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Meryem.

Hoy era sábado, día de lavado, con una sola mirada al celular comprobé que exactamente hace una semana a estas horas (nueve con diez de la mañana) yo ya estaba de pie camino a la ducha para terminar media hora después en la lavandería, así como el sábado anterior a ese, y el anterior a ese... Y el anterior a ese. Sin embargo, no parecía que el mismo entusiasmo me acompañara ahora, o... no parecía que nada estuviese conmigo, en realidad. Sólo me quedé ahí, acostada sin hacer absolutamente nada, mirando el techo, de vez en cuando observando la esquina de la ventana que la cortina no alcanzaba a tapar y pensando que al otro lado, en el otro edificio, ya deberían haber empezado su día. Esperé hasta que mi estómago empezara a rugir, pero nada ocurría, él tampoco parecía estar con ganas.

Sabía que no estaba bien, parecía que mi cuerpo se había secado hasta consumir cada gota haciendo que fuese imposible llorar. Pensaba en Bruce y la nostalgia venía, pero las lágrimas no. No sólo mi organismo se había automáticamente cansado de sufrir, si no que mi mente también, por eso ahora creía que se había tomado unas vacaciones. "Tú sufre, yo me voy", y ahora me encontraba perdida sin encontrar las fuerzas suficientes para levantarme. Esto era nuevo para mí, con Josh y... Colton había llorado todos los días, hasta que cada día menos lágrimas fueron cayendo y un día cesaron; sus rostros eran la primera imagen que veía en la mañana, y lo último antes de dormir, pero... ¿qué hacía cuándo no pensaba en absolutamente nada? Cuando tu cuerpo y mente parecían cesados, aburridos, negados a volver a sufrir. Esperaba la misma reacción de esta separación, y supongo que fue el asombro del dolor que me dejó en este estado interte. Sobre todo porque creí que me llamaría y lo perdonaría, mas,  hasta ahora mi celular se ha quedado vacío esperando un mensaje de él.

La semana pasada todo me recordaba a él, creía incluso haberlo visto, pero sólo era mi cabeza viendo lo que quería ver, por otro lado, mi mente pensaba lo que quería pensar, esperé sin cesar su llamada que nunca llegó y su mensaje que nunca alegró, y creía que él estaba del mismo modo y también me extrañaba.

Pensé en llamar a James o Alex, estaba claro que mi comportamiento estaba lejos de mi conocimiento, y ellos podrían ayudar, pero también sabía que si no me obligaba y continuaba por mí misma jamás lo haría.

Con esta convicción (y las inevitables ganas de ir al baño) me separé de la cama. Me quedé pensativa ante qué podía hacer, decidí posponer un día más el lavado y me tiré en el sillón con una manta, aunque no hiciese frío. Este sería mi plan, sentarse frente al televisor no sonaba mal, y hace tiempo que no lo hacía.

Dejé el canal que ya estaba puesto en cuanto encendí el televisor, parecían estar dando una película antiquísima, "Cocodrilo", y en vez de concentrarme en ella pensé en cómo era posible que las personas le temieran a películas como aquellas donde el animal parecía un muñeco de peluche y los gritos estaban horriblemente superpuestos. No duré mucho viéndola, ya que pronto me quedé dormida, y así entre sueños (sobre cocodrilos) me sobresalté abriendo los ojos, la película había terminado y habían comenzado las noticias de la tarde.

"Greg Horan, hermano del fallecido Niall Horan ha publicado una de las últimas canciones grabadas antes de..."

Golpes en la puerta hicieron que terminase por despertar, aun con la vista medio borrosa me tambaleé para abrir.

-¡MERYEM!- era la voz de Alex.

-¿ESTÁS EN CASA?-ese era James-ABRE LA MALDITA PUERTA

-¡¿Qué les pasa al par de idiotas?!-les dije cuando los tuve en frente-¡¿Acaso quieren que me echen del edificio y me acusen de ruidosa?!

-Oh, Dios, estás viva-me abrazó Alex-¡Aleluya!-me soltó para alzar las manos al aire y volver a gritar como si estuviese en la Pasión de Cristo.

Finally Free «Niall Horan» #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora