C u a r e n t a y t r e s

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> Verdades incómodas <

Al día siguiente, las grises nubes aglomeradas anunciaban mal augurio.

A causa del orgullo de Inoru, la idea de encontrarse con su padre era totalmente ridícula, más que estar reacia a verlo, muy en su interior, tenía miedo de él. Miedo a que volviera a expulsar le o en el peor de los casos, matarla de una vez por todas. Eso de que no quería convivir con él o que la gente de la aldea la viera era una simple excusa para ocultar su temor. Así que se tomó la decisión de que pasaría la noche en casa de Shikamaru, donde Yoshio y Chouji la protegerán, y le harán compañía para hacer más amena la noche. Desgraciadamente, Ino no pudo quedarse por cuestiones de familia.

Así que a primera hora de la mañana siguiente, la rubia llegó temprano a casa de su amigo con una gran sonrisa surcando sus labios, una muda de ropa para su hermanita, el platillo favorito de la menor, entre otras cosas. En otras circunstancias no la hubiera aceptado, no por guardar rencor o tener la paranoia de que la comida estaba envenenada, sino por sentir vergüenza al sentirse tan mimada de repente, pero Yoshio le explicó que durante su trayecto por el mar se perdió su mochila, junto con las pocas armas ninja que ella había mantenido consigo y también la ropa y provisiones que Mina le dio. Por lo que no quedó de otra que aceptar todo lo que su hermana le ofrecía de corazón.

Una blusa con escote en V de color lila apagado, pantalón holgado gris y zapatillas comunes eran  la nueva vestimenta de Inoru, elegidas especialmente por Ino, recordando lo sensible que era la piel de su hermanita. De hecho, la ex-ninja ya no debía preocuparse por evitar manchar su trasero, así que podría disfrutar de tan sencillo y bonito conjunto, además de que los colores le gustaban. Resaltaba su cabello rubio crema.

¿Dormiste bien? —preguntó Yoshio, fresco, luciendo una sonrisa burlona.

Sin tomarle por sorpresa su intromisión, Inoru salió del baño por completo y respondió con la misma sonrisa que el chico. — Como un bebé.

El pelinegro seguía con la misma ropa negra de antes, aunque Shikamaru insistió en prestarle un pantalón verde oscuro mas cómodo que el corto que él usaba, por cuestiones de gustos.

Se dieron una última mirada significativa y salieron rumbo al patio central, donde el equipo diez los esperaba. En el camino, Yoshio recogió su cabello en una coleta alta, luciendo calmado y atractivo para ojos ajenos, todo bajo la mirada aún desconfiada de Ino.

Es buena hora, supongo...

¿Para qué?

Inoru no respondió al instante, y se aseguró de hacerlo cuando la gran estructura se posó delante de sus ojos. — Para un interrogatorio.

Guardaron silencio.

La torre Hokage se alzaba con gran esplendor, iluminada por los pocos rayos del sol que lograban colarse en el cielo, luchando contra las nubes llenas de agua por lucir su brillo a pesar de todo. Una digna imagen de guerra silenciosa.

Chouji dio leves palmaditas a su cabeza, en señal de apoyo.

Como si de un infante se tratase, Ino tomó su mano y juntas, dejando atrás a Shikamaru y Chouji, ingresaron a la torre Hokage, siendo escoltadas solo por Yoshio. Con tan solo unos pasos, Inoru sentía la tensión aumentar entre esos pasillos tan irreconocibles para ella. De las pocas veces que ingresó, lo único que recuerda es a un pequeño Konohamaru siguiendo todos sus pasos, la sonrisa débil del Tercer Hokage y la seriedad incómoda con la que hablaba su ex-sensei de equipo.

La forma de los pasillos, sus colores, decoraciones y cualquier otra cosa, no las sentía conocidas para nada. Era como si hubiera sufrido una remodelación en su ausencia.

Thing Of Two || BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora