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Con Gianna vinimos a Rusia, ya que en una semana Candela ya va tener a su hijo y obviamente tengo que estar presente.

–Ay Candela, no sabe decir ni su nombre y vos le preguntas como se llama el nene —la miro.

–Ay Sofía, no trates así a tu hija —me mira.

–Ojo, ella insulta re bien y se le re entiende pero pedile que te hable —señalo a Gianna—. No sabe decir ni hola.

–Me hace acordar a alguien cuando era chiquita —habla la mamá de Cande señalando a su hija con la cabeza.

–Y hasta ahora —miro mis uñas.

Mientras nosotras hablamos, Gianna viene y me toca la panza mientras que le habla.

–Aaaaa mierda —Candela se agarra la parte baja de la panza.

–¿Qué te pasa? —la miro.

–Pis —Gianna mira el suelo para luego mirarme a mi.

–Ay no, jodeme —Candela mira el piso.

–Veni —alzo a Gianna y la dejo sobre los sillones.

–Ay pendejo porque vas a nacer ahora —mi mejor amiga se tira al sillón—. ¡Mamá! ¡¿Podés venir?!

–¡Estoy buscando los bolsos Candela!

Lo único que hago es sentarme al lado de mi mejor amiga para intentar calmarla, que se yo que puedo hacer yo ahora.

Pocos minutos después agarro las llaves del auto y todas subimos en él. No tengo ni puta idea de dónde queda el hospital, estamos en RUSIA dios mío, porque mierda lo va a tener acá.

Al llegar, se la llevan urgente y yo soy la encargada de llamar a Leo, el cual está jugando en la otra punta del mundo.

Ni siquiera pasa una hora que nos dicen que ya nació, que rápido.

Toman todas las medidas para que podamos entrar a verlo y lo hacemos.

–Ay mi amor —alzo a mi ahijado, sumamos uno más.

–Encima me cagaron a pedo porque comí, que sabía yo que justo hoy iba a nacer —habla Cande.

–Este nene es hermoso —Gabi, la mamá de mi mejor amiga, lo mira.

–No se cumplió tu sueño de que sea rubio, lastimosamente —la miro.

–Y no hija, vos no sos rubia —Gabi la mira riendo.

–Gracias... mamá.

–Me encanta porque es chiquito pero le sigue sacando como una cabeza a Gianna cuando nació —rio.

–Dejala a mi reina —Cande la alza y la besa—. ¿Lo querés alzar?

–Si —mi hija asiente.

Gian lo alza por unos minutos y luego Cande lo vuelve a tener.

Veo esto y ya quiero tenerlo, es algo hermoso.

21 | Paulo DybalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora