–Jayson, tienes que venir a comer. Es tu cumpleaños – oí por sexta vez lo mismo que llevaba escuchando los últimos cinco minutos – Sé que el sábado no vas a estar en Boston pero lo podemos celebrar un día antes.
–Helen – suspiré cansado – No me apetece una mierda tener que ver la cara de mi padre y a él seguro que tampoco le apetece ver la mía.
–Cuida tu lenguaje jovencito – me regañó. A veces decía palabras mal sonantes solo para ver cómo se irritaba – Y te estoy llamando yo; pero tu padre, Rachel y por supuesto Ali también quieren que vengas. Ha sido idea suya.
– ¿De Andrew? Si claro, cuéntame otro chiste, Helen. Hoy estas muy chistosa eh – me reí irónicamente.
–No es ninguna broma, niño. Tu padre solo quiere comer en familia para celebrar tus veintiuno. Así que no se hable más, el viernes a las dos en casa. También estarán Harry y Nicole.
–Helen, tengo planes – me quejé una vez más. En realidad no tenía nada planeado pero cualquier plan era mejor que ir a comer a casa.
–A las dos en punto, Jayson – ignoró mi queja – Y si estás pensando en no venir recuerda que luego tendrás que explicar el por qué a Alice.
–Bien jugado, Helen – murmuré rendido antes de colgar. Creo que no había nada peor que intentar conseguir el perdón de Ali.
Resoplé cansado y me deje caer en la cama, no me gustaba celebrar mi cumpleaños en familia. De pequeño siempre contaba los días que faltaban con mucha emoción, y disfrutaba que todos mis amigos del colegio vinieran a casa y tener una gran fiesta con tarta. Pero según iban pasando los años y mis padres menos veces estaban ese día, y cuando estaban casi nunca coincidían juntos, más asco le cogía. Por eso me jodía tanto que mi padre intentara arreglar todo ahora.
¿¡En serio se pensaba que con veintiuno años me importaba una mierda comer en familia cuando con ocho no había estado!? Ni de coña había sido decisión suya organizar esa comida. Entre Rachel y Helen lo habrían pensado y una vez que se lo hubieran comentado a mi hermana ya era imposible echarse atrás. Ali era capaz de hasta convencer a mi padre de pasar un día todos juntos en una isla desierta.
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– ¿A ti te estaba buscando yo? – dije al verla de espaldas hablando con otra chica, de la que se despidió antes de girarse hacia a mí.
– ¿A mí? No será que estás buscando a tu novia y me quieres utilizar a mí para encontrarla – respondió sonriente como si me hubiera pillado.
–Pues no, lista – dije tirando de un mechón de su pelo por lo que me llevé un empujón que ni siquiera me movió – Sé que Jamie está en la biblioteca acabando un trabajo. Te buscaba a ti para saber si te ha llamado Helen.
–Sí, ya me ha comunicado la comida familiar para celebrar tu cumple – dijo sonriendo como una tonta. A Kat le encantaban esas cosas.
–Ya puedes hablar sin parar como haces normalmente para entretener a mi padre y que el muy cabrón no me joda el día – dije de mal humor.
–No te pases, idiota. Y primero tendré que decidir si voy. Le he dicho a Helen que tenía planes, así que no seas un imbécil prepotente si quieres que cambie de idea.
–Joder – suspiré – Sabes que estás gilipolleces me sacan de quicio. Pero por favor ven mañana sabes que si estás tú, Andrew se controla más.
Y es que mi padre se creía que podía seguir engañando al resto de la familia dando una imagen de familia feliz, ¡como si no nos conocieran! Mi tía Camille era un par de años mayor que mi padre y seguían teniendo discusiones como si fueran niños. La madre de Kat, y Andrew habían tenido una gran bronca cuando mi familia saltó por los aires y todo se desmoronó. Estuvieron un tiempo distanciados y por eso era tan importante para el que ahora mis tíos y abuelos vieran que ya no había problemas. Se debía pensar que todos eran tan idiotas como él. Así que si Kat iba mañana me ahorraría escuchar alguno de sus estúpidos comentarios de mierda que no valían para nada.
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Odio Amarte#1 Trilogía EDL
Teen FictionJamie por fin ha conseguido cumplir su sueño de ir a la Universidad. Los problemas familiares que ha tenido durante este último año, y su orgullo por mantenerse sola y no pedirles nada a sus padres, le traerán más de un dolor de cabeza. Aunque ningu...