Estaba hasta los cojones de estar en clase, los profesores no podían ser más repetitivos, ni ponerle menos ganas a su puto trabajo. Verlos me ayudaba a tener claro mi futuro, no quería un simple trabajo que me diera solo comodidad, quería un trabajo que me ilusionase cada día. Y para mí eso era el fútbol. Me había quedado solo en las gradas intentando respirar un poco de aire fresco después del entrenamiento, a veces estar en el campus rodeado de tanta gente me agobiaba. Me gustaba sentarme aquí cuándo estaba completamente vacío, me permitía relajarme con una calma que en pocos lugares encontraba.
Estaba trasteando con el móvil, cuándo oí unos pasos que me hicieron levantar la cabeza. Era Jamie, estaba subiendo hacia las gradas. Caminó las últimas escaleras que le faltaban, y se sentó a mi lado.
-Hola - saludó mirándome.
-Hola, enana, ¿qué aprovechando para escaquearte de las clases? - pregunté con un sonrisa, que la hizo reír. Y a mí su risa consiguió alegrarme un poco la mañana.
-Algo así. Digamos que no tenía muchas ganas de estar encerrada ahí dentro.
Me quedé mirándola fijamente, analizando su cara. No sabía por qué, pero desde que la conocía sabía con tan solo mirarla si le ocurría algo.
- ¿Qué pasa? Tengo algo en la cara - cuestionó preocupada pasándose las manos por el rostro.
-Has llorado - señalé seguro, no se lo preguntaba - ¿Qué ha pasado, Jamie?
-He hablado con Tracy - admitió cansada - Y bueno, no ha sido fácil.
-Es normal, dada las circunstancias - comenté queriendo restarle importancia para que se sintiera mejor. Me giré hacia ella para coger su cara entre mis manos - Ya verás que con el paso de los días todo va a ir mejorando - dije acercándome cada vez más a la vez que hablaba. Antes de darme cuenta ya la estaba besando. Cada vez que tenía cerca a Jamie, y más ahora que tenía su permiso para hacerlo, era como si una fuerza magnética me atrajera para besarla y tocarla.
Aunque, en un primer momento se quedó quieta, al segundo ya estaba correspondiendo a mi beso. Sus labios eran jodidamente suaves, y tenía que reconocer que la enana sabía besar, siempre me había considerado un experto besando, pero Jamie sabía seguirme el ritmo. Estuvimos así un par de minutos hasta que se separó de mí para coger aire, y mirar hacia el otro lado como si estuviera buscando a alguien.
-Joder, enana, no me digas que tienes miedo de que nos pillen enrollándonos - comenté burlándome de ella.
-No, no es eso. Es que tenía la sensación de que alguien nos estaba observando - respondió nerviosa mirando hacia todos lados.
-Jamie, mírame - la llamé - No hay nadie, tranquila.
- ¿Sí, verdad?... - cuestionó mirándome avergonzada - Últimamente tengo todo el rato la sensación de que la gente me observa.
-Todo está bien no pasa nada - dije tranquilizándola mientras le retiraba un mechón de su pelo de delante de la cara. Jamie se me quedó mirando, y antes de que pudiera decir algo se lanzó a besarme.
Rápidamente la cogí por la cintura y la senté encima de mí. Jamie no solo siguió con el beso, sino que sus manos se dedicaron a trazar círculos en mi nuca que en vez de relajarme, estaban consiguiendo otra cosa. Mis manos se posaron en su espalda y me dediqué a acariciarla por encima de la ropa. No sabía cuánto tiempo llevábamos así, pero el sonido de mi móvil avisándome de una llamada acabó con ese momento tan placentero.
-Dame un segundo - pedí separándome un poco de ella para sacar el aparato de mi bolsillo - Lo siento, enana, tengo que cogerlo - avisé, y Jamie rápidamente se bajó de mí para sentarse a un lado.
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Odio Amarte#1 Trilogía EDL
Teen FictionJamie por fin ha conseguido cumplir su sueño de ir a la Universidad. Los problemas familiares que ha tenido durante este último año, y su orgullo por mantenerse sola y no pedirles nada a sus padres, le traerán más de un dolor de cabeza. Aunque ningu...