O c h o

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> Familia Bakugo <

Tener que comprar ropa nunca le gustó a Inoru, ese trabajo se lo dejaba a su hermana, pero debía admitir que era estrictamente necesario si no quería tener que usar un uniforme demasiado corto y apretado, como el que le enviaron por error y se negaban a cambiarle la talla.

Y era curioso como estaba comprando ropa tan tranquilamente después de todo el caos que armó por una "rabieta infantil".

Admitía que se merecía el regaño y golpes por parte del héroe de fuego, tuvo que contenerse para no regresarle al menos uno de ellos, pero realmente lo necesitaba. Ellos nunca lo entenderían, no poseían un quirk tan raro como el de ella, y no es que fuera la octava maravilla o algo digno de un dios, simplemente su poder se alimentaba de muchos factores predisponentes y era fácil de alterar. Como si tuviera vida propia.

Por eso, y más que nada, se había callado y dejado que los demás creyeran que actuó por berrinche y no porque estaba siendo consumida por dentro. Ni siquiera ella, que era la portadora del don, lo conocía a la perfección. Seguía aprendiendo a manejarlo, ella era la víctima pero no lo decía.

Disculpe... ¿No tendrá una talla más grande? —preguntó por quinta vez, molestando a la encargada del local que le miraba con rabia contenida. No debería de estar molesta con ella, era su trabajo y no le estaba insultado o algo parecido, solo estaba comprando como todas las demás.

Pero cariño, tienes tan lindo cuerpo. Tu talla tiene que ser más pequeña. —solo se quedó callada, encogiendo sus hombros como si no le importara. Sí, era cierto, Inoru era talla cinco pero siempre pedía talla ocho. ¿La razón? Ella confeccionaba la ropa, pues su cuerpo no era como el de las demás chicas y no se sentía a gusto si no lo hacía.

Solo demela... Por favor. —la encargada suspiró resignada y le dio las blusas, no quería problemas y menos por algo tan banal.

Mientras esperaba a que la fila avanzara, siguió divagando en su mundo personal y viendo los alrededores con todo menos curiosidad. Había notado que su nariz se estaba adaptando, por fin, a los olores de la ciudad, aunque seguían siendo molestos al menos ya eran tolerables, y ni hablar de los ruidos, estos seguía sin soportarlos por razones obvias.

Sintió un pequeño golpe en su espalda, mirando un poco molesta a la señora de atrás que le había chocado, no era su culpa que tuviera las manos ocupadas y no pudiera verla por tanta ropa que llevaba, debería tener cuidado por su propia seguridad, no todos eran tan amables como ella.

Siguiente.

Dio los pasos que la separaban del mostrador y dejó las blusas y tela que había estado eligiendo municiosamente para hacer desde cero su uniforme. De nuevo recibió miradas raras, escaneando su cuerpo y luego las prendas que llevaba. De hecho, también cosillas de más para su traje de héroe, el cual debería estar haciendo la academia pero que ella se negaba a aceptar. Era quisquillosa y lo admitía con gusto. No dejaría que manos ajenas hiciera su ropa de combate, podían agregarle mejoras pero el prototipo lo haría ella.

Que tenga bonito día.

Digo lo mismo.

Y siendo de lo más insensible, salió del local con la barbilla en alto y caminando hacia ninguna parte en específico.

No quería llegar con los Todoroki, estaba un poco molesta con ellos por como la habían tratado y denigrado, no era ese tipo de persona que se dejaba pisotear por más que le debiera a ese alguien. De ser por ella, tomaría las pocas cosas que le gustaban y se iría a vivir al bosque, lejos de todo ese mundo de los héroes y aún más de chicos como Shouto que no saben lo que quieren.

Thing Of Two || BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora