Epílogo.

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Narra Luhan.

Diez años después.

Como era tradición desde hace muchos años, todos fuimos a ver a los pastelitos. Min era la más emocionada por poder conversarles,  a Han aún le costaba pero había trabajado muy duro en su recuperación. Ambos eran mis lindos niños  que pronto conocerían el mundo en la etapa más difícil del ser humano (al menos para ellos, dicho por Min)

Pero lo que más admiraba de ellos era el cariño que demostraban en esta terrible fecha.

Como siempre Min fue la primera en llegar, Han la siguió de cerca y luego nosotros. Sehun tomando fuertemente mi mano.

-Pastelitos.- saludó Sehun. Semanas después de que Min y Han se enteraran de que serían hermanos mayores, me habían preguntado como era la cigüeña. Sehun por molestar dijo que ella no existía y la verdad era que mi vientre era un horno donde papá Hun puso un "ingrediente" para que se mezclara con un "ingrediente" mio y pudieran cocinarse sus hermanitos.

-Así es como se hacen los bebés.- remató dejandonos en un completo silencio. Desde ese entonces los habían llamado pastelitos.

Ahora Min ya sabía cual eran esos ingredientes y estuvo molesta por unos días de descubrir la verdad.

-Esa clase es demasiado embarazoza.- se quejó Min un día después de la escuela.

-Pequeña, es necesario que sepas de eso.- le contestó Sehun. Min se ruborizó.

-Tengo trece, suficiente es tener que saber que mi cuerpo seguirá cambiando.- me guardé mi carcajada.

-Min, no seas dramática.- pedí. Sehun asintió a mi pedido.

-Pero no necesito saber del ser humano y su sexualidad.- al decirlo se sonrojó más.- ¡no pienso hacer nada de esas cosas! No quiero hornear bebés jamás.

-Eso dices ahora, pero dos años más y me vas a presentar a un chico, luego te hará daño pero estarás ahí, deciden ir juntos a la universidad, luego quedas embarazada, de ahí te casas y yo te pierdo para siempre.- se quejó Sehun. Dramáticos.

-Eso no es cierto, ya dije que no quiero hornear bebés.- refutó.

Pero hoy ya existía un niño y eso no lo sabía Sehun. Han por otro lado aún no llegaba a esas clases y si bien su leve retraso y su leve autismo estaban en superación, había tomado muy mal el crecimiento de su cuerpo y en una sesión le dijo a al psicólogo que estaba muy avergonzado. Tratamos de hablar con él pero se negó.

-Han, tu cuerpo te va a traicionar.- le dijo Sehun.- Y no tienes porque avergonzarte, me puedes preguntar lo que quieras o guardar tu silencio. Pero eso si, no dejes que ninguna niña te toque.

Han se alteró con lo último. Me miró totalmente asustado.- N no quieero...

-¡Sehun!.- le reclamé.- Han, mi rey, todo estará bien. Nos tienes a nosotros. ¿Si?  No debes tener miedo.

Si la pubertad era así... Nos esperaba una muy dramática y difícil adolescencia.

-¿Lu?.- miré a Sehun.- Hey, amor, ¿Todo bien?

-Si, solo recordaba algunas cosas.- le sonreí para tranquilizarlo.- Venga, hay que poner el picnic.

Mientras alistabamos todo lo que habíamos traido, Min les contaba a sus hermanitos lo que había pasado con sus amigas y su prueba para las porristas. Han estaba leyendo semi apoyado en la lápida y con una mano en el pasto.

Estabamos tranquilos, hasta que llegó una muy hermosa BaekHee y un terrible ChanHyun acompañados de sus padres. Cuando llegaba el menor de los Park, la paz acababa.

Llevados por el deseo. (HunHan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora