia el cielo preguntándose qué hacía falta para que lloviera, pero aún más martillaba en su mente qué hacía falta para que Nick desistiera por completo.
—Confié que Nick dejaría otro camino para ti hasta que ya no pudiera más, no digo que lo tomes, pero está ahí, la posibilidad de prolongarse un poco más.
—¿Conspiran para hacérmelo más difícil? —bromeó Denisse—. Deberías hacer tú el té de hoy.
°°°
Cuando Nick detuvo el auto frente a su casa, Karla se quitó el cinturón de seguridad. El ruido del motor cesó al sacar las llaves del Volkswagen.
—¿Volverás a salir? —preguntó Karla al percatarse de que no entraría el vehículo en el garaje.
—Hay que llevar el auto donde Bill, ya pospuse demasiado esa visita. Sólo subiré por el dinero.
—¿Quieres que te acompañe?
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No me sepulten todavía
RomanceSon pocos los amoríos que cruzan la barrera de la juventud, aquella época de las aventuras, los riesgos y las nuevas experiencias, pero todo tiene un final. La vejez es, por excelencia, la antesala a la muerte y no hay mejor momento para despedirse...