V e i n t i s i e t e

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> Consejo de alguien dulce <

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"La noche es joven", le dijeron una vez.

Tal vez por eso se encontraba sobre aquel techo, mirando sin emoción alguna aquellas bellas estrellas que apenas se divisaban entre las grandes nubes grises y todo ese humo mezclado con el sano oxígeno. Admiraba cada pequeño punto sobresaliente en el cielo, tan vivaces pero tan diferentes a las que ella conocía año tras año. ¿Como algo tan común como las estrellas podía llegar ser algo tan diferente como las personas?, era algo que siempre se preguntó. Estaba en un gran momento reflexivo, como no ocurría hace años.

A su lado se encontraba un pesado libro a medio abrir, con un separador entre sus apagadas hojas y varias de éstas siendo rebeldes al moverse con el compás de la tibia brisa de verano, todo tan tranquilo igual que la dueña. El título ponía «El castillo en las nubes», junto con un muchacho de espaldas mirando el cielo nuboso, con nada más que un sombrero de paja y un tridente entre sus manos como portada.

Era el mismo que tenía Shikamaru en su habitación aquel día.

Su tarde con Mina había sido de lo más fructífera, le enseñó todo el centro comercial y le recomendó muchos lugares cómodos y tranquilos para su alma quisquillosa. Incluso descubrió con gran sorpresa que a la chica le gusta leer y le presentó con su usual entusiasmo una librería inmensa, con libros de todas partes del mundo. Y justo ahí lo había comprado.

Tenía horas de leerlo, y una frase en específico la había llevado a su estado de reflexión.

"Y entonces Hajime miró el cielo despejado, sintiendo como todos los días sus celos aflorar al ver la forma tan preciosa en que las nubes blancas reinaban los valles, sintiendo con fuerza el deseo de ser como ellas. Hajime quería viajar por el mundo, no importaba si debía morir para renacer como una nube, él quería ver a través de todos y bañar con su lluvia las grandes ciudades. Quería ver lo que él nunca podría estando ahí cuidando de los cultivos. Estaba atado a la tierra, según su padre le dijo." —citó Inoru a la perfección, suspirando en el acto sin dejar de ver el cielo estrellado igual que lo hizo el personaje en el libro.

Cincuenta y siete capítulos, y sólo llevaba cinco, cada uno contando con al menos doce páginas narrando lo que se vivía en ese mundo tan desdichado y a la vez tan parecido al suyo.

La vida de aquel granjero estaba calando en su alma igual que lo haría una espada en su piel, y eso era perturbador para ella. Avanzaba a pasos agigantados en el libro, pero siempre releía el capítulo en busca de entenderlo a la perfección. Y era eso lo que quería hacer con su vida.

Quería entender parte por parte cómo fue que terminó de esa manera, ahí enamorada de una persona tan joven como tóxica, sin creer realmente en el amor. ¿Debería decir que solo era atracción? Porque, aunque se preocupara por su bienestar y quisiera su atención ante cada uno de sus mínimos actos, lo que realmente deseaba era que pudieran convivir sin celos o emociones negativas de por medio. Tenía entendido que no todos los celos eran malos, pero le parecía preocupante que Shouto a veces la tratara como un objeto.

Como si en serio no pudiera vivir sin ella y no tolerará que estuviera sin él.

Tal vez solo eran jóvenes e inexpertos, pero igual la hacía preocuparse. Algo dentro de ella le decía que si las cosas no mejoraban después del festival deportivo... lo mejor sería cortar desde la raíz.

Inoru~ La cena está lista.

Voy~

Tomó su libro y bajó de un salto del techo. Gracias a ese suave y experto movimiento su cabello se desordenó un poco, dando la imagen de haberse dormido y descansado en plenitud.

Thing Of Two || BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora