26.

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A la mañana siguiente, ella despertó antes que Yuta y aprovechó para ir a su casa. Agradecía que era uno de esos días en los que su madre no se encontraba, por ende, tuvo que entrar directamente por la ventana de su habitación, ya que había olvidado sus llaves.

Con mucha prisa, metió algunas prendas y cosas necesarias a una mochila, por último, tomó sus llaves para salir lo más pronto posible. Cuando regresó, Yuta ya se encontraba despierto.

—¿Dónde estabas?

—En casa trayendo lo necesario —dejó la mochila en el piso y se colocó a su lado—. ¿Me da un poco de su café?

—¿Por qué la formalidad?

—Aah —sacudió su cabeza. No era la primera vez que lo olvidaba—... ¿Crees que es fácil hablarte formalmente en el instituto y luego venir aquí y tutearte? Es confuso.

—Tranquila.

Yuta sonrió y le extendió su taza de café, de la cuál ella tomó un pequeño sorbo.

—Gracias.

—Por cierto, ¿a qué hora saldrás con Yukhei? —recargó sus brazos cruzados sobre la mesa mientras colocaba su atención en ella.

—Tienes razón, casi lo olvidaba, debo llamarlo. Probablemente después del mediodía. ¿Por qué?

—Por nada. —negó ligeramente aún sin dejar de verla.

La menor dio otro sorbo al café y cuando apartó la taza notó que Yuta todavía la miraba minucioso.

—¿Qué me ves? —frunció el ceño. Nakamoto continuó sin decir nada— ¿Qué...? —alargó cubriendo su rostro.

Yuta apartó sus manos y la atrajo hacia él para depositar un beso en su mejilla.

—Te ves tierna siendo tímida.

—Qué molesto eres. No soy tierna.

—Dije que te veías tierna siendo tímida —recalcó sus palabras y la miró de reojo—. No lo eres todo el tiempo.

Ella se quedó neutra por unos segundos y luego dejó ir un capirotazo sobre su frente. Nakamoto no tardó en quejarse.

—¡Ups, lo siento! Se me zafó —entonó falsamente y rompió en carcajadas. Yuta sobó su frente tratando de cesar el ligero dolor. 

—Poco tierna y muy agresiva.

En ese instante, alguien llamó a la puerta. Él se levantó, teniendo una vaga idea de quién podía ser y, al abrirla, se encontró con Nahyun.

La chica del correo, pensó la castaña. Hacía tiempo que no la veía. Le parecía muy curioso cómo el correo de Yuta terminaba en el suyo.

Cómo todas la veces, Nakamoto sólo tomó el correo, le agradeció y la despidió.

—Espera un segundo. —habló Nahyun rápidamente antes de que Yuta cerrara la puerta.

La menor agudizó el oído, apegándose más a la entrada de la cocina.

—¿Qué pasa?

—Me preguntaba si... —su voz se notaba un poco nerviosa y jugaba con sus manos—... Si tú...

La castaña sabía perfectamente por qué camino iba la situación, entonces salió rápidamente de su escondite y se encaminó a Yuta.

—¿Por qué tardas tanto, Yuta? —cuestionó con voz genuina.

—Oh, Nahyun trajo el correo. —él sonrió mostrándole el sobre.

—Ah... Hola —sonrió hacia ella, agitando su mano. La otra le devolvió el gesto algo vacilante—. Soy ___.

Be with You ; Nakamoto YutaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora