Verdades

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Las semanas siguieron pasando, y cuando se dio cuenta, ya era mediados de abril. Más pronto de lo que creía la fecha se acercaba.

Seguía yendo a su casa secreta y uniendo cada punto que había sucedido no sólo, en los meses que estaba el problema de la empresa, sino de muchos años atrás.

Ciertas pistas se revelaban a pasos lentos, pero seguros. Aunque le frustraba de sobremanera que fuera así.

Había tenido que aguantar ver a Hammer y Stane sonriendo por la empresa, como si ya fueran dueños de ella. Estúpidos. Por lo mismo jugaba su papel de miserable de forma que nadie le pusiera un pero o dudara de que fuera cierto.

Loki y Pepper pocas veces se veían por las oficinas; por una parte le dolía el ya no hablar con ellos como antes, pero por otro le daba un enorme respiro de que estuvieran bien lejos de él. Aunque algo en su interior le decía que sus amigos no estaban quedándose de brazos cruzados.

Las cartas escritas hacia Steve se seguían acumulando en una pequeña caja de madera en su posesión. Las salidas en busca de información por los barrios bajos habían continuado aunque no con la misma recurrencia, sí fuera así, sería fácilmente identificado y todo se iría a la basura. Justo cuando se encontraba revisando los avances de la maquinaria y el próximo acuerdo internacional, tocó suavemente a su puerta alguien que jamás se esperó.

-Hola Tony- saludó la mujer rubia de ojos azules claro, asomando medio cuerpo.

-Christine- pronunció su nombre en un susurro.

-¿Estás muy ocupado?- el tono de voz y las manos estrujando su bolsa de mano, le decían que estaba nerviosa.

-¿Pasa algo?, En realidad sólo estoy revisando algunas cosas...-la situación le parecía tan rara que su tono fue bajando en medida de que hablaba.

-Sólo venía para platicar contigo sobre tu matrimonio con mi hermano.-aquello era cierto, pero no al cien por ciento.

-Sí...-titubeó,-de acuerdo, vamos.

Una vez que tomó su saco del respaldo de su silla y salieron de su oficina, caminaron a paso moderado por los pasillos, fue hasta que en uno de los corredores izquierdos Christine observó a Hammer, que lo sujetó por el brazo derecho y literalmente corrió hasta el elevador.

Él tan sólo se le quedó viendo de manera interrogante, mientras ella se movía con nerviosismo mirando el cambio de números de la pequeña pantalla del elevador.

Al momento de que el sonido clásico del elevador se escuchó, indicando que estaban en la planta baja, siguieron caminando de manera "normal" pero en realidad era una caminata rápida. Estando afuera, en la acera, la rubia detuvo el primer taxi vacío que vio.

-Al Launch Rougom, por favor.

El chófer asintió poniendo el auto en marcha luego de escuchar la indicación.

-Christine, ¿me puedes explicar qué jodidos es ésto?- le exigió volteando hacia ella en el asiento trasero del carro negro.

-Ya te dije que quiero hablar contigo sobre mi hermano.

-Christine... No creo que estés tan contenta de que seamos cuñados, así que dime- endureció el tono de su voz, presionandola a que le dijera la verdad; sus ojos esquivos le daban ataques de ansiedad.

-Tony ya sé que lo nuestro fue sólo algo de una noche, pasajero; y que yo cometí el error de aferrarme a tí, pero debes comprender que ahora que tú y...no me molesta, es sólo que...yo... tú debes de...- hablaba tan rápido y moviéndo las manos por todo el espacio que lo mareó.

Siempre has sido túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora