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La desgracia nos persigue y hoy esa desgracia de llama Francia. Espero que esa desgracia se convierta en alegría porque de otra forma me mato.

Estamos todos en el vestuario, los chicos ya cambiamos y listos para salir.

–No se caguen con nada —Scaloni los mira—, es el momento de dar vuelta la historia gente, vamos a salir a ganar... si se lo proponen pueden hacer el mejor partido de todos y ser la mejor selección del mundo... confíen en ustedes y en sus compañeros.

Hacemos la ronda y ponemos las manos en el centro para luego tirarlas hacia arriba y los pelotudos empiezan a saltar. Dios mío quién me mandó a estar acá.

La confianza que se tienen ellos mismos y al equipo es increíble, los admiro.

Antes de salir al campo de juego, choco las manos con todos los jugadores titulares, entre ellos Paulo, y me voy a mi lugar.

Los jugadores salen con algunos nenes que ellos eligieron. Gianluca esta a upa del Kun y Gianna no quiso salir.

Cuando ambos himnos terminan, los jugadores se ponen el posición y este arranca.

Los nervios no me los saca nadie y la angustia de poder perder menos.

[...]

A mitad del primer tiempo, estoy con Otamendi al cual le duele la parte baja de la pierna. Mientras le hago masajes y trato de que se le pase me pierdo el partido, y bueno.

–¡Sofía dale! —me grita Leo.

Me doy vuelta rápido y veo a Paulo tirado en el piso mientras que algunos se le acercan.

–¡Estoy con Nico que le duele la pierna amigo, para! —lo miro y corro a la cancha junto al médico de la selección.

–¿Qué te duele? —me agacho a su altura.

–Me tiró —se toca el tobillo.

El médico lo ayuda a levantarse mientras yo troto hasta el banco de suplentes y agarro un par de cosas.

Y como no podemos hacer nada dentro del campo, Paulo se sienta cerca de este y nuevamente me acerco.

–Dale, rápido —Paulo nos mira a ambos.

–Para hermano, no es joda que te duela así que esperá —lo miro.

Le tiró un spray y el médico lo termina de vendar, él se para para volver a entrar aunque no debería.

–Te duele y salís porque te podés quebrar o esguinzar —miro a Paulo y él asiente para luego entrar a la cancha.

–¿Qué le pasa?

–Habra pisado mal y se dobló el tobillo —miro al DT.

–¿Decís que aguante? —me mira y niego con la cabeza—. Pone a calentar a gente.

Hago caso y mando a gente que juega en ese mismo puesto a calentar.

Cuando veo el campo de juego, Paulo hace seña de cambio y Scaloni llama a uno de los que ya calentó.

Paulo la puta madre, estás haciendo un partido excelente y no te podes lesionar ahora y perderte la final.

–Anda al vestuario y cuando ya lo estén atendiendo vení —Scaloni me habla al oído y asiento.

21 | Paulo DybalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora