Finally Free «Niall Horan» #1

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Niall.

Los días que prosiguieron después de que Meryem me encontrara a punto de una sobredosis, esta vez real, se basaron en ella comportándose peor que mi mamá. Se despierta temprano en la mañana (empiezo a sospechar que más temprano de lo normal para molestarme) a desayunar conmigo y así asegurarse de que tenga "la comida más importante del día", según ella. A la hora en que el sol ya se ocultó y las calles son iluminadas por la insuficiente cantidad de alumbrado público Mer regresa a casa, a veces con comida que compró afuera (ayer me sorprendió con comida china) y otras con la convicción de cocinar en casa, pero de una manera u otra se encarga de que tanto ella como yo llenemos nuestro apetito antes de ir a dormir.

Dentro de lo que podía mi vecina me estaba protegiendo más allá de lo esperado, sin ninguna razón aparente, mientras que yo... además de salvar su árbol no había hecho nada por ella. Ni todos los "gracias" que le decía al día eran suficientes para demostrar mi gratitud a su preocupación (tampoco los "gracias" que estoy seguro Snake le decía cada vez que ella se asomaba).

Cuatro días después del accidente (sí, fue un accidente) me di cuenta que las cajas con ollas, sartenes y otros utensilios para la cocina seguían cerradas en cajas apiladas en una esquina de la habitación, al desempacarlas pensé que podría prepararle algo de cenar, pero, ¿qué? Hasta el momento sólo ella había cocinado, y cuando en una oportunidad me ofrecí para ayudar dijo que la comida peligraba si yo me acercaba a ella. Era cierto. Mi imagen de quien no sabe cocinar ni un huevo quedó planta.

Miré a Snake, el peludo dormía en el sofá, creo que saldría a comprar solo, luego sacaría a mi pequeñín junto con Mer.

¿Que podría prepararle? La chica era vegetariana así que nada con carne obviamente, noté que tiene una preferencia por las pastas... ¿Y si le hago una lasaña? Si compro las láminas precocidas no puede ser tan difícil.

Tomé mi celular y busqué en internet "cómo preparar lasaña vegetariana", de inmediato me aparecieron muchos links, pero entre todos elegí el que se acercarse más a la realidad, para mi fortuna, todos los ingredientes eran sencillos y se conseguían fácilmente en el supermercado.

Bajé a comprar las cosas que necesitaba, miraba el barrio por primera vez con calma y tranquilidad, definitivamente era el peor lugar en el que había vivido; las casas estaban acopladas unas a otras de manera que todo lo que hacía el vecino lo escuchaba el otro, muchas tenían cartón donde debía haber concreto, sin embargo, una calle más adelante se encontraba el canal que se encontraba en todo Georgetown, lo que permitía acumular la lluvia que caía para luego liberarla al mar.

Los calambres en mi estómago a veces volvían y eran horribles, pero me obligaba a seguir caminando como si no sintiese nada. Negué y seguí mi camino. Al entrar al supermercado deambulé por los pasillos buscando todo lo que necesitaba, me detuve en el pasillo que parecía ser de "dieta", suponiendo que ahí se encontraba el ingrediente que más desconocía: la carne de soya, el cual efectivamente estaba ahí. Sentí cómo unos ojos se posaban en mí más de lo necesario y me apresuré en llegar al siguiente pasillo disimulando tanto como podía, pero la persona me siguió, ya iban tres pasillos en que estaba detrás mis pasos.

Con precaución me detuve y un pequeño cuerpo chocó con el mío. Me giré y noté que era una chica con no más de dieciséis años que se encontraba inmóvil en el piso mientras con sus codos se apoyaba en la fría cerámica.

-¿Por qué me sigues?-dije imitando el inglés guyanés para librarme de mi acento, lo cual me salía bastante bien gracias a mi vecina, al mismo tiempo le estiré la mano para que se levantara.

-Te pareces a...-sacudió su cabeza incrédula después de aceptar mi ayuda y levantarse-No, olvídalo

Me petrifiqué por un momento, ¿me había reconocido? Quise decirle que si se refería al cantante Niall Horan era yo, quise correr a gritarlo por los altavoces del supermercado y que todos me escucharan, era yo, estaba vivo y estaba aquí, en Guyana, por más absurdo y loco que sonara de verdad era yo. En cambio me mantuve mudo y volteé rápidamente con mi carrito hasta otro pasillo que comenzaba a verse borroso.