Capítulo 25 Jayson

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Después de diez minutos esperando a que Jamie bajara, por fin apareció. Había aceptado mi invitación de ir a comer juntos, pero me había hecho bajar a esperarla en el coche mientras ella se cambiaba de ropa o algo así. La verdad es que no le presté mucha atención a lo que me estaba diciendo, ya que en cuánto me avisó que antes de irse se tenía que cambiar mi mente se empezó a imaginar como sería ese momento mientras yo la observaba sentado en el sofá sin perderme ni un solo detalle. Debió ver mis intenciones porque no me dejó ni proponérselo, vio mi cara, blanqueó los ojos y me echó de su habitación prácticamente a empujones.

–Estoy – anunció subiéndose en el asiento del copiloto.

–Ya era hora, enana.

–He tardado cinco minutos, Jayson – respondió mirándome mal

–Demasiados para ir vestida igual – comenté dándole un repaso con mi mirada.

–Jayson, te dije que iba a cambiarme de zapatos, no de ropa. Si me hubieras escuchado en vez de estar pensado en quién sabe qué, lo sabrías – la oí decir mientras yo seguía observando con detalle su cuerpo – Además, podría perfectamente haberme cambiado de pantalones y no te enterarías porque parece que para ti solo existe una parte de mi cuerpo – soltó mosqueada haciéndome sonreír a la vez que con un dedo subía mi cabeza hacia arriba. Y es que esa camiseta que llevaba le hacía un escote de muerte.

–Eso es mentira – negué seguro sin dejar de sonreír – Siempre me fijo en tu culo, es de los mejores que he visto, pero se me complica un poco cuando estás sentada. Aunque sabes qué, enana, no podría elegir con que parte de tu cuerpo quedarme.

–Mejor déjalo, Jayson, no hagas que me arrepienta de haberte dicho que sí.

–Perdóname, por favor, Jamie - sonreí irónico - Para compensarte este mal momento en el que solo me he dedicado a alagar tu cuerpo – dije burlándome de ella – Te dejo elegir a ti el sitio dónde comer.

– ¿De verdad? – preguntó feliz olvidando su mosqueo como si le hubiera hecho el mejor regalo del mundo.

– Sí – contesté dudoso al no saber qué era lo que le hacía tan feliz.

–Quiero ir al McDonald's – anunció con una gran sonrisa.

–Joder, no sabía que hubiera invitado a comer a una niña de cinco años.

–No empieces, Jayson, tú has dicho que podía elegir – comentó indignada – Hace un montón que no voy, aquí en Boston está lejos del campus, y todavía no he tenido oportunidad de ir – se defendió.

–Que sí, enana, me parece bien. A mí también me apetece una hamburguesa – dije antes de poner en marcha el coche.

Llevábamos treinta minutos de camino, y Jamie no había abierto la boca. Nada más dejar el campus atrás si había notado como me miraba de reojo un par de veces, pero desde hacía ya un buen rato iba muy concentrada mirando por la ventanilla.

La había invitado a comer para pasar un rato los dos solos, esa simple frase en mí sonaba rara de cojones, era la primera vez que invitaba a una chica a comer. Normalmente, quedaba con las tías para follar, y para eso en concreto, no me hacía falta invitarlas antes a comer o cenar. Todo era distinto con Jamie, con ella no solo había atracción física y sexual, que por supuesto que la había, también me apetecía conocer más sobre todo lo que la rodeaba. Además, le vendría bien salir a despejarse después de lo que acababa de pasar con el idiota de su ex. No había sido solo la pelea, Parker, además de un gilipolleces e insultos, había comentado algo sobre como Jamie le había dejado solo el año pasado. No entendía muy bien todo aquello, pero nada más ver la cara de Jamie después de escuchar esas palabras supe que le afectaban más de lo que decía.

Odio Amarte#1 Trilogía EDLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora