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Niall.

-¿De verdad?, ¿incluso después todo?- sonreí de oreja a oreja, pero inmediatamente mordí mis labios, temeroso ante la respuesta.

-¿Crees que bromeo?-sonreí genuinamente y sin ataduras ante sus labios que habían tocado los míos como la mejor reacción de todas. Por más que sus palabras podrían ser falsas, su cuerpo no lo era, jamás podría serlo, que se apegaba junto a mí sin dejar un centímetro de lejanía. La tomé de su cintura para ayudarla a... Woof, woof

-¡Snake!, ¡sale de encima! Yo tamién te quiero, pero ya basta- moví mi cara de la lengua de mi amigo perruno y achiqué los ojos para acostumbrar la vista.-¿Me quedé dormido contigo?-lo miré acomodándose a mis pies y colocando sus mejores ojos de "gato de Shrek". Rasqué mi cabeza y saqué de ella los pedazos de pasto que se habían quedado pegados.

Recordé de sopetón que después de conversar con mi mamá había ido a jugar con Snake y cuando éste se cansó nos tiramos ambos en el césped. Debía de haberme quedado dormido mientras me perdía en mis pensamientos, que por supuesto, iban dirigidos a Meryem. Ahora me sentía como una gran tabla con mi espalda adolorida y mis brazos ardiendo por las picadas de hormiga, aunque claro, aquellas molestias parecían diminutas ahora que estaba despierto y podía estar consciente del dolor en mi corazón. Me levanté con lentitud conforme aclimataba mis piernas y entré de nuevo a la casa viendo mi reflejo en los ventanales.
-Mierda, Snake, me quemé-tenía que agregar "rojo como un cangrejo" a la lista, porque mis ojeras y nariz habían quedado rubicundas, estaba seguro de que esto dolería al día siguiente.

Continué avanzando en la casa y tan pronto vi los libros en el piso recordé que no sólo había dormido en el patio, sino que hoy había despertado en el suelo.

-¡Mira lo que hiciste Snake!-le dije, ya que me había seguido para acomodarse en la cama que le había comprado, y que ahora se encontraba junto a la chimenea.

Me puse en cuclillas para levantar el primer libro e instantáneamente hice una mueca por el dolor, en cuanto lo tomé volví a soltarlo.

-Tú no fuiste-me di la vuelta dirigiéndome a Snake-fui yoUn flashback de mi borrachera regresó a mi mente, había sido yo el que botó prácticamente todo en el librero... Y probablemente yo también el que rompió el florero. Estaba muy mal. Muy, muy muy mal. Por Meryem. No, por mí, gracias a mí, por mi culpa.

Había convertido mi vida en una mala película barata para ser libre y feliz, ¿acaso era libre y feliz ahora? No, no lo era. Por más que jugase con Snake o tratáse de reanudar mi vida cotidiana (o lo más cotidiano que se puede hacer) ella siempre estaría ahí, en mi mente, y sería algo más que un lindo recuerdo y producto de mi imaginación si yo no lo hubiese arruinado como siempre lo hago. Nunca debí acercarme a ella desde un inicio, pero ya está, lo había hecho, había quedado impregnada en mí para siempre.

-Yo no vine hasta acá para ser infeliz, Snake- le dije a mi mayor confidente, y me paré con convicción dejando el desastre tal y como estaba.

Corrí hasta la puerta y agarré las llaves colgadas detrás de ella.

-¡Deséame suerte, Snakey!Corrí hasta la camioneta convencido de manejar lo más rápido posible, pero los mareos de inmediatos me recordaron que no había comido absolutamente nada desde que había despertado con la resaca.

En cambio, manejé lento hasta la cafetería o restaurant más cercano, ansiando un café con tostadas para repararme. Mis plegarias resultaron concedidas, y en menos de diez minutos estaba devorando un café con tostadas y mermelada, lo justo y necesario que exigía mi estómago para desintoxicarse. Es así, como en media hora volvía más energizado que nunca a estar detrás del volante, nada ni nadie podía quitarme la adrenalina que sentía en estos momentos. Incluso encendí en un volumen moderado la radio mientras cantaba al compás. Me fijé en las calles procurando estar en el lugar correcto, y recurrí a mi mapa en el celular cuando me perdí.

Finally Free «Niall Horan» #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora