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23/05/2020

Al salir de la ducha el celular suena y lo miro. Melissa, la mujer de Marc, raro ya que estuvimos juntas hace menos de una hora.

Melissa: Nadie sabe nada, yo tampoco debería saberlo pero lo escuché de Marc hablando con Giovani

Yo: Qué cosa?

Melissa: Ayer, los chicos salieron

Yo: Se fueron a no sé dónde, si

Melissa: Voy al punto, la rubia que supuestamente es amiga de los chicos estuvo con Giovani

Yo: Qué???

Melissa: Perdón

Otra vez, otra mierda más llega a mi vida en uno de mis mejores momentos.

Confío tanto en las personas que terminan por hacerme mierda. Y no una vez, miles de veces.

Dejo tanto por todos, voy a dónde sea y me tratan de idiota. O quizás lo soy.

Pero esta vez no, es la última vez que me hacen mierda. Me cansé de que piensen que soy la boluda que siempre perdona todo.

La boluda se va convertir en hija de puta y recién ahí van a entender todo.

Salgo del baño y me visto con lo primero que encuentro para luego empezar hacer mis valija.

Luego, voy al cuarto de Gianna y guardo toda tu ropita con sus juguetes.

Lo demás que se quede, poco me importa.

-Te lo puedo explicar -Giovani me mira.

-Vos estuviste conmigo y me viste cuando me hicieron mierda, me dijiste que nunca lo ibas hacer -lo miro conteniendo las lágrimas-. De nuevo lo creí y me hicieron mierda otra vez.

-Sofi, hablemos.

-No Gio, ya está -suspiro-. Seguí tu vida con esa piba que yo sigo la mía.

-¿Por qué siento que lo de Martina fue una excusa para irte? -me mira.

-Cree lo que quieras Gio, ya está.

-Es cualquiera.

-Es cualquiera que me quieras echar la culpa a mí de todo esto, eso es cualquiera -agarro la ropa de Gianna y la meto en un bolso-. No que yo me vaya porque ya no encajo.

Él se mantiene el silencio mirando y escribiendo algo en el celular mientras yo sigo guardando las pertenencias mías y de mi hija.

-Duró lo que tenía que durar y fue hermoso, al menos para mí -hablo cuando estamos en la entrada de la casa-. Ojalá seas feliz, nunca tuviste que cargar con una pareja que tenía otras responsabilidades.

-Sofi, sabes que nunca lo tomé así -me mira negando con la cabeza-. Si lo decís por Gianna sácate eso de la cabeza, nunca fue una carga para mí.

-Gracias por todo lo que hiciste por nosotras dos, no cualquiera lo hace -lo miro con una media sonrisa-. Sabes que cuando necesites me tenés.

-Nunca me voy arrepentir de lo que pasamos.

-Yo tampoco... para el resto del mundo nos separamos por decisión de los dos, nada de esto pasó -él asiente.

Le doy un beso en la comisura de los labios y camino hasta el auto.

Me prometí a mí misma que nunca más nada ni nadie, salvó la selección, me haría llorar y espero cumplirlo aunque sea difícil.

Puede que no lo haya amado como se supone que se tiene que amar a una pareja, pero lo quería y demasiado. Lo sigo queriendo, nunca lo voy a dejar de hacer porque cuando no estuvo nadie apareció él e hizo de todo algo mucho mejor.

En la mitad del camino llamo a Paulo por teléfono.

-Hola, ¿Pasa algo? -pregunta.

-Paulo, ¿Podés tener a Gian hasta mañana? -pregunto con la voz algo quebrada.

-Si, pero... ¿Qué te pasa? ¿Estas bien?

-Si, no pasa nada -niego con la cabeza aunque él no me puede ver-. Mañana traela a Barcelona, ¿Si?

-Si, después hablamos de lo que te pasa porque bien no estás.

-Chau -digo y corto.

21 | Paulo DybalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora