21 | Paulo Dybala

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Apenas llego a mi casa en Barcelona, Gianna está ahí junto a Paulo jugando en la alfombra. Dejo las valijas tiradas por ahí y corro abrazar a mi hija.

–Hola mi amor —la alzo y la beso.

–¿No te quedabas a ver el partido? —Paulo me mira refiriéndose al partido de Boca.

–La extrañaba a mi bebé —miro a Gian.

–Ey —Jordan mira a Gianna sonriendo y ésta estira sus bracitos hacia él.

–Yo... me voy —Paulo nos mira.

–¿No te querés quedar por hoy? Es tarde...

–No, ya tenés suficiente —mira a Jordan.

Acompaño a Paulo a la puerta y lo saludo, luego vuelvo a entrar y encuentro a Jordan junto a Candela jugando con la menor de la casa en la alfombra.

–Que lindo volver a casa —digo tirandome al lado de mi hija.

–No creo que dure mucho...

–En tres semanas no tengo nada... así que va durar un poco.

Cuando Gianna se está por quedar dormida sentada, la subo a su habitación y la acuesto en su cama. Luego bajo para desarmar mi valija y poner todo a lavar aunque hay cosas que casi ni usé.

Cande sube a su casi habitación en esta casa para acostarse a dormir mientras que Jordan se encarga de cerrar todo.

Luego de terminar, ambos subimos a distintas habitaciones a dormir.

[...]

Luego de bañarme y bañar a Gianna para despertarla, porque era imposible que se despierte. Luego le pongo una bikini que le queda hermoso con esos bracitos gordos que tiene.

–¡Gianna! —grita Jordan cuando la ve lo que provoca que la nena lo mire riendo.

–¡Jodan! —grita mi hija, claramente no puede decir el nombre bien.

–Ay ese cuerpito —Cande la mira.

–Miren que yo no sé qué vamos a comer —miro a mis amigos.

–Despues nos fijamos.

Salimos al patio y luego de unas horas llega mi cuñada con mis dos sobrinos. Gianna y Azul están en la pileta bajo la sombrilla mientras Jordan juega a la pelota conmigo y Toto, Yanina y Candela toman sol.

–Tengo hambre Jordan —lo miro.

–Ahora vas a ver algo que te va sacar las ganas de comer —Cande corre hacia mí con el celular.

–¿Qué?

Cande abre Instagram y busca las historias de Paulo, las abre y hay una foto con Oriana y luego una publicada con la misma persona. Miro a mi mejor amiga y alzo las cejas.

–¿No se estaban divorciando? —ella me mira.

–No sé, que después no venga a llorarme cuando lo cague de nuevo —agarro la pelota y la pateo al arco.

–No pasa nada —Jordan me abraza por la cintura y me besa el hombro.

Después la única idiota que está con él cuando la otra se toma el palo soy yo. Soy yo la pelotuda que lo acompaña a cualquier lado, no ella ni nadie.