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Al levantarme el día del cumpleaños de Paulo, lo miro dormir tapado con la sábana y lo dejo. Me levanto y me voy a bañar para después ir a ver a mi hija, la cual sigue durmiendo, y bajo a la cocina para preparar el desayuno.

Cuando baja Paulo, sin remera aunque hace frio, lo abrazo y lo beso sonriendo.

–25... estas viejo —lo miro sonriendo.

–Perdón por no tener 21 como vos —lo suelto y se sienta a desayunar.

–¿Viste a Gian?

–Hoy es mi día y no puedo hacer nada.

–Que pendejo.

Subo las escaleras y camino hasta la habitación de mi hija, la cual efectivamente está despierta. La beso y la peino para luego bajar nuevamente.

Cuando ve al papá se enloquece y él la alza.

–Bueno, te vas a entrenar —miro a Paulo—. ¿Tu bolso?

–¿Qué? Yo ni voy a ningún lado querida.

–El querida te lo guardas en el bolsillo y te vas a cambiar para irte a entrenar —lo miro y él ríe—. Dale nene.

–Mi amor, es mi cumpleaños...

–Después te cagan a pedos a vos, no a mí así que hace lo que quieras.

Me siento en el sillón con Gian a upa mientras ella mira la tablet y con Paulo miramos una serie.

La puerta suena, y voy abrir con la nena a upa porque el engendro no fue capaz de levantar el culo.

Toda su familia lo saluda, y sus hermanos y sobrino le pegan, y se sientan con nosotros con Gianna siendo el centro de atención.

–Mira querida, el centro de atención hoy soy yo —Paulo mira a su hija—, así que chau.

–¡Paulo! —Alicia lo mira mal y Gianna le saca la lengua.

–Ay Gianna —la miro.

–La amo —Dolo ríe y la alza para besarla.

Luego del almuerzo, Lautaro y Dolores de llevan a Gianna a comprar no se qué y Paulo se las regala con moño, todo porque la nena le roba protagonismo.

–¿Saben que? —habla Alicia y todos la miramos—. Estoy feliz de que hoy en este lugar esté Sofi y no otra persona.

–Concuerdo —habla Gustavo.

–No concuerdo —habla Mariano.

–Boe nene —lo miro mal y le tiró un almohadón.

–Estamos hablando en serio —Alicia mira a su hijo—. Después de como dos años se vuelve a la normalidad.

–Mamá, le subís el ego a Sofía, basta —Paulo la mira.

–El ego yo ya lo tengo muy arriba, un poco más no me hace nada —lo miro y en ese momento entran los tres que faltan.

–Yo pensé que se la quedaban —Paulo mira a su sobrinos y lo miro mal—. Vení hija.

Paulo juega con Gianna un rato hasta que la gorda se cansa y se acuesta en las piernas de su tío.

Paulo le muestra el celular riendo a su sobrino, igual no le prestó atención porque seguro es una boludes.

Él se arrastra de su lugar al mío, y se acuesta en mis piernas para mostrarme el celular.

ORIANA LE MANDÓ UN MENSAJE DICIÉNDOLE FELIZ CUMPLEAÑOS GENTE. LA PENDEJA DE MIERDA LE MANDO UN MENSAJE A MI PIBE.

–Yo la cruzo y la mato —lo miro.

–No le voy a responder gorda —rie—, ya está.

–Ya está ni en pedo, la mato.

–Ay celosita —rie.

La bronca queda y las ganas de matarla aún más.

Paulo le muestra el mensaje a todos mientras yo la puteo con mi mejor amiga.

[...]

La noche cae y después de comer Gianna se duerme en mi pecho mientras todavía estoy en la mesa.

Paulo va salir con los amigos los cuales están acá, igual no me jode.

Luego de saludar a todos los chicos y que ellos saluden a Gian, subo a la habitación de Paulo y acuesto a la nena en el lugar de él. No quiero dormir sola, solo espero que la nena no se despierte porque si lo hace y se da cuenta de que está durmiendo conmigo se va querer ir.

Cuando terminó de acostarla, le pongo el pijama y le cambió el pañal.

Paulo entra a la habitación a buscar no se qué mientras yo entro al baño.

–¿De verdad no querés ir? —me mira.

–No, anda vos.

–Llamamos a mi mamá, sabes que no tiene problema en quedarse con Gian.

–No, de verdad —niego con la cabeza—, quiero quedarme.

–Bueno, te amo —me besa.

–Te amo, disfrutá —sonrio.

Solo espero que no se mandé ninguna.

21 | Paulo DybalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora