Finally Free «Niall Horan» #1

55

Capítulo dedicado a cxrolinx_mz💘

James.

Trataba de concentrarme en mi respiración mientras el señor Arslan conducía al aeropuerto por Mer. Una vez más por el rabillo del ojo miré a mi ex en la otra esquina  del la parte trasera del auto. Esto era realmente incómodo, después de lo que había pasando en casa de Alex, o después de lo que habíamos vivido en los últimos años, mejor dicho, pero sin duda alguna nuestro último encuentro dondé me colé en su casa no hacía otra cosa que empeorar esta situación (y todas las otras en las que nos cruzaríamos, por ejemplo, el cumpleaños de Meryem). Mordí mi labio recordando ese beso, no podía dejar de mirar al chico y noté que estaba deslizando sus manos en sus jeans en un intento de, seguramente, limpiar el sudor, demostrando que no sólo era yo el que estaba nervioso. Como acto siguiente pasó el dorso de su mano en su frente para deshacerse de las inexistentes gotas...

Vamos, James, concéntrate, dos y dos son cuatro, cuatro y dos son seis, seis y dos son ocho y ocho...

-Ninguna palabra cuando llegue Meryem, acuérdense que es sorpresa y ella no tiene idea-musitó en un alto tono Isabelle, que se hacía escuchar por sobre la música de Elvis, porque tal parece ella pensó que las últimas diez veces que lo había repetido no habíamos escuchado.

-Hablo muy en serio.-se giró del asiento copiloto para que Alex y yo la pudiesemos ver-Si alguno de ustedes dice una palabra me encargaré que los castiguen de por vida-amenazó como si fuésemos niños, que con ella transformándose de hogareña y amable a seria y estricta me hacía pensar que tenía 15 años de nuevo.-Quiero que todo salga perfecto, aunque Bruce sí sabe, a él le pueden decir, vaya, al fin Meryem le atinó, ¿no, Mustafa? Por mí ya se estarían casando y pensando en mi primer nieto...

A partir de ahí Isabelle comenzó a divagar sobre cómo se hacía más vieja y Mer no le daba nietos, aunque eso fuese lo último que quisiese hace unos meses atrás. Decidió cambiar el tema de nuevo al cumpleaños, donde yo sólo asentía esperando de que ella me viese por el espejo retrovisor, mientras que Alex respondía a cada una de sus preguntas y sugería los detalles. Mierda, ¿por qué tenía que estar tan nervioso? Todo él me colocaba los pelos de gallina, el que estuviese sentado cerca de mí, su voz, e incluso escucharlo hablar sobre organizar el cumpleaños, uno de sus hobbies (y talentos) favoritos. Escuchaba detrás de mí salir su voz, fresca y ronca, tal cual como la recordaba, que no paraba de darme escalofríos.

Giré mi cabeza en el momento exacto, plenamente consciente de que estábamos pasando por el lugar de nuestra primera cita, porque ambos estábamos de acuerdo en que tenía que ser un lugar recóndito y alejado, así que camino al aeropuerto nos adentramos prado adentro para un picnic en el pasto. Sonreí involuntariamente recordando lo guapo que se veía con una camisa de color celeste suave y esos jeans caqui, aún no se me olvida ese día su cara después de nuestro primer beso... Mierda, no, no, no, ¿qué haces? Ya hablamos de esto, tres tristes trigres trigaban trigo en un trigal, ¿dije trigres? Tres tristes tigres trigaban trigo en un trigal.

Iba por el quinto trabalenguas cuando sorpresivamente habíamos aparcado en el estacionamiento del aeropuerto. Me alegré de que mi tonta idea había funcionado. Pero me volví a desanimar cuando observé sin querer a Alex enjuagando sus labios con su lengua, mierda, James, ¿es que no sabes hacer nada bien?

¡No! ¡Concéntrate! Estás aquí por Mer, Meryem... A paso acelerado me bajé del auto para adentrarme al aeropuerto en busca de alguna pantalla que dijera los vuelos y las puertas. Sabía exactamente dónde estaba, no hace mucho había llegado aquí y mi pasado no me había mantenido lejos de los aeropuertos, además, Georgetown sólo tenía dos puertas y dos pantallas, una en cada extremo de lugar (no que fuese muy amplio); aún así cualquier excusa era suficiente para distraerme de mi mayor centro de atención.