Siempre has sido tú

Fotografía

"Un millón de palabras no lograrán que vuelvas. Lo sé porque lo he intentado. Derramé un millón de lágrimas. Yo sé por qué lloré."

Los días que le siguieron a la despedida en el aeropuerto se rehusó a salir de casa. Cerró puerta y cortinas, dejando el lugar en completa oscuridad.

Y se había soltado a llorar.
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-Te amo Tony.

Vio cómo la respiración del castaño se agitaba un poco, y aún cuando tenía puestos los lentes sus ojos se negaban a mirarlo.

-Lo siento Steve. Adiós.

Y dio media vuelta.
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-Yo sí te amo.-susurró dejando de las lágrimas resbalaran por su rostro al igual que su cuerpo contra la pared,hasta tocar el suelo.

Dolía. Recordarlo, dolía.

Él había sido tan injusto al no darle ni una sola respuesta del porqué de sus acciones, ni de si le correspondía. Aún que él sabía que no, por que de lo contrario no le hubiera dicho que lo sentía.

Ahora sabía que era posible que le doliera el cuerpo como si saliera de tener una pelea en dónde su contrincante le regaló una paliza, y él ni siquiera había levantado los puños para defenderse, cuando en realidad le dolía el corazón.

Habían lagunas en su mente de lo ocurrido en esa semana. Escenas borrosas que le atormentaban la cabeza y lo hacían gritar de impotencia.

Cartas con el nombre de Tony, cabello castaño, noticias, zumbidos, su ropa mojada por la lluvia; lágrimas.

Recordar. Recordaba muchas cosas.
Como a Natasha con los hombros en alto por contener la respiración, y Bucky a su lado con los brazos cruzados y el ceño fruncido, esperando por él en el estacionamiento del aeropuerto.

Aun cuando ya se había secado las lágrimas que derramó en un principio, éstas regresaron con mayor fuerza en cuando recargó la frente en el hombro de Bucky y Nat. Ninguno dijo nada, sólo lo abrazaron.

Recordaba también, cómo la enorme ave de metal levantaba el vuelo, por la pista de aterrizaje y avanzaba por el oeste. Recordaba que supo en ése instante que la persona a la que amaba iba ahí, al igual que sus esperanzas rotas, los sueños y metas que quiso cumplir a su lado, así como todo de él.

Sabía que ellos no habían formalizado nada, que eran amigos, unos que pasaban buenos momentos juntos, que reían, veían las estrellas amarillas sobre el tejado de una casa con chimenea, que iban a restaurantes irlandeses y a ferias.

Pero le fue imposible el no caer ante el castaño. Era una persona con una vitalidad, energía y entusiasmo por la vida; que lo contagiaba inevitablemente de felicidad.
Él era feliz a su lado, en verdad que sí lo era.

Él había forzado a su mente a recordarlo, ¿Pero ahora qué haría?
"Al menos me quedé con un beso, y las fotografías", pensó antes de caer dormido en medio de la sala, en el suelo que le pareció el lugar más frío del mundo como nunca antes.

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Sabía que desde aquél día, pasaron al menos varios más. No los contaba, no porque no quisiera, sino porque no siquiera era consciente de su entorno al cien porciento.

Cumplía con lo que era debido, la escuela su trabajo, sus amigos. Pero en todo momento se sentía cansado.

Eso siguió pasando luego de un mes entero.

30 días en los cuales, evitó escuchar las noticias, ver los marcos de fotos que tenía puestos en cada espacio de su casa. Y salió de su burbuja gris.

La señora Peggy y Sharon eran buenas ayudándolo con eso. La primera porque cada que se lo encontraba le preguntaba sobre su salud, él le respondía que estaba bien y ella le sonreía.

Y la segunda, porque cada vez que salía con ella se sentía mejor. Aunque cuando se enteró que ella tenía relación con Tony al ser técnicamente primos, las emociones que con tanto esfuerzo había dejado de lado regresaron. Pero se deshacía de ellas lo más rápido que podía.

Las semanas siguieron pasando y aunque él no lo quisiera siempre veía sus fotos.

Su amor, ése breve y dulce amor que hubo entre ellos (o el que él le tuvo a Tony) se quedó grabado y encapsulado en tiras de fotos instantáneas de la Expo Stark, en una cuando fueron a la feria, el primer día en la cafetería del castaño, y otras tantas.

Sabía que el amor dolía, pero no a qué magnitud.

Sólo esperaba salir vivo de esa. "Por siempre serían su mayor tesoro." pensó estrechando el portaretratos múltiple contra su pecho.

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Su plan había dado los frutos que ellos esperaban. Esos dos tras los rumores se alejaron tanto uno del otro, que no hubo tiempo para aclarar el lío en el que estaban. Claro que eso lo aprovecharon Hammer y ella.
Conforme los días pasaron, fue el apoyo sólido de Steve. Y supo que en su relación existían grandes avances, sólo un empujón más y el rubio estaría comiendo de la palma de su mano.
Aunque aún había un pequeño obstáculo: Steve traía todavía la foto de Tony en su cartera. Y eso la enfurecía. Quería quemar una a una todas esas evidencias hasta hacerlas cenizas, pero eso ya lo realizaría cuando fuera novia de Steve.

"Ay Tony..."pensó con aire fingido de lástima. "Esta vez he sido yo quien me he quedado con el amor, el regalo y con todo lo que tú quieres".

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Aun cuando la situación ya no era la misma que en un comienzo se negó a escuchar razones o algo acerca que se relacionara con Tony.

Sin embargo, no pudo evitar (más bien el causante no le dio oportunidad a siquiera una réplica) cuando éste entró como un huracán a su departamento un lunes por la mañana.

"De tal palo tal astilla", se dijo al ver al hombre que le daba la espalda.

-¿Qué hace aquí señor?- preguntó cortés pero seriamente. En realidad no era su intención el portarse grosero, pero el parecido le generaba tristeza al estar conciente de que no se trataba de quien quería.

-Vengo a que me ayudes a rescatar a mi hijo Steve.
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Wo, wo, wow!!
¿Qué está pasando ahí?
¡Éste es el penúltimo capítulo antes del pequeño receso!
Estamos a un sólo cap, de la mitad.
Espero sus comentarios, todas son masoquistas juradas y eso me encanta por qué he logrado algo que anhelaba muchísimo: el transmitirles los sentimientos con mis letras.
Las amo y adoro a todas. Así como a sus comentarios.
Ciao.