Cada cierto tiempo, o cuando uno u otro tenía que salir de la ciudad por cuestiones de trabajo, lo primero que hacían al regresar, era concertar una cita.
Algunas de ellas eran bastante simples, como pedir comida a domicilio, comúnmente eran hamburguesas con queso doble que tanto amaba Tony; se metían a la cama o se acurrucaban en el sillón a ver un maratón de películas.
Otras era encontrarse en el país que estuvieran o uno al que les fuera sencillo llegar, reservaban una mesa en un restaurante o cafetería que les hayan recomendado o lo escucharan por ahí.
Otros eran largos paseos por Central Park, nadar un poco en Coney Island, tomar helado en la acera de su calle, jugar con los Maximoff, o pasar una agradable tarde ya fuera en compañía de sus amigos o los padres del castaño.
Comían entre risas, contando cómo estuvo su día, sí encontraron algo curioso por su camino o si conocieron a una persona agradable, que les hizo correr a hablarle de ella al otro.
Eran esas citas las que no dejaban que su amor dejara de crepitar en el fondo de sus corazones. Fue una cita en París, la ciudad del amor dónde ambos presenciaron una escena representante del lugar.
****
Veían cierto revuelo alrededor de ellos, no tan cerca pero sí a unos cuantos pasos.
—Steve ¿qué está sucediendo?— le preguntó Tony al ver la mediana multitud.
—No lo sé, puede que sea un espectáculo o algo así.
El castaño al escuchar eso, comenzó a caminar hacia donde las demás personas se encontraban, Steve se rió por la actitud de su novio.
Sin embargo, tras unos minutos en los que observaron a un grupo de jóvenes hacer marometas y movimientos atrayentes, una pareja se situó al centro y de un momento a otro, el chico se arrodilló frente a la chica y abrió frente a ella una cajita.
Luego de que el sí fuera dado, ambos les aplaudieron junto con los demás espectadores del lugar. La propuesta de matrimonio había sido más que enternecedora.
****Y luego por la tarde de un domingo con el atardecer apenas en su comienzo, y la brisa fresca de Nueva York, su padre le hizo un comentario nada...sutil a su novio.
—¿Has pensado en casarte Steve? — María quién platicaba con Tony sentado a su lado, alcanzó una servilleta de la mesa de centro y se la lanzó a su marido.
—¡Howard! No lo presiones.—le reclamó.
—Creo que deberías replanteartelo si no. Además quiero que mi hijo asiente cabeza de una buena vez.— volvió al ataque mirando los ojos de pistola con los que Tony le miraba y el profundo sonrojo de Steve.
Estaban ahí porque su madre los había llamado hace unos días para compartir un rato con ellos. Viajaron hasta el norte, dónde su padre tenía una casa pequeña y acogedora que había diseñado especialmente para su esposa, cerca del mar.
Tomaban café o té con pastelillos que Steve llevó de su cafetería favorita, dónde antes trabaja.
Los cuatro se centraron en una mesa redonda de metal blanco y sillas con enormes respaldos acojinados.
Howard había aprovechado el levantarse de la mesa por querer fumar un puro, caminando unos pasos lejos de los tres, para hacer su comentario. Pero no le bastó la distancia para ser golpeado por su mujer.
Después de una pequeña pelea verbal entre padre e hijo que les sacó risas a los otros dos, Howard le pidió a Steve que lo acompañara a caminar un poco, ignorando todo tipo de advertencias por parte de su familia.
—No es presión ni nada Steve, pero...me gustaría que fueses mi yerno, más de lo que ya eres. Tony y tú se complementan, además si no eres tú, no quiero que mi hijo se case con otro.— le dijo el castaño tras un rato de silencio.
Steve simplemente le sonrió y le agradeció sus palabras. De nuevo sentía que se hallaba en otro mundo.
Las semanas siguieron transcurriendo y con ello sus citas. La idea estaba ahí, no sabía cuándo ni cómo lo haría, pero en definitiva ya era tiempo de.
Fue tras un agotador día en el que ambos pasearon por varios lugares y él casi arrastró a Tony por el suburbano, que lo escuchó.
—Recuerda que tienes una cita pendiente conmigo Rogers— escuchó Steve un suave susurro. Era Tony. De eso estaba seguro.
---------------------------------------------------------Ya sé, ya me había tardado en subir capítulo. Pero ya está aquí la actualización.
Espero poder subir algunos más en ésta semana que va a comenzar.
Espero que les guste, y le agradezco a @jenny-55 el estar leyendo la historia.Ciao
Starkforever

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Siempre has sido tú
Fiksi PenggemarEl chico que viene y va. Así es como Steve lo había nombrado en un principio, cuando no conocía absolutamente nada de él. ¿Y porqué lo llamó así?, fácil, no pasaban más de 5 minutos en los que él se aparecía de la "nada" y se iba. Cualquier otro, ha...