Amigos 2

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Pepper  había conocido a Tony justo en la adolescencia, cuando éste terminaba la universidad y ella se mudaba a Nueva York.

Sus padres y el matrimonio Stark pronto se hicieron buenos amigos, así como sus hijos. Tony era una explosión constante de ciencia, tecnicismos sobre la tecnología, de sarcasmo, enojos y locos disparates.

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-¿Tú eres Virginia?-le preguntó un chico castaño, con lentes con una camisa negra de una banda de rock.

-Pepper. Llámame Pepper, tú debes ser Tony ¿Cierto?- le contestó desde el otro lado de la puerta.

-Sí. Am...mis padres me obligaron a que les trajera ésto- habló enseñando un refractario con un pastel dentro.

-Gracias.-contestó ella intentando no reírse ante la incomodidad del otro.
Ése fue su primer acercamiento.

Luego vinieron las charlas de pocos minutos por las tardes, las comidas entre amigos los domingos y reuniones.

Su amistad se dio, cuando ella encubrió a Tony tras una de sus travesuras. Fingió no haberlo visto por ningún lado cuando su madre le preguntó por él y la "misteriosa desaparición" de un pastel de chocolate, el cual era curiosamente el favorito de su hijo.

-No señora, no he visto a Tony. Yo estaba en el jardín mirando sus flores.

Y María Stark, suspiró dejando pasar aquello. Tony era bueno en sus huidas. Pues no había otra cosa más preciada para ella, en su casa (a parte de su familia) que su jardín.

Pepper se la pasó cerca de 2 horas platicando acerca de las rosas, claveles y otras flores. Tiempo en el cual el castaño aprovechó a comerse su delicioso botín y a terminar un nuevo invento.

Sin embargo, la pelirroja lo sentó y lo obligó a que la escuchara por el doble de tiempo que ella le tomó pasear al lado de su madre, en un sermón que Tony odió todo el rato.

No pasó mucho para que Loki, y su familia la conocieran. El pelinegro era demasiado serio, pero compaginaba con Tony en el sarcasmo, la inteligencia y otros aspectos.

Luego llegaron los problemas años después, y ella estuvo ahí. Bruce y Rhodey también se unieron a ése raro círculo de amigos. Cada uno era distinto pero todos se preocupan por los demás. Eran consentidos y mimados por las familias de cada uno.

Los Odínson y los Stark les abrieron las puertas no sólo de sus casas, sino también de sus corazones al saber que querían a sus hijos.

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Por eso es que ahora tras el mini susto que Loki le regaló tras salir de una junta en la empresa, y explicarle muy por lo bajo y rápidamente de la situación, ella se prometió que Tony, ése amigo leal que ella adoraba no lucharía solo.

Sabiendo que el castaño no se separaría de la empresa en Londres, ellos dos se subieron a un vuelo privado, con ayuda de las personas de su más entera confianza, con dirección a Nueva York.

Al arribar lo primero que hizo fue conseguir un celular desechable que Loki se encargó de hacer irrastreable.

-Bruce necesito tú ayuda, se trata de Tony.- habló bajito, mirando en todas direcciones.

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Bruce había conocido a Tony cuando pasaba afuera del laboratorio de la Universidad, escuchó una explosión.

El castaño tosía copiosamente, con el cabello y la cara llena de hollín negro.

-¿Estás bien?- le preguntó una vez que se aseguró que cualquier cosa inflamable estuviera apagada o lejos.

-Sí, sí. Grácias.- contestó el otro antes de reírse de la nada. Eso fue cuando ambos tenían 17.

Siempre has sido túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora