Se podía decir que era su último día con él y por eso Yuta decidió preparar una pequeña sorpresa para ella. Después de un largo y raro día en el que Yuta no le permitió abandonar la habitación, finalmente la llevó hasta el patio trasero.
La menor portaba un lindo vestido que él mismo le había obsequiado. Era de color púrpura, hombros descubiertos y con revuelos en su falda; nada extravagante pero se acomodaba muy bien a su gusto. Yuta, por su parte, llevaba puesto un pantalón de tela negro y una camisa blanca de manga larga.
Lo que él preparó fue simple pero bonito. Situó una mesa pequeña bajo el enorme árbol de su patio, el cual decoró con luces cálidas que hacían resaltar sus hojas casi-naranjas. Arregló la mesa cubriéndola con un mantel blanco y esparció pétalos de rosa en este. Sobre él, habían dos platillos, dos copas y una botella de champán dentro de una cubeta con hielo.
Para hacerlo aún más detallado, habían pequeños faroles que marcaban el camino a la mesa.
La invitó a sentarse y le sirvió champaña. Ambos conversaban y reían mientras disfrutaban de la deliciosa comida que la mamá de Yuta se encargó en preparar.
—¿Cómo se te ocurrió esto? —preguntó, mirando una vez más a su alrededor— Es tan lindo.
—Mamá me ayudó mucho a pensar en algo. Te vas mañana y quería hacer algo por ti.
—No debiste, sabes que con sólo estar contigo es suficiente para mí.
—Sí debía —Yuta frotó su cabello con nerviosismo—. Siento que no he hecho nada más que causarte problemas, así que esto no es nada a comparación de todo lo que te debo.
—Yuta, tú no me debes nada.
—A lo que me refiero es que... —se puso de pie para dirigirse a ella—... has hecho mucho por mí.
—Claro que no, realmente yo...
Él la interrumpió.
—En primera, arriesgaste tu amistad con Yukhei y tu relación con tu mamá sólo por estar conmigo. Me perdonaste todas las veces en las que fui un imbécil y te mentí. Arriesgaste tu reputación en el instituto e incluso estuviste a punto de ser expulsada por lo mismo. Soportaste malas miradas e insultos y ahora viajaste hasta aquí para verme después de que yo ni siquiera te hablara durante meses. ¿Entiendes a lo que me refiero? Soy un idiota que sólo trae problemas a tu vida, pero aún así sigues a mi lado.
Sin darse cuenta, había acabado sobre sus rodillas frente a ella, quien aún permanecía sentada.
—Pero es lo que se hace por amor, ¿no? —musitó con voz trémula— ¿Tú crees que hice todo eso para que me dieras algo a cambio? —acunó el rostro del japonés entre sus manos— Te perdoné todo lo que hiciste porqué sabía que estabas confundido. No sé qué tan importante habrá sido Yurih en tu pasado, pero entendía que era algo difícil de borrar y aún así quise seguir porqué ya había caído totalmente por ti, Yuta. ¿Sabes porqué? Porqué sentía la sinceridad en tus palabras y acciones —acarició cariñosamente las mejillas de él—. ¿Estás... Yuta, no llores.
Sonrió enternecida al sentir la humedad en sus pulgares, entonces lo refugió en un abrazo.
—Eres demasiado para mí. —escondió su rostro en el cuello de la menor.
—Nada de eso. Simplemente me gusta demostrar lo mucho que me importas y sé que tú también haces lo mismo, aunque sea de una forma diferente. —acarició su espalda en un intento por calmarlo.
Se mantuvieron así por unos cortos segundos hasta que él se separó para mirarla.
—Oh, casi lo olvido. Tengo algo para ti.
El japonés esculcó en su bolsillo y sacó una pequeña cajita para entregársela. La menor lo abrió con mucha paciencia, topándose con una linda pulsera.
—Oh, ¡qué linda! —sonrió alzándola para observarla a detalle.
—Eeh... No sé si te diste cuenta pero hace más de una semana que cumplimos un año desde que nos conocimos y quise darte esto cómo regalo.
—Claro que lo sé. Quise llamarte, pero no sabía qué te diría porqué pensé que no lo habías recordado. —admitió tímida.
—Sí lo hice. ¿Y ves esos pequeños detallitos sobre la pulsera? Tienen marcadas fechas importantes para nosotros. Cómo este puentecito que está aquí, tiene escrito cuando te besé por primera vez en aquel puente cerca del restaurante de la abuela Chiasa —rió bajo— y este candadito tiene escrito cuando al fin aceptaste estar conmigo.
Los dos alzaron el rostro al mismo tiempo, formando una íntima conexión entre sus miradas.
—Ahora soy yo quien va a llorar —ella cubrió su rostro con una mano. Nakamoto era más cuidadoso con las fechas de lo que pensaba—. Esto es tan lindo. ¿Ves a lo que me refiero? Aún con los detalles más pequeños me demuestras demasiado.
—Pero aún así quisiera regalarte el mundo entero —susurró, mirándola minucioso—. Te amo. Te amo cómo no tienes idea.
Mencionó antes de unir sus labios a los de ella.
No sabían porqué, pero ese beso sabía muy diferente a los anteriores. Tal vez porque ya no habían problemas, mentiras y mucho menos personas que se quisieran interponer entre ellos. Simplemente eran ellos dos amándose y nadie más.
—Yo también te amo, Nakamoto Yuta.
Pronunció con sus mejillas prendidas en calor.
—Prométeme que me esperarás, que no aceptarás a nadie más mientras yo no esté. Quiero estar contigo, despertar a tu lado todos los días. Joder, te amo tanto, por favor di que así será.
—No te preocupes. Te prometo que así será.
Besó cortamente sus labios y jugó con las puntas del cabello del japonés.
—Bésame una vez más, por favor. —dijo él, casi suplicándole.
Aún permanecía de rodillas cómo si estuviese a merced de ella. Lo aceptaba, ella era la dueña de su corazón, de sus suspiros y de ese lado cursi que nunca nadie antes había sacado; ni siquiera aquella chica de su pasado.
La menor sonrió y unió sus labios una vez más. Se le hacía tan tierno ver a Yuta en ese estado, pero claro, él también logró que su corazón latiera desenfrenado con todo lo que mencionó anteriormente.
—Hazme el amor —susurró ella entre besos—. Demuéstrame que me amas cómo sólo tú sabes hacerlo.
ESTÁS LEYENDO
Be with You ; Nakamoto Yuta
Fanfic"-¿En serio te arriesgarás a esto, a perder tu trabajo? -¿Y tú arriesgarás tu reputación? Ella lo miró por unos segundos. Era el hombre más lindo que jamás había visto y que le hacía experimentar sensaciones inefables. Sin duda le gustaba él. -Por...