Su estadía en Japón estaba yendo de maravilla. Siempre se mantenía en contacto con sus amigos y madre, también salía en ocasiones con Yuta, aunque para ambos no había nada mejor que pasar un día en casa entre abrazos, besos y caricias.
Justamente ese día, el japonés había planeado invitar a sus amigos, quienes hasta ese día aún no veía y cuando ellos llegaron, no desaprovechó la oportunidad para presentarles a su pequeña. Los chicos eran bastante agradables, pero al parecer aún faltaba alguien más en llegar.
Optó por dejar a Yuta compartir con ellos y ella decidió irse a la habitación. Quería aprovechar la ocasión para llamar a Hansol, puesto a que no podía hacerlo con Yuta presente sabiendo cómo este se ponía con tan sólo escuchar el nombre del otro.
—¡Solecito! —exclamó feliz al escuchar la voz de su amigo.
—¿Cómo estás, hermosa?
—Hansol... —le regañó.
No le gustaba que la llamara de esa forma, no mientras tuviera a Yuta.
—Lo siento. ¿Cómo te va?
—Pues... Muy bien, gracias.
—¿Segura? Te escuché dudosa.
—Oh no, no pienses mal. Estoy de maravilla. ¿Qué más necesito si estoy con él? —sonrió tontamente y se lanzó a la cama.
—Ew, vas a hacer que vomite.
—Ay, ya quisieras tú. —dijo en tono burlón.
—Estoy bien así, gracias. Ya dejemos de hablar de eso que se me revuelve el estómago. Mejor cuéntame qué has hecho.
Y sin darse cuenta, estuvo pegada al teléfono por casi una hora y media. Hablar con Hansol era algo que disfrutaba muchísimo, ya que se entendía muy bien con él. Yukhei también apareció, haciéndose el dramático porqué, según él, ella prefería llamar a Hansol.
—Xuxi, sabes que tú siempre serás el primero.
—Lo sé, sé que ni el idiota de Yuta me llega a los talones.
—Te lo hubiera aceptado si no fuese porqué lo llamaste idiota.
—Pero aún así...
—Pero aún así. —afirmó ella entre risas.
En lo que hablaba con ellos estando acostada y con una atmósfera bastante relajante, el sueño comenzó a llegarle de a poco. Cuando menos lo esperó, cayó dormida y dejó a los chicos hablando solos.
—¿___? ¡hey! Fea... —Lucas le llamaba— Ay Dios, ya se durmió. Será mejor que nos vayamos, Hansol... ¡Adios! —gritó, haciendo reír a Hansol, quién igual sólo emitió un adiós pero más bajo— No puedo creer que hasta aquí se le escuchen los ronquidos.
Fue lo último que Yukhei dijo antes de finalizar la llamada.
(...)
La castaña despertó sintiendo un leve mareo por haberse sentado tan repentinamente. La oscuridad y el silencio reinaban en el cuarto, lo que indicaba que la noche ya había caído. Su garganta estaba bastante seca, por lo que decidió levantarse para conseguir un vaso de agua.
Atravesó la sala, parecía ser que los amigos de Yuta ya se habían marchado, ¿pero dónde estaba él? Escuchó un par de voces provenir de la cocina y se acercó sigilosamente.
Era la voz de una chica junto a la de Yuta. Parecía ser que hablaban de una tercera persona.
—No puedo creer que estés con una niña cómo ella.
Pudo escuchar claramente las palabras de aquella desconocida.
—Es joven y bonita, aunque después de todo lo que ha pasado, siento que nada va igual.
—¿Así lo sientes?
—Un poco, no me esperaba en lo absoluto que viniera y siendo sincero, no quería que ocurriera tan pronto, pero no la culpo. Tal vez no podía vivir sin mí.
Seguidamente la risa de ambos se escuchó por todo el lugar.
—Si algún día la dejas, no dudes en que cuentas con mi apoyo. —la japonesa sonrió y picó una de las mejillas de Yuta.
—Lo tomaré en cuenta.
—Por cierto, ¿dónde está?
—En la habitación. A lo mejor duerme —escuchó a Yuta suspirar—. Espero que su estadía aquí no sea tan larga porqué honestamente tengo cosas mucho más importantes que hacer que perder el tiempo con ella.
Aquellas palabras atravesaron el corazón de la menor, quien cubrió su boca con incredulidad.
Entonces eso era para él, una pérdida de tiempo. Suspiró bruscamente, sintiendo cómo la tristeza crecía en su interior a medida que los escuchaba.
—No sé porqué sigues con esta relación si te expresas así de ella.
—No me gustaría hacerla sentir mal. Es sólo una niña.
—¿La quieres?
—Tal vez... tal vez, la quise. —dijo haciendo fuerte énfasis en la última palabra.
Ouch.
Hasta pudo escuchar a su corazón emitir aquél quejido.
Mentiría al decir que no se encontraba al borde del llanto después de escuchar aquello; sus ojos estaban repletos de lágrimas que no resistió por más tiempo. Esta comenzaron a caer por su cara mientras cubría su boca, intentando reprimir sus sollozos y así hacer el menor ruido posible.
Quiso salir corriendo de allí, pero sus piernas no daban, no se lo permitían en lo absoluto y el llanto ya le estaba sofocando. Lo último que recuerda son sus piernas flaqueando y, seguidamente, su cuerpo colapsó al frío suelo sin tener la oportunidad de sostenerse.
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Be with You ; Nakamoto Yuta
Fanfiction"-¿En serio te arriesgarás a esto, a perder tu trabajo? -¿Y tú arriesgarás tu reputación? Ella lo miró por unos segundos. Era el hombre más lindo que jamás había visto y que le hacía experimentar sensaciones inefables. Sin duda le gustaba él. -Por...