Viaje 2

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El festejo de Navidad ya había pasado hace un par de días. Pero lo que ambos sentían aún estaba latente, minuto a minuto.

Y era en cada campanada, de ése 31 de diciembre que se despedía de manera vertiginosa, que tanto Tony cómo Steve pidieron en su último deseo para el Año Nuevo que comenzaba, que esa persona tan especial, y que creaba en su corazón estuviera un poco más cerca de ellos a partir del siguiente día.
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El cuadro que Steve le regaló, estaba puesto dónde en un inicio debería estar el espejo de su recámara. No iba a colgarlo en cualquier lado, lo quería enfrente de él, para que cuando por la mañana se despertara fuera lo primero que viera.

Al menos, durante el tiempo que estuviera en la casa de los Odínson. Porque cuando regresara a su casa, lo colocaría en un lugar más adecuado.

Por un momento la idea de que su pintura estuviera en la oficina de la empresa, le había parecido demasiado tentadora, pero al pensarlo mejor decidió que no era bueno.
En ese lugar estaban varias personas que podrían hacerle daño, y no quería que por ninguna razón algo le pasara a su obsequio.

Sus vacaciones habían estado bien. Pero ahora empezaban las verdaderas.
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Los pasos resonaban por el pasillo.
La entonación de los silbidos que soltaba el muchacho, denotaban que estaba de buen humor.

-Joven Hammer. Usted siempre tan puntual como siempre.- le dijo una señora detrás de un pequeño escritorio.

-Por supuesto, señorita Thompson.- y tanto el cumplido como la sonrisa 'amable', lograron su cometido.

-El señor Obadiah lo está esperando.- le respondió soltando una risita nerviosa.

-Gracias.

Y entró girando el pomo de la puerta volviendo a entonar la canción de antes.
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Steve ésta vez había pasado el Año Nuevo, en casa de Bucky y Natasha.

Sam y él llegaron en la tarde para comenzar con los preparativos necesarios, aunque no eran muchos ya que la pelirroja tenía todo listo en cuestión de la comida desde la mañana.

Brindaron con champán y cuando dieron las doce luego de los deseos, salieron a ver los fuegos artificiales que solían soltar en la gran avenida.

Mientras miraba las luces que adornaban el cielo, hizo memoria en todo lo que había pasado en ésa última mitad del año. El tiempo pasó como agua entre los dedos, dejándole muchas sensaciones y emociones.

Había reído, angustiado, maravillado, y asombrado. Y todo por una sola persona: Tony.

Tony para él, era un chico que como en varias ocasiones anteriores le comentó, amaba la tecnología, la investigación, y que buscaba su propio lugar con base en sus conocimientos.

Y en esa noche, brindaba por él, por aquél castaño que se había alojado en su corazón sin querer salir de ahí.

También lo hacía por las personas que conoció y que sin saberlo estaban cerca de él desde hace mucho tiempo pero que por alguna razón no había visto o entablado conversación antes.

Aprovechando que era el primer día del año, los tres se quedaron en la casa de sus amigos, para pasar ese rato con ellos. Luego del desayuno y de una buena ducha, no sabía cómo se habían vuelto a quedar dormidos.

Nat y Buck, fueron a la recámara mientras él y Sam se quedaron en la sala.

Cuando despertaron, comieron un poco de la comida que estaba en el refrigerador mientras veían películas.

Una vez que el sol ya se estaba poniendo, se despidió de los demás prometiendo que antes de que se acabaran las vacaciones iría de nuevo con ellos.
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-¿Dónde está Tony?-preguntó Howard bajando de las escaleras en compañía de Odín.

Siempre has sido túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora