51.

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Nakamoto finalmente consiguió un trabajo cómo tutor personal. No obtenía el mismo pago que un profesor a tiempo completo en una escuela, pero aquello sería suficiente para ahorrar y darle el regalo a sus padres.

Era tarde y ya iba de regreso a casa. Aún no se mudaba a la suya puesto a que también le brindaba ayuda a sus papás con otras responsabilidades.

Su móvil vibró en su bolsillo y lo tomó rápidamente; era Nahyun.

—¿Hola?

Yuta —le escuchó mencionar alegremente—. ¿Cómo estás?

—Descartando el hecho de que extraño a mi niña, supongo que bien. ¿A qué se debe tu repentina llamada?

Precisamente es de ella quien quiero hablarte. Yuta, debes regresar lo más pronto posible.

La voz de Nahyun se escuchó algo alarmada y Yuta no pudo evitar preocuparse por aquello.

—¿Ocurrió algo? ¿Ella está bien? —cuestionó con notable desesperación.

—Ella está perfectamente bien. Hace poco la visité y, al igual que , te extraña mucho.

—Que alivio. Pensé que algo malo le había pasado —Nakamoto sintió como su respiración se relajaba—. Lo único malo es que no quiero que siga sufriendo por mi culpa.

—Y si no te apresuras en regresar, dejará de hacerlo pronto —Nakamoto quedó en silencio; escuchó a Nahyun suspirar desde el otro lado de la línea—. ¿Recuerdas a su amigo? El que conoció recién.

—Aah sí... ¿Hansol?

Exactamente él. No quiero asustarte ni nada, pero cuando está con él luce completamente diferente. Incluso la llevó al baile y ese día irradiaba una inmensa felicidad. Además, las miradas cómplices que ambos se dan me da la impresión de que las cosas podrían ir más allá que sólo una amistad.

Yuta se mantuvo en silencio mientras sentía su corazón latir con desenfreno y una molesta sensación se apoderó de su pecho. La amaba demasiado, pero no estaba dispuesto a dejarla ir. Eso jamás.

—Nahyun, ayúdame.

¿Ayudarte a qué?

—No permitas que se enamore de él. Me odiaría a mí mismo por dejar que Hansol tome mi lugar. Regresaré pronto y estaré con ella, pero ayúdame a evitar que eso pase.

¿Cómo podría hacer yo eso? ¿Acaso no la amas? ¿No quieres que su sufrimiento acabe? Toma una decisión: o regresas o la dejas ir.

—¡No quiero perderla! —con su mano libre, revolvió su cabello en un acto de frustración— Sólo ayúdame, por favor.

—Si no la quieres perder tan pronto, no seas un idiota y llámala. Está resentida porqué no te has molestado en siquiera mandarle un mensaje. No quieres perderla, pero tampoco te esmeras en mantener los sentimientos que ella conserva por ti. No seas estúpido. —le reprochó con enfado, pero todo lo que le decía era cierto.

—Tienes razón; he sido un idiota. Desde que regresé ella no ha sabido nada de mí —suspiró pesadamente—. Gracias por llamarme, Nahyun. Te hablaré luego porque tengo algo qué hacer.

—Está bien. Cuídate mucho. Adiós.

—Tú igual.

Dicho esto, escuchó el pitido que indicaba que la llamada había finalizado.

Soltó su móvil y se echó hacia atrás sobre la cama. Tenía que regresar pronto o aquello que su mamá y Yurih le habían dicho se cumpliría. En caso de que ocurriera, sería su fin porque la necesitaba.

Aún lloraba cada noche por ella y parece que, mientras él sufría, otro idiota la hacía reír. En parte, agradecía que Hansol la distrajera, pero no quería que su lazo se convirtiera en algo más que una amistad.

—¡Ah, mierda! —ahogó un grito en su almohada y una vez más no pudo evitar las lágrimas.

La desesperación lo estaba derrotando y llorar ya no era suficiente para saciar aquel sentimiento. Es que todo era tan complicado. Tenía dos prioridades por el momento: su pequeña y su compromiso con sus padres. Y sabía de sobra que no podía regresar tan pronto debido a esta última.

—Yuta, cariño, ¿estás bien?

Nakamoto cerró los ojos al instante que escuchó la voz de su mamá, fingiendo estar dormido. Sus lágrimas aún corrían por sus mejillas y cuando sintió los pasos de la mujer cerca, se movió en su lugar para quedar boca abajo.

La señora no era ninguna tonta. Sabía que estaba llorando, mas no lo molestó y sólo acarició su cabello para depositar un cálido beso sobre este y luego salió. Yuta suspiró con alivio y volvió a colocarse boca arriba.

No podía permitirse que ella lo sacara de su vida, se rehusaba a ser reemplazado y probablemente olvidado. La imagen de ella sonriendo y saltando de felicidad junto a Hansol se reproducía una y otra vez. Con tan sólo pensarlo, su pecho dolía horriblemente.

Incluso la llevó al baile.

Significa que él había estado muy cerca de ella, rodeándola con sus brazos y moviéndose de aquí para allá. Había visto miles de películas dónde los protagonistas se besaban al encontrase en situaciones cómo esas. Sentía enloquecer ante las absurdas ideas que él mismo estaba creando.

Reincorporó bruscamente su postura y sacudió la cabeza, tratando de deshacerse de todos aquellos pensamientos que solo lo destruían por dentro. Las lágrimas aún no cesaban; lloraba cómo niño desconsolado y todo debido a su gran imaginación.

Be with You ; Nakamoto YutaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora