La tomó cuidadosamente de la mano y la guió hasta la habitación; ambos ansiosos de sentirse el uno al otro y demostrarse cuánto se amaban una vez más.
Nakamoto la rodeó con un brazo desde atrás y, con su mano libre, apartó el cabello de la chica para tener mejor acceso a su cuello, donde comenzó a dejar un camino de besos. Ella simplemente cerró sus ojos, disfrutando de la sensación.
A la vez, Yuta llevó sus manos hasta el cierre del vestido y lo bajó para que este descendiera lentamente por el cuerpo de la menor, hasta llegar al suelo y así juntar sus anatomías aún más. Sin detener sus besos, él desabotonó su propia camisa y se deshizo de esta.
La castaña, sumida en el placer por los besos y caricias del japonés, tomó la mano de este y la llevó hasta su intimidad, deseosa por sentirlo con más intensidad. Yuta no dudó ni un segundo y deslizó lentamente su mano por dentro de sus bragas, dónde acarició delicadamente su zona íntima, mientras la chica suspiraba y echaba su cabeza hacia atrás, dándole también más acceso a su cuello; dónde él daba húmedos y placenteros besos acompañados de suaves mordidas.
—Yuta... Mhm... —susurró en un gemido, a la vez que apretaba débilmente la mano que el japonés usaba—. Sigue.
Realmente sabía cómo provocarla en tan sólo unos segundos y a él le era inevitable que su miembro no reaccionara ante los sonidos de placer de la menor.
—¿Se siente bien? —musitó sobre su oído y ella asintió, mordiendo su labio inferior. Yuta sonrió mientras continuaba frotando sus dedos contra su zona. Ella sentía derretirse en sus brazos.
Después de unos segundos, se giró para mirarlo y aquello obligó a Yuta detener lo que hacía. Las manos de la menor vagaron por el abdomen del japonés y al mismo tiempo, lo guió hasta la cama a paso lento para luego ejercer una pequeña fuerza contra él y lanzarlo sobre esta. Con mucha paciencia, tomó el botón del pantalón del mayor para desabrocharlo y deshacerse de aquella molesta prenda, y así seguidamente se colocó a horcajadas sobre su regazo.
Enseguida Yuta comenzó a dejar besos por sobre su cuello y clavícula, a la vez que se encargaba de proporcionar suaves caricias con la yema de sus dedos sobre sus espalda, hasta llegar al broche de su sostén y quitárselo. Las manos del japonés no tardaron en hacer contacto con su piel recientemente expuesta, acariciándo sus pechos con mucha delicadeza.
Sin esperar más, dirigió sus labios a uno de ellos, donde comenzó a jugar con su lengua, moviéndola de forma lenta, succionando suavemente e hincando sus dientes sin causarle dolor y sin dejar de masajear el otro. La chica acariciaba el cabello y rostro de él mientras disfrutaba de la sensación húmeda que su lengua le brindaba sobre esa zona, dejando escapar pequeños jadeos de su boca.
Luego de unos segundos, Nakamoto levantó su rostro para mirarla; ella le dedicó una sonrisa juguetona y prosiguió a besar sus labios con mucho afán, rozando sus lenguas cada vez que podían.
Ambos trataban de disfrutar de aquél momento al máximo, tocándose el uno al otro sin prisa pero sin pausas, sintiendo cómo su calor corporal se elevaba más y más a medida que la intensidad de sus toques aumentaba.
Nakamoto apreciaba con atención a la menor y no pudo evitar soltar un ronco gemido cuando sus intimidades chocaron, cuándo ella comenzó a hacer lentos movimientos con sus caderas sobre su miembro, sintiendo lo duro que se ponía con cada roce. Yuta mordió su propio labio inferior mientras fruncía su ceño y echaba su cabeza hacia atrás, disfrutando del sentimiento inefable que la menor le causaba con cada movimiento y, joder, no había imagen más seductora para ella que ver a su novio extasiado.
De imprevisto, Yuta dejó de sentir sus movimientos y no pudo contener otro gemido al sentir la mano de la castaña frotando repetidas veces el bulto que aún era cubierto por su bóxer, luego metió su mano en este y acarició delicadamente la piel de su miembro. Él soltó un gruñido al sentir su sutil contacto. La mano de la menor se movía de arriba hacia abajo, apretándolo con delicadeza y yendo a un ritmo no muy lento pero preciso, cómo si fuese posible provocarlo aún más de lo que ya estaba.
—Joder... —gruñó por lo bien que se sentía al ella mover su mano con más cadencia—... Lo haces tan bien.
Yuta no podía controlar sus pesados jadeos y eso a ella le satisfacía.
—¿Sí? —la menor sonrió ladina y besó sus labios de manera eufórica, haciendo que sus lenguas se encontraran una vez más. Y la dejó jugar con él por un par de minutos hasta que sintió no poder contenerse ni un segundo más.
En un ágil movimiento, la colocó bajo él y comenzó a proporcionar besos húmedos en cada parte de su cuerpo.
—Me encantas, me encantas cómo no tienes idea —susurró él sobre su oído—. Y me encanta saber que eres sólo mía. —entonó dominante. Ella sonrió, admitiendo aquello.
Nakamoto se encargó de deshacer de la última prenda que ambos portaban y se colocó entre sus piernas, permitiendo que sus intimidades se tocaran aún con más intensidad.
—Ahh... Yuta —la menor mordió su labio, tratando de contener sus gritos. Un pesado jadeo salió de sus labios cuándo sintió a Yuta ejercer un diminuta presión contra ella. Podía sentir la temperatura de sus cuerpos y lo desesperado que el mayor estaba por entrar en ella—. Sólo hazlo. —dijo, casi suplicando.
Nakamoto comenzó a penetrar lentamente en ella que lo atrajo hasta sus labios, mientras él comenzaba con el suave vaivén de sus caderas. No tenía prisa, siempre fue muy cuidadoso con ella en ese aspecto y esta vez no sería la excepción. Lo hacía cuidadosa y pacíficamente, procurando llevar el ritmo perfecto para mantenerla satisfecha. La menor gemía bajo sobre su oído y por momentos, Yuta ahogaba estos en sus labios.
Le repetía una y mil veces lo perfecta que era y lo mucho que la amaba. Entrelazó su mano a la de ella mientras apreciaba con anhelo su rostro, el cuál demostraba nada más que el placer puro que él mismo estaba brindándole en ese momento.
Sus respiraciones estaban completamente agitadas, haciendo que sus pechos se expandieran y contrajeran creando el perfecto contacto entre sus cuerpos cubiertos por una delgada capa de sudor. Cada vez que sus labios se encontraban, sentían una corriente placentera recorriéndolos y no era para más, el amor que sentían y que se estaban demostrando en ese momento era sincero y genuino.
Continuó con sus movimientos por unos minutos, aumentando y disminuyendo su velocidad en ocasiones hasta que sintió cómo la menor comenzó a apretar sus manos entrelazadas, dándole a entender que estaba a punto de alcanzar el clímax. Comenzó a moverse más rápido y a medida que lo hacía, sentía cómo la presión en su interior incrementaba; él también estaba a punto de terminar.
La castaña se aferró a él y dejó salir un grito cuándo sintió que no podía más, alcanzando su punto culminante antes que él, quien siguió con sus caderas hasta sentir cómo poco a poco alcanzaba el clímax, liberándose dentro de ella. Se mantuvo inmóvil unos segundos mientras recuperaba un poco su fuerza para después salir lentamente de ella.
Él la miró. Tenía sus mejillas rosadas, pequeñas gotas de sudor se marcaban en su frente y suaves jadeos se escapaban de su boca, él estaba igual. Ella acarició el largo cabello del japonés y lo apartó de su rostro para atraerlo a sus labios; no pudo evitar sonreír en medio del beso.
—Te amo. —susurró, tanteando juguetonamente la nariz del mayor.
—Yo te amo más —susurró él de la misma forma, arrugando levemente su nariz—. ¿Y si nos damos un baño juntos? —sonrió pícaro. Ella rió.
—Está bien, no es cómo si fuera la primera vez. —se encogió de hombros.
—Entonces... ¿segunda ronda en el baño? —sonrió inocente.
—¡Yuta! —golpeó su hombro y negó riendo.
—Sólo juego.
—No tienes remedio. —ella rió una vez más y depositó un tierno beso sobre su mejilla.
Sentía que finalmente todo estaba saliendo bien con él y no había nada más que llenara de felicidad a ambos.
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Be with You ; Nakamoto Yuta
Fanfiction"-¿En serio te arriesgarás a esto, a perder tu trabajo? -¿Y tú arriesgarás tu reputación? Ella lo miró por unos segundos. Era el hombre más lindo que jamás había visto y que le hacía experimentar sensaciones inefables. Sin duda le gustaba él. -Por...