32.

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Luego de haberle propuesto aquello y ver que él estaba dispuesto a hacerlo, salió despavorida al baño, tratando de calmar sus nervios. ¿Realmente lo haría? Sus manos sudaban y su pulso corría descontrolado. Llevaba casi diez minutos en el baño, por lo que decidió salir, encontrándose con Yuta en la misma posición de antes.

Cómo la mayoría de veces, él sólo portaba su pantalón de pijamas y su torso desnudo. Ella carraspeó la garganta y sacudió la cabeza al darse cuenta de que se había quedado embobada viéndolo.

—Ahm, creo que... me cambiaré de camisa, esta es... incómoda. —susurró torpemente mientras se sentaba en la orilla de la cama.

—Está bien, cómo quieras. —contestó sereno.

—¿Puedo... usar esta? —preguntó al momento de ver una de las poleras de Yuta sobre el velador.

—No necesitas preguntarme, sabes que sí, tampoco necesitas regresar al baño, probablemente tomes veinte minutos. Yo sólo me cubriré y tú lo haces.

—Mhm... —lo miró insegura.

—Qué desconfianza. —fingió estar ofendido.

—Bien, pero cúbrete.

—No veo nada. —dijo Yuta una vez estando debajo de las sábanas.

Ella dio un último vistazo asegurándose de que no estuviera mirando y en efecto, Yuta estaba cubierto de pies a cabeza.

La castaña se sacó la prenda de vestir y la dejó sobre el pequeño mueble. Desdobló la polera y justamente cuando estaba a punto de meter sus brazos sintió las frías manos de Yuta sobre su abdomen, atrayéndola hacia él.

—¡Yuta! —se quejó por el frío y por la repentina acción del chico.

—Lo siento, no quise asustarte. —dio un casto beso sobre su hombro.

—No es eso, ¡cúbrete los ojos, me da pena! —trató de cubrir su torso con la polera.

—Oh vamos. ¿Que acaso no puedo ver a mi chica?

—Pues... Sí, pero es un poco incómodo para mí. —admitió en voz baja.

—¿No es esto lo que querías? —recostó su cabeza sobre el hombro de la chica, esta asintió tímidamente— Entonces no tienes porqué sentirte así, amor. —musitó sobre su oído.

Su cuerpo no tardó en reaccionar y la piel se le erizó al oírlo decir aquello.

—Amor... —repitió ella, su voz tembló debido a la sensación.

Yuta la abrazó desde atrás y comenzó a dejar un camino de besos desde su hombro, pasando por su cuello y hasta llegar a su mejilla.

—Sí, mi amor. —mordió el lóbulo de su oreja.

—Yuta... —susurró. Lo único que hacía era ponerle la piel chinita.

Sus tibios labios rozaban sobre su piel y eso comenzaba a enloquecerla y hacerle sentir una sensación de placer, aquello aumentó más cuando Yuta remojó sus labios y comenzó a esparcir besos sobre su cuello, hombro y espalda.

Nakamoto comenzó a acariciar sobre su abdomen y la parte alta de su vientre mientras los besos sobre su cuello no se detuvieron. Ella colocó sus manos sobre las de Yuta y las acarició suavemente mientras sus ojos comenzaban a cerrarse por inercia.

—No estés nerviosa, ¿sí? Yo me encargaré de hacerte sentir bien. —susurró una vez más sobre su oído al sentir cómo la chica se ponía tensa ante su tacto. Su dulce hablar también estaba haciendo efecto sobre ella.

Be with You ; Nakamoto YutaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora