Jamie
–Hasta mañana, Jamie – se despidió Kat saliendo del ascensor tras besar mi mejilla – Ni se te ocurra abrir un libro más, nos lo sabemos bien. Es el último examen y lo vamos a aprobar porque nos lo merecemos – dijo haciéndome reír mientras me apuntaba con el dedo convencida de lo que decía – Te quiero, descansa que en cuanto acabemos nos espera un fiestón de tres días seguidos.
–Adiós, loca – dije mientras las puertas se cerraban – Yo también te quiero, mañana somos libres – acabé de decir entre gritos de alegría de Kat justo cuando la puerta del ascensor se cerró y dejé de ver su rostro.
Sin parar de reír por las locuras de mi amiga, acabé de subir hasta mi planta. Eran las once de la noche, habíamos cenado un par de sándwiches en las máquinas de comida de la biblioteca. Como había dicho Kat mañana era nuestro último examen tras un mes de estudio y constantes pruebas que nos tenían agotadas, pero nos consolaba compartir este último. Las dos teníamos esa misma asignatura y aunque estudiar era una mierda, hacerlo juntas lo había hecho mucho más divertido. Ahora solo quedaba aprobar y hacer una fiesta de tres días como la chiflada de mi amiga quería. Nuestra amistad seguía tan bien como siempre, hasta diría que nos entendíamos todavía muchísimo mejor; que le hubiera contado a Kat mis problemas familiares había servido para conocernos más, éramos capaces de comunicarnos solo con una mirada.
Me di una ducha de agua caliente que necesitaba con urgencia para relajar los músculos, me dolía el cuello de mantener mi cabeza inclinada para estudiar. Y con mi pijama preferido, la camiseta de Jay, puesto me metí en la cama. Era bastante pronto para las horas a las que yo me solía dormir, pero estaba realmente agotada y teniendo el último examen mañana prefería no jugármela.
Jay, me voy a dormir ya
No aguanto ni un segundo más con los ojos abiertos :(
Dejo la puerta del balcón abierta ;)
Te quiero..... mucho
Le escribí a Jayson para avisarle de que ya me iba a dormir. Intentaba esperarle despierta casi todos los días, pero había muchos que cuando él llegaba me encontraba totalmente dormida. Este mes y poco que llevabámos en Boston desde que habíamos vuelto de nuestro viaje a París había sido una locura. No solo porque ambos habíamos tenido que estudiar para nuestros exámenes, Jay además estaba entrenando como una bestia para estar en forma y no quedarse por detrás de sus compañeros cuando volviera al equipo. Aunque yo cada vez que lo veía sin camiseta me cuestionaba si era necesario que entrenara tanto, por dios si en su cuerpo había músculos que ni sabía que existían. Pero Jayson seguía sancionado por el tema de las peleas, y no solo tenía que entrenar a parte de sus compañeros, debía de cumplir con la otra parte del castigo y dar clases de apoyo a alguno de sus compañeros. Jayson estaba harto de esas clases, aunque se lo estaba tomando muy en serio al saber que se estaba jugando su incorporación de nuevo al equipo. Con todo esto, nos veíamos durante muy poco ratos al día pero los pocos que teníamos los sabíamos disfrutar al cien por cien. Además era reconfortante ver que en estos meses de relación habíamos madurado lo suficiente como para poder pasar tiempo separados, sin que eso fuera mayor problema que simplemente echarnos de menos.
Antes de dejar el móvil en mi mesilla de noche y acurrucarme en mi cama, no pude evitar mirar la carta que guardaba dentro del pequeño cajón de mi mesita. Recibirla hace un par de semanas me había hecho llorar durante horas, pero había decidido no abrirla. Era la repuesta de George a la carta que yo le había escrito tras verle en el aeropuerto y que Allison le había entregado. Cuando decidí escribirle a mi padre era porque necesitaba cerrar esa herida que había empezado a sangrar hace un año, y que aunque había pasado mucho tiempo de vez en cuando lo seguía haciendo. Mentiría si no dijera que tenía cierta curiosidad por saber qué opinaba George de todo lo que le había dicho, pero me había prometido a mí misma que ese tema no me iba a afectar más; y lo iba cumplir. Sobre todo porque la promesa incluía también a Jay y a nuestra relación, y por encima de nosotros no iba a poner nada, ni a nadie. En esa carta había escrito todo lo que me había guardado durante un año, no había querido alargarme demasiado pero me sentía orgullosa de haber podido expresarme con claridad. Aunque el papel hubiera quedado manchado con alguna que otra lágrima que había derramando mientras la escribía. No tenía una copia de ella, pero cada palabra que había escrito se había quedado grabada a fuego en mi memoria.
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Odio Amarte#1 Trilogía EDL
Teen FictionJamie por fin ha conseguido cumplir su sueño de ir a la Universidad. Los problemas familiares que ha tenido durante este último año, y su orgullo por mantenerse sola y no pedirles nada a sus padres, le traerán más de un dolor de cabeza. Aunque ningu...