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09/05/2020

En estos seis meses no ví a Paulo ni una sola vez, si tenía que llevar a Gianna o ir a buscarla iba mi mamá. No yo porque me iba a ser imposible verlo.

Dió el Sí, aunque muy en el fondo esperaba que no lo haga. Pensé que iba a dejar todo por mi, que boluda soy al creer que alguien puede llegar hacer eso por mi.

Aunque hoy esa racha de no verlo se rompería, ya que hoy es el casamiento de Leo y Anto.

Los casamientos me persiguen, en serio.

–Mamá —Gianna, ya de un año y tres meses, me mira desde el suelo.

–¿Qué pasa? —la miro y me habla en idioma bebé, algunas cosas entiendo y otras no.

–¿Qué dice? —Candela me mira.

–Algo de la ropa, vos decile que si a todo —la miro poniéndome los zapatos.

–Qué hermosa que sos mi amor —mi mejor amiga mira a su ahijada.

–Levantate del piso mi amor —miro a mi hija—. Te vas a ensuciar toda.

–¿Papá? —me mira cuando la alzo.

–Ahora vamos.

Salgo de la habitación y bajo por las escaleras del hotel en Rosario hasta llegar dónde están todos, o la mayoría, de los invitados.

No hay rastro de Paulo.

Luego de la hermosa ceremonia, todos vamos al salón donde sería el festejo. Gianna está con el Kun así que yo voy en busca de Mia.

–¿Vos no te cansas de estar tan hermosa? —Anto ríe mientras la abrazo.

–Mira lo que sos —la miro sonriendo.

–¿La gorda?

–Con el Kun... ¿Venís conmigo? —miro a mi ahijada y ella asiente.

La agarro de la manito y comenzamos a caminar hasta mi mesa.

–Tan linda y con una madrina tan fea —el Kun nos miro.

–Es linda —Mia lo mira.

–Feo de cara, ¿Mi hija? —lo miro.

–La perdí... no mentira, con el papá —contesta sentándose a mi lado.

–¿Vino?

–Le pasaste por al lado cuando fuiste a buscar a Mia... No está Oriana si es lo que querés saber.

–No me interesa —me encojo de hombros.

Luego del primer plato, la gente comienza a salir para que la prensa y los fotógrafos saquen algunas fotos.

Claramente seguro salgo hermosa en todas, me amo perdón.

Cuando vuelvo a entrar me cruzo a Paulo con nuestra hija. Obviamente lo tengo que saludar.

–Estaba preguntando por vos —Paulo me mira.

–¿Qué pasa mi amor? —la alzo y se acuesta en mi pecho.

–¿Tiene sueño? —Paulo me mira.

–Se levantó recién, es vaga —miro a Gian.

–¿Por qué no me miras? —Paulo busca mi mirada.

–Por nada —niego con la cabeza y me voy dejandolo solo.

Ezequiel llega y me saca a su sobrina de las manos.

Veo a Giovani de espaldas y camino hasta él, lo agarro de la cintura y él se da vuelta rápido.

–Me asustaste —me mira riendo.

–Que hermoso que estás con ese traje —lo miro sonriendo.

–Y vos con ese vestido —sonrie y me besa.

–¿Cuando tenemos que volver? —entrelazo nuestras manos.

–El lunes...

–Jodeme que va cantar Karina —miro el escenario.

–¡Sofía! —mi mejor amiga señala el escenario sonriendo.

–¿Estas canciones de resentida? —Giovani me mira.

–Vos escuchas al Polaco —lo miro—, nos vemos después.

[...]

Mientras la fiesta todavía sigue a las 5AM, yo estoy afuera con mi hija en brazos la cual se está por dormir.

–Quería ver si necesitas algo —Paulo se sienta a mi lado.

–No —niego con la cabeza—, la estoy haciendo dormir porque no daba más.

–No para un segundo.

–Hace unos meses no hacía nada, ahora no para —miro a Gian mientras le acomodo el pelo.

–¿Te acordás cuando nació? —me mira sonriendo.

–¿Qué casi te moris en el parto? —pregunto riendo—. Obvio que me acuerdo.

–De eso no, de lo lindo que fue.

–Te juro que volvería miles de veces a ese día.

–Es lo mejor que pudimos hacer juntos —mira a su hija y le acaricia la manito.

21 | Paulo DybalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora