Llevaba tres putas semanas intentando hablar a solas con Jamie, pero cada vez que lo intentaba había algo que me lo impedía. O no estaba en su habitación, o nunca estaba sola, o estaba muy ocupada o simplemente veía como se escondía y se escapaba de mí. Por no decir, que ni siquiera la había oído cantar, prácticamente no salía a la terraza o por lo menos no lo hacía cuando sabía que yo estaba al otro lado de la pared. Era como si la habitación de al lado siguiera vacía, y nunca hubiera tenido una vecina. Y aunque, ni yo lo entendía, y mi yo de hace un mes me daría una paliza solo de pensarlo, esto no me hacía ni puta gracia.
Con él que si la había visto varias veces era con Connor. La verdad que nunca en una situación que pudiera decir claramente que seguían siendo novios, pero sabía que así era. Solo hacía falta ver como Parker le agarraba la cintura o le cogía la mano cada vez que yo estaba en el mismo lugar que ellos. Me miraba con cara de idiota como restregándome lo que tenía. Estaba seguro que no solo no se había atrevido a confesarle a Jamie que la estaba engañando, sino que le había hablado mal de mí o se había inventado alguna jodida mierda para que ella no se me acercara. Puede ser que Jamie y yo nunca hubiéramos llegado a ser amigos de verdad, pero desde el primer momento que la había conocido no había dudado en hablar conmigo, aunque fuera para insultarme. Joder, hasta eso echaba de menos, era tan raro molestarla y que no saltara llena de furia con algún tipo de insulto.
Porque sí, alguna oportunidad de hablarle había tenido. Cada día pasaba más rato con Kat, por lo que no era raro que cuando mi prima quedaba con Colin apareciera ella también. Conversaba con los demás como si nada, regalándoles sonrisas, mientras que a mí, el día que había suerte, me contestaba únicamente con monosílabos. Ya que la mayoría de las veces al darse cuenta de mi presencia me ignoraba o simplemente se escaqueaba en cuánto tenía oportunidad. Me hubiera encantado aprovechar uno de esos putos momentos para preguntarle qué era lo que le pasaba conmigo. No podía ser solo por lo que el cabrón de su novio le hubiera dicho, por su forma de mirarme casi con decepción estaba seguro de que pasaba algo más, pero no era tan capullo de soltarle delante de todos que le estaban poniendo los cuernos. Ni tampoco tenía ningún interés en hablar sobre los besos que nos habíamos dado la noche del partido para que el resto se enteraran. Necesitaba hablar con Jamie de una puta vez a solas.
Decidí ir un rato a la sala de máquinas que teníamos en las instalaciones de la universidad, que usaba el equipo, para descargar mi energía y hacer un poco de ejercicio físico. Los últimos entrenamientos de Maxwell habían sido prácticamente técnicos.
En cuánto acabé de ejercitarme, y me dí una ducha para quitar el sudor de mi cuerpo conseguí sentirme mucho más ligero, pero mi cabeza seguía echa un puto lio. Puede que que lo mejor fuera olvidarme de todo lo que había pasado en este último mes, y dejar que cada uno hiciera con su vida lo que le diera la puta gana.
¿Qué iba a conseguir contándole la verdad sobre su novio a Jamie? Me gustaba físicamente, eso no tenía ni que pensarlo, pero no quería nada serio con ella. Ni con ella, ni con nadie, no quería tener novia nunca. Mi vida era el fútbol, sino me concentraba al cien por cien en ello, no sabía si podría conseguir mi sueño de jugar profesionalmente en algún equipo importante de Europa. Y por otro lado, había visto en mi propia familia como el amor de pareja no funcionaba ni teniendo dos hijos en común.
Tenía claro que las jodidas relaciones no eran lo mío, por lo menos hasta el puto segundo antes de llegar a las gradas del campo y verla.
Ahí estaba Jamie, sentada en plan indio con una libreta en su regazo totalmente concentrada escribiendo. Su pelo oscuro estaba recogido en una coleta alta, y me llamó la atención ver que tenía unas gafas puestas.
Me acerqué despacio sin hacer ningún tipo de ruido, era mi oportunidad para aclarar todo y no iba a dejar que esta vez se me escapara. Mientras me acercaba pude disfrutar de sus caras mientras escribía sin parar. Tenía que reconocer que me divertía muchísimo lo impulsiva que era en las discusiones que teníamos. Por eso, no dudé ni un segundo en ir por detrás de ella e inclinarme para taparle los ojos con mis manos.
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Odio Amarte#1 Trilogía EDL
Teen FictionJamie por fin ha conseguido cumplir su sueño de ir a la Universidad. Los problemas familiares que ha tenido durante este último año, y su orgullo por mantenerse sola y no pedirles nada a sus padres, le traerán más de un dolor de cabeza. Aunque ningu...