Corazón

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Una vez que llegó a su apartamento, se quitó el saco, se arremangó las mangas de la camisa, y contó hasta tres antes de comenzar a gritar  improperios y palabrotas, hasta llegar a gritar.

¡¿Cómo era posible que tantas cosas así le pasaran a él con tan sólo 22 años?!

¡Ah! Y para el colmo, su estúpido prometido, al que según él le había entregado de rodillas el anillo, que ahora Hammer presumía con mucho orgullo. ¡Por favor! A él es el que le debían de proponer matrimonio de rodillas, no al revés.

La muy…maldita de Sharon había inventado los rumores de ella estando en una relación seria con Steve; porque así debía de ser, ella estuvo cerca del desde antes, y al aliarse con Justin de alguna manera supo que entre él y Steve existía…algo.

El problema era cómo Hammer se enteró de Steve, el cómo llegó hasta su ‘querida’ prima y juntos planearon todo esto; eso sin contar con Stane. Maldito trío de sanguijuelas.

Respiró hondo para tratar de calmarse, mirando a su alrededor y a todo el desastre que dejó su furia de cinco minutos, algunos jarrones estaban en el suelo, hecho añicos, el agua mojaba los tapetes y el suelo de madera, y las flores que por alguna rara idea puso en ellas, eran sólo pétalos sucios y sin una pizca de belleza como hasta hace poco; de seguro si la señora en silla de ruedas a la que se las compraba pudiera caminar y viera lo que les hizo a sus ‘adoradas y preciadas’ flores, como ella las llamaba, lo ahorcaría.

“El que quiere ahorcar soy yo”, pensó aún con un poco de ira. “No, ahorcar no; hacerlos pedacitos y sin dejar rastro de su existencia sería mucho, mucho mejor”

Sonrió. Su mente sí que estaba mal, pero culpaba cien por ciento a las películas de asesinatos y misterios que tanto les gustaban a Hela y a Loki, y las cuales se vio obligado a ver, de principio a fin, a pesar de que se negó repetidas veces.

Aunque lo mejor del día, fue que encontró a una aliada más sin siquiera buscarla. Christine lo ayudó sin pedir nada a cambio, eso realmente se lo agradecía; había sido todo un patán con ella cuando era más joven y no sabía lo que un corazón roto, los celos, la envidia y otros sentimientos se mezclaban.  Ahora sí, y tal vez, ya que ponía las cartas sobre la mesa, analizaba las diversas situaciones que por las que pasó y la que en ese momento tenía, era posible que fuera parte de su karma por todo el mal que le hizo a muchas personas en su pasado; y eso irremediablemente incluía a Justin y Sharon.

Había arrastrado a sus amigos, a sus padres y a sus demás familiares consigo por tonterías que se supondría deberían afectarlo sólo a él, pero no era así; Pepper, Loki, Bruce, Rhodey, su papá y su hermosa madre eran amenazados de muerte, puestos bajo la lupa de Obadiah y Justin, listos para disparar y herirlos si no seguía las reglas e indicaciones de su estúpido juego. Sin embargo, lo que en ese momento le preocupaba más era el rubio con el que no había parado de soñar en todos eso días lejos de su hogar.

¡Ja! En realidad decir que dormía era una completa mentira. Las ojeras en sus ojos eran un claro ejemplo de ello, pensaba en él, en Steve, pensar en él lo devoraba y los otros pensamientos lo consumían. Pero haría todo lo que estuviera en sus manos, para librarse de las trampas de sus enemigos y poder tener, aunque sea, una oportunidad con Steve Rogers.
Era inevitable que pudiera contener por más tiempo lo que sentía, incluso aunque lo intentara, lo quería y mucho. Sabía que moriría sin él, en caso de que su estrategia no llegase a funcionar.

Su único miedo, era que las sombras que lo mantenían vigilado, lo alcanzaran porque éstas sin lugar a dudas, querían hacerse más grandes y fuertes, y era probable que sí no salía pronto de ahí, todo acabaría. Sin embargo, el sueño lo venció; "esperaré por tí Steve", pensó antes de caer dormido sobre su cama

Siempre has sido túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora