C u a r e n t a

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> Niñita <

En medio de la quietud de la noche, Inoru esperaba de forma paciente la llegada del barco pesquero hasta la boya fronteriza de la cual Shikamaru le habló el día de ayer, concentrándose en disfrutar del nocturno cielo estrellado que se mostraba ante sus ojos, sintiendo la nostalgia apoderarse de ella al descubrirse rezando en silencio por sus queridos compañeros, sabiendo de antemano lo preocupados que debían estar por la noticia tan repentina de su desaparición.

Saori, su invocación más leal, aquella hermosa serpiente turquesa, ya debió de haber entregado el mensaje a su gente y ahora solo faltaba llegar a su destino y poner manos a la obra en el rescate de su sensei. Siendo sincera, nunca imaginó que sería capaz de volver a su hogar y mucho menos por algo tan delicado como lo era la vida en juego de un ser querido. Creía más en la idea de ser encontrada, no en la posiblidad de volver. La gran mayoría de los ninjas eran rencorosos, incluida su persona, de ahí su duda a que los ancianos aceptarán su reingreso a Kohona.

Su camino ninja era volver. Pero su tonto corazón lloraba la pérdida de Shouto.

Ahora recordaba por qué odiaba los sentimientos...

Una fuerte oleada sacudió el barco al mismo tiempo que suspiró, ajustando de manera inconsciente sus nuevos guantes cortos. Le hubiera gustado equiparse mejor, pero era mejor que nada. Después de haber abandonado a Shouto en aquella avenida, no lo pensó dos veces antes de desviarse del camino e invadir la morada de su amiga rosada. Hubiera sido catastrófico si Mina decidía no ayudarla, la buena noticia es que aceptó con todo gusto.

En ese momento no se pudo a pensar sobre los sentimientos de su amiga, pero ahora que estaba en camino a las tierras elementales entendía que no estuvo bien utilizar a la chica de esa forma. Si ella no hubiera prestado su ayuda, estaría rumbo a su hogar vistiendo aún su ropa deportiva y eso la haría llamar mucho la atención.

Llegamos, pequeña. —movió su capucha con delicadeza, mirando hacia arriba para encontrarse con los ojos de aquel marinero. — Bajaremos todos, has lo que tengas que hacer.

Gracias por colarme.

Los amigos de Mina son mis amigos.

Se despidieron con un asentimiento y en segundos perdió de vista al muchacho.

Respiró hondo, lista para actuar.

Salió de su escondite con precaución, caminando de puntas hacia la cubierta. Como el chico dijo, todos estaban abajo contando la mercancía. Si quería actuar, debía ser en ese momento. Saltó con gracia a la barandilla del barco, buscando con la mirada aquella boya fronteriza de la que habló Shikamaru.

Debo estar loca...

Aseguró sus zapatillas por precaución, siguiendo así con la diminuta mochila que colgaba en su espalda, cubierta por la capa gris que también ocultaba la mayor parte de su cuerpo. Ajustó por ultima vez sus guantes, y se dejó caer al mar.

Solo para que quede claro, aunque Inoru adore bucear por largas horas... le tenía un miedo irrefutable al mar abierto. Podía nadar y bucear en la costa, un lugar seguro donde poder orientarse si se sumergía mucho, pero adentrarse a mar abierto era sin duda una de sus peores pesadillas. Le temía, como no tenían idea.

Thing Of Two || BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora