21 | Paulo Dybala

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Hoy a la noche ya por fin estaríamos todos libre y cada uno podría volver a su país o en el caso de algunos a su casa.

Ayer hablé con Paulo y me dijo que definitivamente terminó con Oriana, cosa que me alegra por él. Al fin dejó a una persona tan tóxica para y para su entorno incluyendome.

–Che, So —habla Paulo mientras yo guardo mi ropa.

–¿Qué pasa? —lo miro mientras juega con su hija en la cama.

–¿Me podes acompañar a Italia? —me mira—. Tengo que hacer algunas cosas sobre el divorcio o lo que sea que hagamos con Oriana...

–En tres días yo tengo que ir a Estados Unidos...

–Si, son unos días nomás.

–Te acompaño —asiento.

–Gracias —me sonríe.

–Lo único, tenemos que ir a buscar ropa porque ni yo ni Gianna tenemos acá.

Él acepta y sigue jugando con Gian. Cuando termino de guardar toda mi ropa, él alza a Gianna y bajamos por el ascensor hasta la planta baja.

Los chicos saludan a Gianna y a mi ni me registran. Qué lindos amigos que tengo.

Subimos al auto y manejo hasta mi casa, hago rápido las valijas de ambas, ya que el avión sale en pocos minutos, y nuevamente subo al auto para ir al aeropuerto.

Cuando llegamos, alzo como bebé a Gianna, la cual duerme, y trato de taparle la cara por la mierda de la gente que está con el flash y me la va a despertar.

Luego de una hora y media de viaje, llegamos a Turín. Con mi hija todavía durmiendo bajo del avión e inmediatamente subimos al auto.

Cuando llegamos a la casa de Paulo está todo excelentemente ordenado y claramente esto es obra de Alicia. Paulo ni en pedo es así de ordenado.

Obvio que no voy a dormir en la misma habitación que Paulo, así que él nos deja una habitación que no está en uso pero aún así es enorme.

–¿Querés que te ayude? —Pauli entra a la habitación casi susurrando para no despertar a su hija.

–Si, fíjate en su valija que puse unos pijamas —termino de ponerle el pañal—. Dame cualquiera.

Paulo me da uno blanco, termino de sacarle toda la ropa y se lo pongo. La alzo y la acuesto a un lado de la cama con almohadas a su alrededor.

–Si necesitan algo decime —Paulo me mira desde el marco de la puerta.

–Dale, gracias —asiento.

Cuando él se va, agarro un conjunto de pijama y voy al baño a cambiarme y sacarme el maquillaje.

Cuando por fin estoy lista para dormir, me acuesto al lado de mi hija y me relajo para dormir en la casa en la que no estoy hace años.

[...]

A la mañana siguiente, me despierto primero que los tres y decidí ir a la cocina para preparar el desayuno. Porque es obvio que Paulo no lo va hacer.

Cuando él se despierta, viene a saludarme sin remera y en short deportivo. Le doy su desayuno y él me agradece.

Me siento en frente de él y mientras tomo mi té miro el celular.

–Mamá —Gian viene caminando en pijama y con chupete.

–Hola mi amor —camino hasta ella y la alzo.

–Yo le hago la leche —Paulo se levanta de su asiento.

–Dame el chupete —miro a mi hija y ella me lo da, luego la siento en mis piernas.

Mientras ella come una galletita, yo miro el celular y reviso Instagram.

–¿Jordan? —Gian señala la pantalla.

–Si, ¿Viste? —asiento y Paulo nos mira.

–Sabe el nombre de todos la pendeja.

–Tiene debilidad por los pibes que están buenos.

–Entonces que raro que nombra a ese pibe —alza las cejas.

–Que celoso que sos amigo.

–¿Celoso? No corazón, nunca —rie—. Tengo cosas que él no.

–Él tiene una cosa que ni vos pudiste lograr, no cagarme.

Él se queda en silencio y no responde más. Tengo razón.

Luego de que los tres desayunamos, baño a Gianna y luego me baño yo. Me maquillo, peino y visto para acompañar a Paulo a la abogada.

Bajo al living y ahí está Alicia junto a Mariano. Saludo a ambos y me siento en el sillón.

–¿La dejas conmigo? —Alicia mira a su hijo y él me mira a mi.

–Si te la querés quedar...

–¿Te quedas con la abuela? —Alicia mira a su nieta sonriendo.

–Dijo que no —habla Mariano.

–No seas malo —Alicia lo mira mal.

–So, vamos —Paulo me mira.

–No le des chupete ni aunque te lo pida —miro a Alicia—, no lo tiene que usar más...

–Bueno.

Luego de saludar a los tres que se quedan, con Paulo salimos de su casa y subimos a su auto rumbo a la abogada. Solo espero que Oriana no esté presente.