El azul había ganado la guerra finalmente, lo había asumido todo a su paso; no sólo era el color dominante, era el único, el que se había impuesto por sobre todo sin dejar lugar a otra cosa.
El reducido espacio sumado a esa sensación de encierro ocasionaba en ella una especie de ahogamiento y pánico, sin embargo, eran cosas que podía tener bajo control. El impulso a querer huir de ese lugar era intenso y para manejarlo, cerró sus ojos al suspirar y pensó en Nick, hacerlo siempre funcionaba.
—¿Cuánto se tardará? —preguntó Nick al hombre de bata que le acompañaba a mirar detrás de un vidrio en otra habitación.
—Faltan unos minutos más —respondió con mucha frialdad.
Sólo Nick obtuvo la autorización para observar la resonancia; Claire, Karla, Will y Jake se hallaban sentados en la sala de espera junto a la dispensadora de comida. Las palabras se reservaban con cautela en ese lugar, estaba diseñado para poner aprueba la paciencia y la calma de las personas, de tal manera, que el tiempo era más lento ahí que en cualquier lugar del planeta.
—¿En verdad arruinaste el gnomo de papá? —preguntó Karla irrumpiendo el silencio al mirar a Jake con indignación.
°°°
Limpio y reluciente, todo el consultorio hasta la perfección, el más mínimo rincón se hallaba aseado con detalle. Todo fue puesto en una posición precisa sin lugar para el error humano. Los diplomas en la pared alineados, los colores combinaban con exactitud, el escritorio encajaba en las grietas que separaba cada baldosa en el piso. Incluso el doctor que les atendía parecía ser parte de la decoración. Lo único que contrastaba contra aquella pureza y precisión divina era Nick y Denisse, sentados al otro lado de la mesa.
—Aún si procediéramos ahora con los tratamientos, no sabemos a ciencia cierta si pueda recuperarse; tendríamos que hacer una operación y empezar con la quimioterapia. Personalmente sugiero que piensen bien la decisión que vayan a tomar —explicaba el doctor detrás del escritorio en un ordenado consultorio—. No es económico, el seguro médico no cubre el tratamiento y valdrá una fortuna. Las probabilidades de lograr una recuperación son bajas, no podemos certificar que el cáncer no vuelva a surgir en unos meses o unos años. A veces estas cosas no funcionan y lo único que hacen es prologar lo inevitable.
—¿Es cáncer terminal?
—Podemos intentar la quimioterapia, pero hay pocas posibilidades que funcione —respondió el médico.
—¿Cuánto tiempo de vida?
—Las cifras nunca son exactas y ahora es difícil calcular algo; imagino que sin la quimioterapia serán seis meses o un año de vida con suerte; con la quimioterapia esa esperanza de vida aumenta considerablemente a cinco años incluso más en algunos casos.
Denisse estaba completamente ausente de la conversación que Nick tenía con el médico, oía sus voces lejanas e inaudibles, como si ella se encontrara sumergida en el agua y en verdad sentía ahogarse sentada en aquella silla.
—El seguro médico puede cubrir algunas sesiones de terapia psicológica para afrontar esta clase de situaciones de la mejor manera —prosiguió el médico mientras Nick se percataba de la ausencia de Denisse.
—¿Puedo pedirle un favor? —dijo Nick el doctor asintió—. No creo ser la persona capaz de hablarle a mis hijos en la sala de espera de la situación de su madre, ¿podría sacar dos minutos para que usted les comunique este lamentable suceso?
°°°
Esa era la parte de la obra en que la partitura indicaba un largo y profundo silencio. Ni un solo ruido, ni una sola palabra. Sin embargo, la mudez armonizaba a la perfección con las notas más inverosímiles que sonaban en su mente.
ESTÁS LEYENDO
No me sepulten todavía
RomanceSon pocos los amoríos que cruzan la barrera de la juventud, aquella época de las aventuras, los riesgos y las nuevas experiencias, pero todo tiene un final. La vejez es, por excelencia, la antesala a la muerte y no hay mejor momento para despedirse...