16.

5.7K 444 48
                                    

Despertó rodeaba por los brazos de Yuta mientras su rostro estaba escondido en el pecho del mismo. Se separó un poco y sonrió al verlo a su lado. ¿Cómo le era posible ser hermoso aún dormido? Acercó su mano y acarició suavemente su rostro, a lo que Yuta reaccionó con una sonrisa (aún dormido), gesto que la contagió y llenó de ternura.

Rogaba en su interior que no se estuviera equivocando con él. Le gustaba muchísimo y no quería pasar por una decepción gracias a él; al menos no tan pronto. Después de unos minutos, cerró los ojos tratando de reconciliar el sueño, pero no pudo ya que su celular comenzó a sonar por algún lado de la casa.

Sabía que era el suyo, pues Yuta no tendría a Block B como tono de llamada. Se levantó cuidadosamente, tratando de no despertarlo, algo que logró exitosamente y caminó hasta la sala. Se dejó dirigir por el ruido del móvil hasta que lo encontró. Era Yukhei quien la llamaba.

Aclaró su garganta y contestó.

—Yukhei...

___, ¡al fin contestas! Deja de estar de floja, y ya que ayer no pudiste salir con nosotros quería invitarte a desayunar, ¿qué dices? —claramente Yukhei se escuchaba emocionado. No podía negarse, no debía dejar a su amigo del lado, después de todo él era primero y más importante—. ¿Estás ahí?

—Ah, sí, sí. Claro, por supuesto que quiero ir.

Bien, pasaré por ti.

—¡No! —se apresuró a decir— Digo, sí pero dame tiempo para alistarme.

Como quieras, sólo avísame cuando estés lista.

—Lo haré. Adiós.

Adiós. —seguidamente escuchó el pitido que indicaba que la llamada finalizó. Suspiró y fue hasta la habitación de Yuta para tomar sus pertenencias y salir de ahí.

Ya que llevaba prisa, no se tomó la molestia de cambiar su ropa y se llevó puesto lo que Yuta le había prestado. Claramente le dejó un mensaje explicándole porqué se fue y disculpándose por llevarse su ropa. Gracias a esto iba muriéndose de frío, sintiendo cómo sus huesos se acalambraban con la brisa invernal.

Cuando estaba con Yuta no sentía ese frío, pensó. Cuánto deseaba poder regresar a la calidez corporal del japonés.

Finalmente llegó a su casa y se apresuró a alistarse. También aprovechó para lavar las pertenencias de Yuta y cuando estuvo lista, le avisó a Yukhei quien no tardó mucho en llegar.

—¿Ya terminaste con tus deberes? —preguntó su amigo mientras caminaba a su lado.

—¿Ah? —sonó un poco desorientada pero rápidamente reaccionó— Sí, sí, casi termino con ellos. ¿Tú cómo vas Xuxi? —lo miró tratando de no sentirse tan mal por estarle mintiendo, aunque era imposible no hacerlo.

—Normal. Aún no termino el resumen de ese aburrido libro de Lingüística pero ya me falta poco, supongo que tú también.

—De hecho, ya lo terminé. —mencionó sin darse cuenta que metió la pata.

—¿Ah sí? ¿y entonces en qué más has estado ocupada? Si mal no recuerdo es el único trabajo que teníamos.

—... He estado ayudando a mamá con unas cosas. —trató de sonar fresca.

—¿Tu mamá... No que regresaba en dos semanas?

Mierda.

—Son cosas de la casa que ella me pidió hacer, es todo —sonrió—. ¡Oh, mira! Llegamos. —entró rápidamente al lugar.

Era un restaurante de comida típica al que ambos amaban ir por sus platillos exquisitos. Desde que lo descubrieron se volvió su favorito, además de que siempre pasaban un buen momento ahí. De hecho, algunas de las personas que trabajaban ahí ya los conocían.

Después de haber tomado una mesa, chequeado el menú y haber ordenado, comenzaron a platicar sobre qué habían hecho. Por alguna razón, sentían que se habían distanciado y perdido la pista del otro.

—También estoy a punto de hacer mi examen de licencia. Espero pasarlo. —mencionó él.

—Eso está bien, Xuxi. Sólo sé cuidadoso y lo podrás hacer bien... Ah, y espero que no te toque alguien amargado cómo a mí. Esas personas sólo lo alteran y distraen a uno. —frunció los labios con disgusto.

—Si lo paso, le demostraré a mamá que puedo tener un auto. Ni siquiera me deja usar el suyo —rodó los ojos mientras resoplaba—. ¿Y tú qué hiciste ayer?

—Yo... Saqué algunas cosas del ático, ya que mamá me lo pidió.

Joder, no sabía que mentirle a su mejor amigo era tan devastador.

—Si necesitas ayuda no dudes en hablarme. —le sonrió.

Eso la mató. ¿Cómo podía estarle mintiendo a él? Era inaceptable. Sentía que lo estaba dejando del lado de a poco e incluso habían dejado de caminar a casa juntos desde que comenzó lo suyo con Yuta. No podía y no debía.

—Yukhei —lo llamó con neutralidad, pero en realidad estaba nerviosa—, tengo que hablar contigo. Es sobre algo importante.

—Claro. ¿Qué es?

Ella suspiró un poco nerviosa. No era un buen momento y tampoco el lugar adecuado, además de que no estaba segura de cuál sería la reacción de su amigo y no quería robarle el apetito o alterar su buen modo.

—Luego hablamos. Por ahora comamos porque las órdenes ya vienen.

(...)

Después de comer, decidieron caminar por las frías calles de la ciudad. Después de todo lo que más querían era pasar tiempo juntos.

—¡Alto! ¡Sabes que odio que hagas eso! —rió cubriéndose con sus manos... o eso trataba.

—Pero a mí me encanta hacerlo —sonrió con malicia mientras continuaba desordenando el cabello de su amiga, restregado sus grandes manos por todo su rostro y cabeza—. Ah, te ves hermosa.

Yukhei dejó a la vista una mueca irónica y trató de contener la risa.

—¡Yukhei! —se quejó al mismo tiempo que impactaba su pie derecho contra el suelo y apretaba débilmente sus puños.

—Ya, ya —se acercó a ella y acomodó su cabello para luego depositar un beso en su frente y abrazarla—... Extrañaba pasar así contigo, ya va casi un mes... Odio que estés tan ocupada.

Recargó su mentón sobre la cabeza de su amiga, ella también lo abrazó pensando en las palabras que él acababa de mencionar.

Eso le hizo sentir aún peor. Le estaba mintiendo, él la extrañaba y además se tragaba el cuento de que estaba ocupada cuando en realidad se la había pasado con Yuta.

Sin duda alguna debía decirle todo cuanto antes, aunque por el momento no se sentía segura y mucho menos con el valor de hacerlo.

Be with You ; Nakamoto YutaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora