El coche estaba volcado a varios metros de la carretera. El accidente hizo que Nick perdiera la consciencia, la ayuda tardó mucho en llegar a socorrer al viejo atrapado en el Volkswagen. El vehículo estaba destrozado, pero la radio estaba intacta y seguían sonando las viejas canciones de Nick.
Nick volvió en sí cuando los paramédicos lo montaban a la ambulancia en una camilla. El juego de luces rojas y azules permeaba todo el alrededor, por lo que se asustó al despertar en medio de toda la escena.
—Denisse... Deni... —dijo antes de desmayarse de nuevo.
Los paramédicos cerraron la puerta y la ambulancia aceleró a toda prisa desapareciendo de la escena al final de la calle.
°°°
La noche avanzó y al sonar el teléfono Karla detuvo la música para contestar.
—¿Hola?... Soy su hija... ¿Está todo bien?...
Karla tomó un lapicero y tomó nota en una pequeña libreta. Su expresión decaía a cada palabra que escuchaba a través de aquel teléfono. Empezaba a sentir un nudo en la garganta y desesperación hasta que el silencio volvió una vez colgó la llamada.
—Muchas gracias, feliz noche.
Ya no llevaba zapatos, por lo que sus pies descalzos sin hacer mucho ruido entre las sombras del corredor llegaron hasta la habitación de sus padres.
—Mamá —llamó Karla luego de golpear la puerta un par de veces.
El piso estaba helado a pesar de que la lluvia se había detenido, era una noche demasiado fría para ser parte de la primavera, pero no era algo que a ella le importara en ese momento.
—Pasa —contestó Denisse al otro lado.
Las bisagras rechinaron cuando Karla abrió la puerta despacio.
—Escuché el teléfono —dijo ella mirando por encima de los lentes a su hija. Denisse estaba sentada en la cama con los pies bajo las sábanas mientras sostenía un libro en sus manos. —¿Qué ocurre?
—Es papá...
°°°
Aquel viaje en el coche de Will hacía el hospital fue una angustia constante. Ninguno se atrevía a decir una palabra en todo el camino, por lo que el silencio daba cabida a la preocupación desesperada de todos.
Denisse iba con Karla en los asientos traseros y Will conducía a solas en la parte de adelante, cada uno en inmerso en su propia angustia.
Al llegar al hospital se encontraron con Jake en la sala de espera, quién no hacía mucho también había llegado.
—¿Dónde está? —preguntó Will.
—Aún no dejan que lo veamos —contestó Jake con mucha tristeza por su padre—. Despertó hace un momento, parece que van a tener que operar.
Jake abrazó a su madre compasivamente.
—Creo que estará bien —dijo él, aunque le costaba creerlo—. Hay que esperar a la doctora.
Denisse no pronunció una sola palabra, su mirada de perplejidad daban cuenta de lo difícil que le resultaba afrontar lo que pasaba. Su mente estaba atestada de ideas que no tenía nada claro, el único sentimiento que podía definir era el miedo, el terror que lo producía pensar que algo le había pasado a su Nick.
Ella asintió sin saber muy bien lo que Karla le decía, de modo que Karla salió a buscar café para traer.
Los minutos transcurrieron lento, Karla regresó con varios vasos de café en una bandeja para su madre y sus hermanos que seguían sin obtener respuesta. Will y Jake tomaron de su café como si fuera licor para pasar el mal rato, pero Denisse no llegó si quiera aprobarlo.
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No me sepulten todavía
RomanceSon pocos los amoríos que cruzan la barrera de la juventud, aquella época de las aventuras, los riesgos y las nuevas experiencias, pero todo tiene un final. La vejez es, por excelencia, la antesala a la muerte y no hay mejor momento para despedirse...