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Meryem.

Llevé los platos y las ollas a casa de Hetch, algunos condimentos también y comencé a sacar de la bolsa las cosas. No me sorprendió que al abrir el refrigerador un olor a putrefacción saliera de éste, la única comida que Bruce tenía, un churrasco, se había descompuesto y derramado un líquido asqueroso que ahora comenzaba a chorrear hasta el piso, lo cerré con rapidez tratando de controlar las arcadas.

Encontré en unos de los muebles la comida de Snake y le serví. El perrito llegó corriendo a comer tan pronto dejé su plato, no quería ni pensar en cuánto no había comido.

Caminé al cuarto de Bruce y lo encontré durmiendo plácidamente, roncando incluso. Me apoyé en el marco de su puerta y lo quedé mirando... ¿Cómo este chico podía estar consumiendo? La primera vez que lo vi no lo habría imaginado, aunque supongo que las apariencias engañan. Si no lo estuviese viendo con mis propios ojos juraría que la persona que estaba cuidadosa y pulcramente vestida no tiene ninguna relación con el tipo drogado que podría haber muerto intoxicado. Contraje mi rostro recordándolo a la perfección. Estaba clara de cómo se comportaba un adicto con esa mierda en su sistema. Josh muchas veces actuó así.

Miré mi celular, era hora de comenzar a cocinar. Piqué las verduras, lavé el pollo y dejé que se cocinaran siguiendo la famosa receta de mi abuela. Al dejar la comida cocer me detuve para observar con detención el departamento, era un desastre, un desastre total, al lugar le empezaban a salir telarañas demostrando que hacía tiempo no le habían pasado ni un plumero si quiera, Snake también había hecho lo suyo y sólo era parte del olor que embriagaba el departamento. Aunque había limpiado rápidamente el dormitorio, no me había encargado de los otros cuartos todavía, donde también habían botellas desplegadas por todas partes, me recordaba a esa bizarra película de Ryan Reynolds que nadie recordaba, "Las Voces", ¿estaría Bruce teniendo alucinaciones? Esa sería una mala noticia para mí si tal fuese el caso. Me alegré de haber comprobado previamente que no había nada más que un rancio churrasco en su refrigerador.

Como era de esperarse, tampoco tenía una escoba, así que me devolví a mi departamento en busca de eso y otros objetos de limpieza. Tomé el escobillón, comencé a barrer y a limpiar la casa de Bruce, traté de correr las cajas de mudanza que seguían quedando, pero algunas eran tan pesadas que sólo limpié alrededor, por un momento me hubiera gustado abrirlas y sacarlas, pero eran cosas de él y no me iba a meter ahí. Dejaría mi lado detectivesco para otro día, en cambio, me armé de valor para abrir el refrigerador y deshacerme de la vida que se estaba formando ahí.

Luego de que todo estuviera medianamente ordenado y limpio, fui a ver cómo estaba la sopa, calculé unos diez minutos para que estuviera lista.

Escuché como Bruce se levantaba de la cama.

-No dormiste casi nada-hablé al ver como el extranjero se acercaba descalzo.

-El hambre me ganó y eso tiene muy buen olor-apuntó la cocina.

-En diez minutos estará listo, tendrás el honor de comer la famosa receta de mi abuela-sonreí.

-¿Podré beber una cerveza antes de eso?- se sentó en el mesón que daba para la cocina.

Una sola mirada bastó para que Bruce supiera mi opinión al respecto.

-Sólo agua- musité- al menos por hoy-agregué ya que al escucharme soné autoritaria.

El chico había desviado su mirada observando su departamento ahora un poco más limpio, seguro no recordaba por completo las condiciones en las que se encontraba antes dado que no estaba en sus cinco sentidos cuando lo dejó como estaba.

Finally Free «Niall Horan» #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora