CAPÍTULO DÉCIMO TERCERO | Tragos de nostalgia

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Aquel golpe constante le recordaba a la ruidosa batería que tenían en garaje cuando Jake tocaba con su banda de rock, retumbaba una y otra vez en toda la casa, desde los cristales de la ventana hasta la porcelana de los platos en la alacena. Era más de la media noche y el golpeteó que provenía de la cocina parecía no encontrar momento para detenerse, peor aún no permitía ser ignorado. Se trataba de aquella clase de sonidos que de día pueden resultar tolerables e incluso imperceptibles, pero que de noche podían causar el insomnio más infernal.

Denisse no pudo contener su impulso de bajar y ver que sucedía. Nick no estaba en cama y ella se preguntaba que sucedía abajo con su esposo. Enfadada por el sueño interrumpido llegó hasta el primer piso.

—¿Qué estás...? —preguntó interrumpidamente al asomarse a la cocina—. Tiene que ser una broma.

En sus manos tenía un cincel y un martillo con el que terminaba de romper la pared para quitar la mancha de pastel. Nick se quedó mirando a Denisse cuando el tramo de pared cedió y cayó al dejar un enorme hueco en la pared.

—Estaba quitando la mancha de la pared —contestó tímidamente dejando las herramientas de lado.

—¡Rompiste el muro! —refutó ella tratando de entender—. ¿Por qué no usaste los limpiadores?

—Lo hice —explicó poniéndose de pie y señalando un conglomerado de productos de limpieza en una esquina de la cocina—. Pero no funcionaron.

—Podías sólo quitar la pintura, no tenías que hacer un hueco en la pared.

—Intenté que saliera, no lo logré, así que decidí arreglar el problema de raíz.

—¿A esto llamas 'arreglar el problema'? —preguntó Denisse dándose la vuelta para subir las escalas.

—Lo siento —exclamó al perseguirla fuera de la cocina—. Puedo arreglarlo, arreglarlo de verdad.

—Ven a dormir —ella se detuvo a mitad de las escalas y volteó a mirarle—. Mañana arreglaremos esto juntos.

Antes de apagar la luz y subir al cuarto Nick se quedó mirando aquel desastre en la cocina durante un largo momento, luego sólo bajó el interruptor de la luz.

°°°

Nick cargaba el pedazo de pared bajo el brazo, llevaba una chaqueta de cuero y una camiseta negra. Besó a Denisse antes de salir al momento que casualmente alguien tocaba el timbre.

—Hola, Claire —saludó mientras pasaba de largo luego de abrir la puerta—. Adiós, Claire.

Denisse se acercó a recibir con emoción a Claire y dejarla pasar adentro.

—¿Eso era...? —pregunto Claire cuando miró desde la puerta el hueco en la pared de la cocina.

—Si, la mancha en la pared —sonrió Denise forzosamente—. Es decir... la pared de la mancha.

A Nick le resultó incomodo sacar la billetera para pagarle al taxista una vez habían llegado a su destino, se sintió ridículo al hacerle detenerse más tiempo del necesario junto a la acera.

—Lo siento —le pasó el dinero por encima del hombro.

Abrió la puerta y sacó su pedazo de pared del taxi con cuidado de no golpear la puerta o romper la cojinería. Suspiró mirando el letrero de la taberna mientras el coche se iba. El anuncio decía: 'Water & wine'. Se trataba de un bar con decoración vintage que llevaba años en la ciudad, en algún momento era una prestigiosa taberna a la cual acudían personas importantes los viernes en la noche o los lunes de bancarrota, nunca era un mal día para el WW (como lo llamaban en su época). El entapizado de ladrillo y las baldosas que asemejaban ser tablas de madera.

No me sepulten todavíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora