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Niall.

Miraba cómo Meryem se había quedado dormida, estaba impactado tocando mis labios. Respiraba lenta y tranquilamente, como si lo de hace minutos no fuese nada, contrario a mí, que todavía tenía mi respiración agitada.

¿Cómo esta pequeña había sido tan descarada? Venir así, besarme y luego dejarme semidesnudo y ansioso.

Caminé hacia mi closet y saqué una de mis camisetas, se la coloqué a la chica árbol y la recosté en mi cama. Tomé su vestido y mis pantalones para arrojarlos a la cesta, los llevaría mañana a la lavandería de aquí.

Me coloqué unos pantalones y una sudadera, salí de mi habitación y vi la mirada expectante de Snake, quien había sido despertado por los gritos de Mer, pero no había emitido un solo sonido, no me pregunten por qué pero me sonrojé .

-Ya snake, no me mires así-él movió su colita, como si supiera, o probablemente sí lo supiera.

Observé la hora de mi celular y marcaba las 4:15 am, había pasado todo en cuarenta minutos, sin embargo, sentía que nuestra pequeña sesión con Mery había durado horas, porque en cuanto nuestros labios se tocaron tiempo pareció detenerse, o a lo mejor desde que ella llegó gritando y golpeando mi puerta, todo el tiempo con ella me era un misterio, pero de algo estaba seguro, no quería que se detuviera.

Si Meryem no se hubiese quedado dormida habríamos llegado hasta el final, y ahora que lo pensaba cuerdamente era lo mejor, no me convenía tener una relación falsa, todo lo que ella sabría de mí sería inventado, todo mi pasado, ella estaría con Bruce Hecht, no con Niall Horan; eso era algo que nunca podría darle y esta chica merecía más.
Normalmente a estas horas estaría durmiendo como un tronco, pero la inesperada visita me había dejado más despierto que nunca, y no quería dormir, ¿Qué podía hacer? Dormir y drogarme, eso era todo lo que hacía durante la semana pasada, y no quería volver a ello, el celular ya no me parecía tan atractivo estos días, ya que todo lo que salía de él parecía dolerme. Eran razones meramente sentimentales el por qué no me había deshecho del aparato para conseguirme otro.

Giré mi cabeza y mi mirada se topó con una guitarra: Ursula. Mis dedos comenzaron a cosquillear, no recordaba la última vez que eso me había ocurrido, siempre que estaba apunto de escribir una canción. Me complací y tomé el instrumento, de inmediato mis dedos se conectaron a las cuerdas y comencé a tararear una tonada, de modo que tomé un viejo cuaderno de una caja que se encontraba en mi habitación y aproveché ese momento para observar a Mer, su respiración seguía siendo pacífica y tenía levemente el maquillaje corrido debido a la ducha que nos habíamos dado, me reí al recordarlo, sus labios ya no estaban hinchados, aquellos que habían estado sobre los míos minutos atrás, y de su labial rojo levemente quedaba rastro; aún así, nunca me pareció tan hermosa como ahora.

De vuelta al living me topé con un espejo y descubrí que el resto del labial de Mer estaba en mí, volví a sonreír, me senté en el sofá y anoté los acordes, ahora con nuevas letras para la melodía.

Dos canciones más tarde eran ya las seis, toqué una última vez las dos canciones sintiéndome orgulloso; en otros momentos habría mensajeado a Louis y mandado un audio cantando, pero ahora era diferente y no podia hacer otra cosa que compartirlas conmigo mismo, sabiendo que nunca saldrían a la luz. Con ese amargo pensamiento decidí que era hora de dormir, observé el sofá y no se veía el más cómodo para dormir, así que me acosté en la cama al lado de Meryem, colocando un brazo en su cintura y teniendo su rostro como una última imagen antes de dormir.

-Nononono- dijo una voz al lado mío- Dios, soy una estúpida

-Oye, estúpida, son las... -miré mi celular para confirmar- once de la mañana, si pudieras hacer silencio, gracias- dije sabiendo que la haría enojar.

-¿estás chistoso?, ¿no ves acaso lo que pasó?

-Pasó que gracias a alguien dormí tarde y sigues interrumpiendo mi sueño, así que si solo...-me levanté un poco para cerrarle los labios- así está mejor- sip, definitivamente me iba a gritar.

-¿¡Mi culpa!? Ay no, qué hice-comenzó a golpearse la cabeza con la palma de su mano- espera... qué día es

-¿segura que botaste la coca? Es sábado, más razones para que dejes de gritar y te vuelvas a dormir, la cama se está poniendo helada-

-¡Sábado! Ay nonono

-¿Tienes acaso otra cita un sábado por la mañana?- pregunté.

-¡Y son las once! Me queda una hora

-Te propongo que lo dejes plantado y te acuestes

-No tengo tiempo para esto, me tengo que ir

Y sin más, se fue, esta chica era un total misterio, ¿qué tendría que hacer un sábado por la mañana? No creía que fuese una cita, lo dije bromeando, ¿o en realidad sí tenía una?

Celos, ¿cómo estaba sintiendo celos? Fue solo un estupido beso, que ella ni siquiera recordaba, me volví a sentar a la cama y tratando de que no me ganara la curiosidad mire mis pies.

¿Y si le iba a decir lo que habíamos hecho? No, Dios ella era capaz de pegarme el golpe de mi vida si sabia que nos habíamos besado.

Mi curiosidad fue más grande, me acerqué a la ventana y vi como en menos de diez minutos la chica iba corriendo hacía el paradero. ¿Que tenía que hacer tan importante un sábado en la mañana?

Realmente Meryem era un remolino incontrolable.
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Capítulo editado y co-creado por SmileWithHoran

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Finally Free «Niall Horan» #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora