Recuerdos 1

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Caminaba por sitios por los cuales había pasado muchas veces, sin embargo,  ahora guardaban recuerdos. Aquellos que estaba más que dispuesto a encontrar.

Trataba de concentrarse en ver todo su alrededor y forzar a su mente a recordar los momentos que pasó con Tony antes de que Loki los bloqueara, pero no podía cuando su más reciente suceso ahora se almacena en su memoria.
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Tony y él siguieron platicando en la azotea hasta tarde, como todas las veces anteriores en las cuales estuvieron juntos, y parecía que esa era una nueva maña que había adquirido. Pero era inevitable que eso sucediera, habían tantas cosas de las qué platicar y a la vez los silencios que se formaban entre ellos, eran agradables y para nada incómodos, era como si Tony y él tuvieran mucha más historia de la que en verdad tenían.

Eso a veces le causaba conmoción. Pero tan pronto como llegaba a su cabeza, la idea era desechada. Lo único que podía decir con seguridad es que eran momentos que jamás se borrarían. A menos que Loki, volviera a hacer de las suyas.

Cuando notaron que eran pasadas de las 4 de la mañana y el frío comenzaba a sentirse más helado bajaron del tejado tratando de no resbalarse con las tejas rojas. Cuando llegaron hasta la sala, Tony encendió la chimenea que tenía enfrente del sofá color vino en el que inmediatamente se había echado.

Steve rio ante su actitud infantil, que a él le resultaba graciosa. Y mientras la habitación se calentaba, él se sentó en un sillón grisáceo al lado derecho del castaño, en cada uno de sus asientos, habían unas mantas grandes las cuales eran térmicas y Steve supo que Tony planeó todo con mucha anticipación.

No quiso que eso aumentara la sensación en su pecho, pero a pesar de sus pensamientos, ése gesto llegó hasta donde se albergaba todo lo referido del castaño en una parte de su corazón. Y ahí se quedó provocándole más calor que el fuego de la chimenea.

Y sin notarlo, los dos cayeron profundamente dormidos en sus lugares. No fue hasta el día siguiente cuando el celular de Tony sonó que se despertó. Tuvo que mover al castaño del hombro para que contestara. Éste dormía de manera relajada con los pies flexionados en lo largo del sofá,con el cuerpo boca abajo y con el brazo derecho hacía el suelo; la manta apenas y lo cubría lo suficiente.

Mientras el castaño contestaba la llamada, a base de gruñidos él se tomó el atrevimiento de ir hasta la cocina y preparar café.

Cuando Tony dejó de 'contestar' al celular, bostezó largamente hasta estirarse tal y como lo haría un gato, para después encaminarse hasta donde estaba el rubio.

Desayunaron con lo poco que había en el refrigerador como en las alacenas. Tony le comentó entre bocados que Strange que debía ya tener sus recuerdos de vuelta, pero ante el asombro que mostró en su cara supo que no era así. Así que se pusieron manos a la obra.  Luego de ahí cada quien había tomado su rumbo; el castaño tenía que ir con su padre y darle más conocimientos sobre el asunto en Inglaterra y él tenía que acabar con los deberes en casa.
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Ambos habían hecho un croquis, casi un mapa del tesoro, pero el suyo no terminaba al final de varias pistas, en una cruz roja enterrada en la arena.

No. Las de él eran equis rojas, dispersadas una de la otra en diferentes puntos de las calles de Nueva York. El castaño no había ido con él, porque según en palabras de Strange 'él solo debía de recuperar esos recuerdos', "qué agradable era ése tipo", pensó poniendo una mala cara.

Llegó al primer punto de su largo recorrido de ése día, en total eran 6, aunque uno ya lo tenía.
Su primer recuerdo en dónde todo había comenzado regreso a él cuando fue la fiesta. Al principio habían sido imágenes borrosas pero conforme pasó el tiempo, todo lo que sucedió ése día cobró vida y cada gesto, palabra y sensación se acomodó como un puzzle en su cabeza. Pero claro, aún faltaban más piezas para que su rompecabezas estuviera completo. Y vaya que sí le hacía honor a su nombre aquél juego de reunir las piezas, y aún más en su situación.

Siempre has sido túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora