21 | Paulo Dybala

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08/03/2025

Paulo y Gianna junto a Giovanna se fueron a no sé dónde mientras que yo me quedé en casa con los otros dos, Sebastián, Vanesa y sus dos hijos.

–Mis hijos la verdad van a tener la posibilidad de ser de Boca, Central o irse de casa —hablo mirando el celular.

–Entonces anda hacerme la valija de Gianel porque es de River —Seba me mira.

–Miralo —Vane lo señala con la camiseta de River.

–Voy a llorar, hijo vos no —lo miro—. Lo podía esperar de Gianna, no de vos.

–Que feo —Gianluca mira la camiseta de su hermano.

–Yo soy de Boca —Fran mira a su papá.

–Viste, después te reís de mi —lo miro riendo.

–Llegué yo —Gianna entra al living con varias bolsas de ropa.

–Hola mi reina —Seba la mira sonriendo.

–¿Qué te compraste ahora? —la miro.

–Es peor que vos, todo quiere —Paulo me mira y baja a Gio.

–Mira tu hijo...

–¿Qué haces vos con ese trapo? —Paulo mira a Gianel.

–Mira mami —Gianna agarra una bolsa y saca dos camperas iguales de distinto color.

–Me encanta que gasten al pedo, hermoso.

–¿Qué color va ser tu vestido? —Paulo me mira.

–Rojo boludo.

–¿Posta?

–¿Cómo va ser rojo, mi amor? —lo miro—. Blanco.

–Pobre —Seba le toca la cabeza.

Unos minutos después agarro todo lo que se compraron Gianna, Gio y Paulo y subo a las habitaciones para comenzar a ordenar toda la ropa, porque es obvio que si yo no lo hago Paulo no lo va hacer y las nenas menos.

Al bajar me encuentro a Sebastián y Paulo jugando a la play mientras que los demás a la pelota. Que raro.

–Paulo dijo que algún hotel de Buenos Aires... no sé.

–Me encanta que no sepas nada —Vanesa me mira riendo.

–Boluda, un mes antes seguro haga todo... Paulo ya está viendo el traje y todo y yo lo único que sé es que mi vestido va ser blanco.

–¿Que hotel?

–Es que hay muchos... Hilton, Faena, Sheraton...

–Hilton, obviamente.

–Ni empecé y ya me estresé...

De solo pensar que todavía falta ver el vestido, las invitaciones, la ropa de las cuatro bendiciones, la decoración del lugar y millones de cosas más me quiero morir.

A la hora de la cena, nos sentamos todos alrededor de la mesa para comer pizza. Hace millones de años que no comía esto.

–¿Qué es eso papi? —Gianna mira a Paulo.

–Coca transparente —Paulo le muestra el vaso con agua.

–¿Coca transparente? —lo mira sorprendida.

–Proba.

Gian agarra el vaso y toma un trago, deja el vaso y mira a su papá.

–Es agua...

–Y si corazón —la miro.

–Ella es como Sofi, corta de acá creyendo que existe la coca transparente —habla Paulo señalando mi cabeza.

–Boe, te crees descanso —lo miro.

No tengo idea de cómo sería mi relación con Paulo sin que uno de los dos se ría del otro, realmente. Esa es mi diversión.