Be with You ; Nakamoto Yuta

36.

—Apuesto a que fuiste tú quien lo engatusó. —espetó una chica del grupito que se encontraba acorralándola. Ella por su parte, se limitaba a retroceder sin contestar.

—Ni siquiera eres tan bonita. ¿Cómo llegó a fijarse en ti?

—Qué fácil eres. Nunca pensé que tendrías el valor de meterte con un profesor. —otra de ellas la miró de menos.

—O sea, Nakamoto es todo un galán y tiene a muchas babeando, pero esto es demasiado.

¿Dónde estaba Yukhei cuándo más lo necesitaba?

Eran alrededor de cinco chicas y ninguna parecía querer callarse. La castaña simplemente bajó la cabeza, tratando de hacer oídos sordos a sus palabras tan despectivas e hirientes.

—¿Sabes que por esto él puede ser despedido? Está contra las reglas... ¡Si despiden a...

—¡Ya basta!

Una voz masculina evitó que la castaña fuera físicamente agredida, pues una de ellas había elevado su mano con la intención de pegarle. Las chicas, incluyendo a ___, voltearon hacia el dueño de aquella voz: Yuta.

—Profesor Nakamoto. —musitaron al unísono.

—¿Por qué siguen acosándola cuando les ha dejado más que claro que ella no tiene nada conmigo?

No sólo las chicas, sino que también todos los que rondaban por allí posaron su atención en la escena.

—Se los diré yo. No tengo nada con ninguna alumna de este instituto —empleó énfasis en cada una de sus palabras—. Si quieren evitar que me despidan, háganme el favor de dejar de inventar rumores que me perjudiquen a mí y/o a cualquier alumno.

—¡Pero alguien aseguró haberlos visto juntos! —gritó alguien desde la multitud.

—¿Y que tan cierto pudo haber sido eso? Ver es creer y no creo que ustedes tengan pruebas de lo que dicen. Por favor, no quiero escuchar más del tema, así que ahora mismo cada quien vaya a sus respectivas clases o todos llegarán cinco minutos tarde. —elevó un poco la voz, y con esto las personas se fueron marchando de a poco.

—Lo sentimos mucho, profesor.

Las chicas se disculparon con una expresión dulce hacia su profesor antes de marcharse.

La única que quedó fue ___, quien se mantenía abrazando su mochila. Levantó la mirada y se encontró con la de él. El temor desapareció de su faz y fue reemplazado por una mirada fría. Colocó su mochila bruscamente sobre su hombro y comenzó a alejarse.

¡Qué linda! Rió él en su interior. La salvó de esa y vea cómo se lo agradecía, pero ella tenía todo el derecho a reaccionar así.

(...)

Yuta decidió visitar a su abuela. Hace mucho que no probaba de sus exquisitos platillos y extrañaba eso. A diferencia de la última vez, en esa ocasión la visitó solo y su abuela no pasó por alto la ausencia de la castaña. Inmediatamente se lo cuestionó y él la calmó diciéndole que ella tenía cosas que hacer.

El japonés tomó su celular y se adentró a la bandeja de mensajes para escribirle.

«Yuta:
¿Terminaste conmigo, mi reina? :(»