No me sepulten todavía

Epílogo

Pasaron varios meses desde el funeral de Nick. Joe y Claire decidieron vivir juntos y formar familia con sus gatos. Whitney consiguió trabajo en un café bar al centro de la ciudad, y su padre continuó con el tratamiento para recuperar a movilidad de sus piernas. Will y Jake continuaron con sus vidas familiares y laborales.

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Karla estaba en el mecánico, ya el Volkswagen estaba listo y reparado, se vía como nuevo, para Bill había sido una obra de arte. Ella subió al coche y encendió el motor sin decir una palabra, aquella vibración y la fuerza que transmitía el viejo escarabajo sólo podía recordarle a su padre, era similar a escuchar el latido de su corazón, el acento de sus palabras o los ronquidos cuando se quedaba dormido. De modo que arrancó colocando la radio de su padre.

Mientras recorría la ciudad de noche decidió llamar a su madre por el teléfono.

La casa estaba igual, aunque con algunos juguetes de Josh y Charles regados por la alfombra. El lugar desde la muerte de Nick era bastante solitario y muchas cosas con el tiempo habían perdido el sabor.

—Es hoy, ¿verdad? —preguntó Karla.

Denisse sostenía el teléfono mientras miraba al comedor con cierto dolor y nostalgia.

—Así es —asintió Denisse—. No tardes en llegar.

La llamada terminó y Denisse se acercó a la mesa.

Tomó un encendedor para prender las velas que formaban el número setentaiuno sobre un pastel, el cual tenía el nombre de Nick escrito con crema.

Denisse dejó escapar un suspiro y cerró los ojos.

No había nadie alrededor, nadie cantó el feliz cumpleaños. Sólo estaba ella. Era la única que tenía corazón para algo así.

Había perdido todo el cabello a causa del tratamiento y se veía mucho más delgada, pero estaba luchando y eso había deseado Nick hasta el final: que se aferrara a la vida tan fuerte como fuera posible y que se atreviera a ser feliz una última vez.

—Feliz cumpleaños, Nick —susurró con una sonrisa dulce y tierna.

Con sus ojos cerrados sopló las velas y pidió un deseo por Nick.