Meses

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No podía detener el tiempo por más que quisiera.

Conforme éste pasaba sus esfuerzos se incrementaban. Visitaba a Steve a diario, a veces por las mañanas, a media tarde o en la noche.

—¿Te imaginas un mundo en dónde sólo seamos un par de chicos normales y comunes? Bueno, obviamente yo no soy ni de cerca común.— bromeó.— pero ¿Puedes imaginarte cómo nos conoceríamos? Tú serías aquél chico amante de la pintura que siguiera sus sueños.

A veces ni siquiera lo molestaba con su perorata interminable, sólo lo veía dormir y antes de que él tuviera que irse a su cama, le daba un beso en la frente, o le acomodaba el cabello de la frente.

Steve.— susurraba con la esperanza de que él le respondiera.

Otras veces, como esa mañana, siendo las 6 en punto, su saludo lo hizo sonreír, ante la vieja rutina del rubio.

Ya era hora de que salieras a correr fortachón.— le habló con cierta burla. Sabía que Steve amaba correr por las mañanas, mientras él aún estaba en uno de sus tantos sueños.

—¿Acaso ahora adoptarás mis costumbres? Porque si es así, me hubieras dicho antes.— bromeó.

Habló un rato más con él, hasta que la hora del almuerzo llegó. A partir de ahí tendría que ir al laboratorio a seguir investigando.

—Tal vez mis padres estarían vivos, creo que Howard sería más comprensivo si en el ataque que él vivió hubieran salido vivo, al igual que mi mamá; y tras mi secuestro, se habría abierto más al mundo. Así también podrías haber convivido más con él, y estoy seguro que a mi madre le caerías genial.

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La siguiente semana se la pasó en el laboratorio, por fin un paso hacia la luz se había dado. Encontraron uno de los patógenos que la inyección contenía y gracias a eso, lo que ésta podría ocasionar en el cuerpo de Steve.

—Tu estarías con tus amigotes, Barnes y Sam, y claro Nat. Y yo estaría con Rhodey, Brucie, Loki. ¿Te conté que nos hemos hecho amigos? Es bueno bajo toda esa capa de querer dominar el mundo, y el muy maldito me contó que él y Thor son más que "hermanos", sí sabes a lo que me refiero.— le dijo Tony quién terminó riéndose.

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Otro descubrimiento más llegó, así como otra semana.

—Yo llegaría un día de repente a tu departamento y tú te quedarías ahí, boqueando como un pez.— se rio al seguir ése día con aquella historia.

Dos semanas más pasaron, lo que concluyó en un mes y medio.

—Steve, ¿Me escuchas?— le habló acercándose a su cara un lunes por la tarde.— Soy yo, Tony.

Pero de nuevo no recibió respuesta.

Vamos Steve despierta. —suplicó. — Se que estás perdido pero no puedes seguir así amor.

Era difícil pedirle eso y no obtener nada. Realmente lo era.

—...y luego Nat estaba discutiendo con Bucky y ambos se mancharon de crema de maní y chocolate.— rio al contar la anécdota.— No sabía que Barnes era amante de la crema de maní, pero claro eso tú ya lo sabes.

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Nat, Barnes y los demás también pasaban a hablar con él. El ver a Tony intentar con tanto esfuerzo el ir cada día con Steve y hablarle como si nada, los motivaba y mantenía una pequeña esperanza dentro de ellos.

—¿Sabes...? A veces creo que nuestros caminos estaban cruzados desde hace mucho tiempo. ¿Tú no?— le preguntó en una noche donde inexplicablemente se sentía nostálgico.

Siempre has sido túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora