42.

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Ella caminaba tranquilamente hacia el colegio. Sus ánimos estaban por los suelos cómo usualmente, pero esa vez iba dispuesta a escucharlo y hablar. Logró dejar su enojo del lado y convencerse de que era lo mejor.

Sin tener la más remota idea de lo que le esperaba.

—¡Pequeña! —Yukhei la sorprendió tomándola por los hombros. Estuvo a punto de hablar, pero él continuó—. ¿Cómo estás? Ven, vamos al salón.

—Espera, Xuxi. Debo ir a mi casillero.

—No hay tiempo. Vámonos al salón.

Algo no le cuadraba y es que Yukhei lucía muy inquieto. Se abstuvo a preguntar que le pasaba y, sin protestar, fue junto a él al salón.

Otra cosa que no pasó desapercibida ante sus ojos era que todos se le quedaban viendo de forma extraña, tal cómo lo hacían cuando el rumor sobre ella y Yuta se había esparcido. Sacudió la cabeza y decidió hacer caso omiso a aquello. 

Lucas se sentó a su lado. Él en ningún momento dejó de mover su pierna con patente ansiedad. Eso sólo la confundía y llenaba de preocupación.

—¿Todo bien, Yukhei?

—Sí —respondió casi de inmediato—. Quería decirte que Kun hará una fiesta, ¿te gustaría venir?

—Aah, eso... Lo pensaré.

No estaba en su mejor posición para hacer alguna actividad y mucho menos para asistir a una fiesta. Tal vez iría para serle de compañía a Yukhei.

—Entendido.

Yukhei se mantenía jugando con sus manos nerviosamente y mirando a su alrededor como si algo le afligiera. Su actitud era casi imposible de ignorar.

—Algo ocurre, ¿no es así?

No había querido preguntar, pero la curiosidad le dominó.

—¿Qué? No, todo está bien.

Lucas trató de sonreír, pero aquello se vio más cómo una mueca que lo delató por completo. Ella lo tomó de la mano y sonrió.

—Xuxi, no me mientras. Te conozco bien y sé que algo pasa. Dime.

Yukhei suspiró, dudando en si debía decírselo. Lo hiciera o no, ella se daría cuenta de todas maneras, así que era mejor que se enterara viniendo de él.

—Es sobre Yuta y tú —dijo en voz baja—. Alguien tiene fotos suyas y las filtró. Ahora todos aquí las han visto.

Ella sintió como si el corazón se le detuvo por un segundo y, seguidamente, su pulso se disparó. Si esas fotos llegaban a manos del director, se armaría un horrible problema; a no ser de que estas ya estaban en su poder.

Su estómago se revolvió ante esa posibilidad. Tragó con dificultad y apretó los ojos.

—Cuando te refieres a todos... —dejó las palabras en el aire, pues la inquietud no le permitía articular apropiadamente una oración.

—Me refiero a los alumnos. Por ahora, ni el director ni el consejero y tampoco ninguno de los profesores sabe de esto.

—Dios, esto es tan... —corrió  desesperadamente sus dedos entre su cabello—. Debemos hacer algo. De lo contrario, toda esta situación se volverá una locura. Si el director o alguno de los docentes se entera, podrían despedir a Nakamoto.

—¿No crees que deberías hablar con Nakamoto principalmente?

—Eso haré. —asintió con rapidez.

La mañana pasó estando llena de miradas despectivas hacia su persona; también de comentarios que expresaban lo que los ojos no. Algunas chicas parecían querer molerla a golpes y otras sólo le dejaban saber lo atrevida y fácil que era según ellas.

Be with You ; Nakamoto YutaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora