25.

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Otro día aburrido sin asistir a clases.  Prácticamente, ya era fin de semana y al parecer este no sería diferente a los otros. Su día fue idéntico al anterior. Era un fastidio estar sola; estaba ansiosa por que Yuta regresara.

Ya le urgía ir a su casa por algo de vestimenta. La ropa de Yuta era mil veces más cómoda que la suya, pero no se sentía bien tomándolas.

—¿Estás muy ocupado? —preguntó, observando cómo él organizaba algo en su calendario. Sin levantar la vista, él respondió:

—Sólo un poco. ¿Por qué?

—Necesito ir a casa por ropa, o más bien, regresar y arreglar las cosas con mamá. —jugó con el borde de la polera.

—¿Qué dices? —él finalmente levantó la mirada. Se puso de pie y se acercó a ella— No te vayas aún. Cuando tú estás aquí no me siento solo y regresar a casa ya no es lo mismo porqué sé que voy encontrarte aquí.

El rostro del japonés decayó ante la posibilidad de quedarse solo otra vez.

—Yuta, yo... —llevó su mano a la mejilla de él.

—No te pido que no arregles las cosas con tu madre pero no te vayas, por favor.

¿Por qué tan triste? Se preguntó ella en su interior. No pudo evitar fruncir levemente el entrecejo ante la actitud de Yuta.

—¿Te encuentras bien?

—Sí...

Le regaló una sonrisa apenas perceptible y no muy convencida de sus palabras, le regresó el gesto.

—Está bien, no me iré pero sí hablaré con mamá.

—Yo también quisiera hablar con ella. —apartó la mano de la chica de su mejilla y la entrelazó a la de él.

—¿Seguro?

—Sí —asintió firme—. Por cierto, alguien preguntó por ti e insistió en verte.

—¿Ah? —ladeó la cabeza a la vez que fruncía el ceño—. ¿Quién?

—Ya no tardará en venir.

Se alejó de ella y regresó a su lugar, dejándola con la incertidumbre.

La castaña optó por mirar un poco de televisión para matar el tiempo y a los quince minutos de estar cómoda en el sofá, alguien tocó la puerta. Se levantó rápidamente y llena de curiosidad, pues podría ser esa persona que Yuta mencionó.

Abrió la puerta dejando a la vista a su amigo.

Ninguno dijo nada, simplemente se dedicaron a mantener el contacto visual mientras una atmósfera incómoda se abría espacio entre ambos.

Yukhei tomó la iniciativa y rompió el hielo, esbozando una tímida sonrisa.

—Hola...

—Yukhei. —pronunció con seriedad. Él rascó su nuca al notar la pesadez en su voz.

—Yo... Este... ¿Tienes tiempo? Necesito hablar contigo. ¿Podemos? —prácticamente se lo rogaba con los ojos.

—Ahm, sí, espera un segundo.

Lentamente se dio la vuelta y fue con Yuta para avisarle que estaría afuera.

—¿Ya descubriste quién era? —el japonés sonrió amplio.

—¿Cómo supo dónde vives?

—Yo se lo dije porque no paraba de insistir. Se la pasó todo el día molestándome y me acabo de dar cuenta de que con él la paciencia no me dura mucho.

—Ah, ya veo —asintió despacio—. Estaré afuera con él.

—Sólo arreglen sus problemas, por favor.

Ella rió asintiendo y regresó con Yukhei. Se sentó con él en la acerca, donde otra vez el silencio reinó entre ellos. Ella no sería quién lo rompería; Yukhei dijo que tenían que hablar y ella debía escucharlo primero.

Después de lo que pareció ser una eternidad, Yukhei se dignó a hablar.

—Lo siento. Sé que hice mal en darte la espalda en lugar de apoyarte y estoy muy arrepentido. No quise hacerte sentir mal, además, te extraño. —admitió cabizbajo.

La chica no reaccionó de inmediato, entonces Yukhei alzó la cabeza y la miró, topándose con esos ojos sumamente serios. Eso sólo fue segundos antes de que ella estallara en locura.

—¡¿Qué clase de amigo eres cómo para dejarme así por así y después hacerte el mejor amigo de otra?! —elevó la voz mientras golpeaba suavemente su brazo— ¡¿Sabes lo molesto que es verte tan feliz con ella mientras yo me siento culpable de que te hayas alejado de mí?! Digo, sí es mi culpa, ¡pero me dan celos!

Yukhei la tomó por las muñecas y no la soltó hasta que se tranquilizó.

—Lo sé y de eso estoy arrepentido. Por favor perdóname. Me ganó el enojo y no pensé con claridad. Nunca imaginé que realmente tendrías una relación con él.

—Eso te sirve de lección para que ya no bromees así. —le soltó un pequeño zape.

—¡Auch! ¡Ya deja de golpearme! —masculló fastidiado— ¿Y a qué te refieres con bromear así?

—Siempre te burlabas de mí y lo incómoda que me ponía Yuta con su mirada, incluso llegabas a decir que me gustaba y resultó ser que sí.

Yukhei se colocó serio después de escuchar aquello.

—Sí, claro, muy buena excusa para salir con él. Sí, sí, ¡culpen a Yukhei! —exclamó con sarcasmo.

—Ya déjate de estupideces —frunció los labios y lo miró de soslayo—. Yo también te extraño.

Yukhei sonrió notablemente feliz y no dudó en lanzarse en un abrazo; ella no tardó en corresponderle.

—¿Sí me perdonas?

—Claro que sí, tonto. Esto no fue tu culpa.

—Eres la mejor. —la estrujó débilmente contra él.

Un carraspeo detrás de ellos rompió la dulzura de la situación.

—No tan cerca, Wong. —dijo Yuta desde la puerta.

—Es mi mejor amiga. ¿Qué esperas? —elevó una ceja.

—¿Ahora lo es?

—No vayan a empezar, por favor —ella se dirigió a Yuta—. ¿No se supone que estás ocupado?

—Lo estaba.

—Me iré ahora —habló Yukhei—. ¿Estarás libre mañana? Aún tengo mucho de que hablar contigo... Demasiadas cosas. —dirigió su mirada al japonés, refiriéndose al hecho de que se estaba quedando con él.

—Sí, yo te llamo. ¿Te parece?

—Lo esperaré —y a propósito, se acercó a ella para depositar un beso en su frente y acariciar su cabello—. Te veo mañana.

Sonrió falso y agitó su mano hacia Yuta, quien sólo rodó los ojos. Yukhei comenzó a alejarse y la menor se giró para entrar una vez que lo perdió de vista.

—Ambos son tan infantiles. —resopló ella.

—Él me provoca.

—Cómo sea. No tengo tiempo para sus tonterías.

Tuvo la intención de regresar al sofá, pero Nakamoto la tomó por la cintura.

—Vamos a la habitación. —musitó sobre sus labios antes de besarlos. Ella se alejó y lo miró con los ojos entrecerrados.

—¿Para qué?

—Sólo quiero estar contigo... Mal pensada.

Ella rió.

—Está bien. Sólo déjame apagar la televisión e iré contigo. —depositó un beso sobre sus labios y Yuta la dejó ir.

Be with You ; Nakamoto YutaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora